Aparcamiento y Fuerte de Santa Elena,
Cuellos Chico y Grande, Pared Sudeste, Cuello y Peña de Hoz, Prominencia
Intermedia, Corredor del Bloque Empotrado, Peña Rapita, Pared Sudeste,
Pinarillo, Cuellos Grande y Chico y Fuerte de Santa Elena.
18-05-2025.
Salida 07:45 h. Llegada 14:30 h.
Sol.
Bastante fácil.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Hoy
18 de Mayo de 2025, para asegurarnos soledad en el