Aparcamiento de Anayet, Glera de Anayet,
Tubo Pipos, Corredor Norte, Arista Oeste, Cima de Espelunciecha, Cara Sudoeste,
Rellano de Anayet, Cara Norte, Arista Oeste y Cima de Arroyeras. Descenso por
el Corredor Norte, Collado de la glera y Glera de Anayet.
20-03-2014.
Salida 10 h. llegada 17 h.
Sol.
Fácil.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de Espelunciecha y Arroyeras procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Esta
temporada no habíamos subido a Espelunciecha.
Casi siempre lo hacemos a partir de la Cubeta Lacustre de Anayet
utilizando su cara sudoeste porque es más amable que las restantes; pero hoy 20
de Marzo de 2014, aprovechando que hará un buen día, decidimos subir por la
nordeste.
Pasadas
las nueve de la mañana recogemos a Juan en su casa y para las diez hemos dejado
el coche en el Aparcamiento de Anayet e
iniciamos el foqueo en busca de la Glera de Anayet.
Atrás Campo Troya.
Nada
más cruzar el puente sobre el Barranco Culibillas y en lugar de tomar la pista,
nos introducimos en la pared por la que discurren diversas pistas negras. A
estas horas la nieve está soleada y hay trazas de paso por todas partes.
Ascendemos
en dirección oeste y con un par de zetas alcanzamos el lecho de la Pista de la
Glera ya bastante arriba,
Delante
de nosotros sube un grupo numeroso que alcanzaremos poco más arriba, son
franceses y se marcharan hacia los Ibones de Anayet.
Llegados
al Rellano de la Glera, cruzamos la pista y proseguimos de frente orientados
por la Este de Espelunciecha. Pasaremos por las inmediaciones de la Cabaña de
la Glera con un foqueo suavemente ascendente aproximándonos a la entrada al
Tubo Pipos o de la Glera.
Siempre
hemos bajado el tubo que se aloja entre Espelunciecha y la Punta de los
Faballones que algunos llaman Espelunciecha Este, hoy vamos a subirlo.
Culibillas de fondo.
Consta
de un par de resaltes bastante consistentes con un rellano intermedio. Juan los
ascenderá por una de las orillas de la pista mientras que nosotros nos vamos al
oeste entrando en las faldas de Espelunciecha para hacer una amplia lazada y ascender por
fuera hasta alcanzar el rellano intermedio.
El
resalte superior lo subimos con una larga diagonal este-oeste con lo que
solucionamos el tubo.
Desde
la cabecera observamos la Cara Nordeste de Espelunciecha. Tenemos dos opciones:
ascender la Pala o el Corredor.
Llegados
al arranque de la pala, la nieve está muy dura y la huella de ascenso no
existe. Parece que ha bajado un ejército por allí como comprobaremos
posteriormente y la parte de arriba, la más erguida, tiene hasta bañeras. No
nos gusta un pelo ni siquiera para subirlo con los esquís en la chepa pues no
llevamos material y nos vamos al corredor que ya conocemos y que tendrá buena
nieve.
Juan
marcha a media ladera en busca de la entrada y nosotros perdemos un poco de
altura mientras faldeamos en busca de un lugar cómodo para quitar los esquís y
colgarlos en la mochila. La primera vez que hicimos el corredor accedimos desde
el Puerto de Canal Roya y ya lo conocemos. Juan lo va a estrenar.
Son
las once y cuarto cuando iniciamos el ascenso del Corredor Norte de Espelunciecha.
Tiene una parte inferior que es una amplia rampa que se va poniendo de pie
progresivamente y esta surcada por un numeroso grupo de huellas de esquís
paralelas en suave ascenso que se alargan en busca de la pala que nosotros
hemos rehusado. Cuando las cruzamos están duras superficialmente.
Juan
está en el estrangulamiento inferior del corredor y mi chica prefiere hacer
huella, la nieve está deliciosa para la bota de plástico y yo subiré como un
príncipe.
Tras
el primer tercio entramos en el estrangulamiento del corredor en el que se yergue de verdad pasando
cumplidamente de los 45º. La nieve está muy buena y disfrutamos como llega la
rétrac porteando esquiadores.
El
tercio superior se va acostando poco a poco, nos deja la imagen de vacío al perder
perspectiva por la pendiente y nos saca al sol liquidando los casi 200 metros
de corredor. Nos recibe una preciosa cornisa y el Midi.
Estamos
en la parte alta de la arista oeste del pico y ante nosotros se extiende una
suave loma nevada que termina en nuestro comedor particular desde el que
arranca el pequeño casquete somital completamente limpio de nieve.
Ni
siquiera nos molestamos en calzarnos los esquís, los porteamos cinco minutos y
tras soltarnos de las mochilas, quitamos las pieles que dejamos al sol en unas
rocas y proseguimos hasta la Cima de Espelunciecha situada a 2396 metros de
altitud. Son las doce y cuarto.
Hace
una mañana espléndida de sol y sin apenas viento. Hacemos fotos, charlamos con
un grupo de franceses y con una pareja de la tierra y mientras contemplamos la
subida de otro grupo por la arista sudeste peleando con los cortes de nieve, echamos un bocado.
Comentamos
la vía de los Sarrios a Anayet que tenemos que hacer este verano disfrutamos de
un enorme y dilatado paisaje hacia el norte y este bastante limpio,
contemplamos el Arroyeras y su corredor norte… lo único que no podemos ver son
los ibones de Anayet completamente sepultados por la nieve.
Media
hora después nos bajamos por donde hemos llegado felicitándonos por no haber subido
con los esquís ya que la Arista Sudeste tiene demasiadas calvas para
descenderla y tras calzarnos los esquís descendemos la arista hasta la salida
del corredor que hemos ascendido para seguidamente iniciar el descenso de la
cara sudoeste con una nieve sencillamente celestial.
Bajamos
en dirección sur apuntando a nuestro siguiente objetivo que es el Arroyeras y
disfrutamos de un corto placer que nos deposita enseguida en el rellano del
Ibón Colmatado de Anayet situado a 2240 metros de altitud.
Es
la una del mediodía cuando volvemos a poner las pieles y prosiguiendo
fundamentalmente en dirección sur ascendemos muy suavemente al encuentro de la
Arista de las Negras.
Siguiendo
la línea de mínima pendiente hacemos la amplia lazada que pasa por debajo del
Paso de las Negras y proseguimos en ascenso entrando a la pared orientada al
norte.
Se
trata de un pico que no me gusta para hacer con los esquís pero el personal ha
querido venir. La pared orientada al norte que permite el acceso a la arista
oeste está siempre dura ya que el sol le pega poco y demasiado oblicuo; y luego
la arista somital está muy erguida para nosotros y casi siempre con cortes en
la nieve dada su exposición al sol y al viento. En consecuencia y bajo mi
particular concepción de montañero me da cierta cosa hacer un pico porteando
esquís o dejándolos aparcados y sé que es algo habitual pero…
Llegados
a la pared, ponemos cuchillas y con un par de lazadas suaves sobre nieve dura
alcanzamos la arista muy cerca del paso de las Negras. En alguna ocasión que
vinimos por aquí accedimos un poco más
cerca del resalte somital.
En
la arista contemplamos lo que ya suponía y tras dejar los esquís nos vamos para
arriba siguiendo una marcada huella que
atraviesa un par de importantes cortes de la nieve. Escasean las huellas de
esquís y más arriba desaparecerán.
Es
un repecho de 100 metros, bastante erguido y con descansillos que hay que tomar
con calma para que no se atragante pues las piernas quieren cantar. Le
dedicamos un cuarto de hora que con perseverancia nos deposita en la alargada y
plana Cima del Pico Arroyeras o Arroyetas situado a 2556 metros de altitud
cuando son las dos y cuarto.
Hacemos
fotos con cúmulos de evolución al sur y al oeste de donde nos encontramos.
Recordamos momentos de tránsito por los alrededores, disfrutamos de un dilatado
paisaje conocido y admirado repetidamente, individualizamos Culibillas del resto de la arista hacia el
este y disfrutamos de la contemplación de la espectacular Cara Norte de la Pala
de Ip, coronando un bucólico valle en el que siempre hemos visto imposible el
pretendido desarrollo del esquí para la unión de las Estaciones de Astún y
Formigal.
Pala de Ip.
Luego
por y donde hemos llegado nos marchamos en busca de los esquís especulando
mentalmente entre bajar por donde hemos subido o hacerlo como en ocasiones
anteriores.
Tomamos
la decisión de hacerlo por donde hemos subido. La nieve está dura pero tras
descender por la huella unos metros hacemos un giro amable en la cabecera de la
pared al que le sigue una larga travesía descendente hacia el este para
colocarnos en una incipiente comba en la que proseguir con unos giros
continuados que nos permiten desmontarnos de la pared y alcanzar la cabecera
del Corredor Norte de Arroyeras.
Son
las tres de la tarde cuando nos sentamos a comer al sol sobre unas peladuras de
la loma de la cabecera del corredor, casi siempre lo hacemos aquí.
Media
hora después nos montamos sobre los esquís y nos vamos para abajo.
El
Corredor Norte de Arroyeras es muy especial para nosotros pues supone las
primeras tentaciones que nos conducirían al mundo del esquí de montaña. ¡Cómo
disfrutaba aquel grupo de franceses que bajaban a vueltas por el corredor!
Oíamos sus chillos y sus alborozos desde el Collado de la Glera y los dientes
largos casi nos llegaban al corredor.
Hoy
está muy bien nevado como siempre, vestido de nieve primavera dura porque permanece sombreado durante casi todo
el día y algo costrosa pero es especial para nosotros.
Tiene
dos resaltes de los que el superior es más corto pero más erguido que el
inferior, más largo y tendido. Yo busco más su orilla izquierda por más soleada
y mi chica prefiere la otra pero de
cualquier forma bajamos disfrutando todo lo que podemos y sin contemplaciones.
El clásico alud de la Sur de Espelunciecha.
Alcanzado
el Barranco Culibillas perdemos unos metros por el fondo del mismo vestido de
nieve primavera y lo abandonamos un poco más bajo de lo deseado puesto que el
alud de la Sur de Espelunciecha ha cortado toda la ladera.
Consecuentemente
y para no hacer más sangre, volvemos a pones las pieles de foca y remontamos
cómodamente alrededor de 50 metros que nos depositan en el Collado de la Glera
a 2070 metros de altitud. Van a ser las cuatro de la tarde.
Solamente
queda atravesar en suave descenso el Rellano de la Glera de Anayet para alcanzar la Pista de la Glera que está
hecha un auténtico patatar.
Al
inicio del resalte final tomamos la nieve virgen de su orilla izquierda y
bajamos con ella la mayor parte de la misma, luego, tras cruzarla empalmamos
con la ruta de ascenso y nos llegamos a la parte baja de la misma que
deslizamos hacia el aparcamiento. Son las cuatro y media cuando llegamos al
coche. Entre Arroyeras y Espelunciecha hemos echado 1050 metros de desnivel que
supone un poco nuestro límite mental. Rematamos así una deliciosa jornada con
un tiempo envidiable que parece se estropea de cara al fin de semana y que lo
sentimos por los domingueros obligados.
Recorrido clásico muy bonito, de los que se goza con las vistas en un día como el que disfrutasteis!
ResponderEliminarYo este año casi no me he estrenado con las tablas, a ver si puedo hacer esta antes de que cierren la pista de acceso a Anayet
Un saludo!
Si, Luis, en un día como el que nos salió es una auténtica gozada a pesar de que tengamos sobradamente vista la zona.
EliminarPor lo demás es una de esas actividades en las que, digámoslo, estamos a su nivel. Más allá existe ese mundo maravilloso que nosotros no controlamos con los esquís y que es para el disfrute de otros más competentes.
Nosotros tratamos de aprovechar con nuestras cosas.
Queda todavía temporada por delante y nunca se sabe como evolucionará el tema de la nieve.
¡Que vaya bueno!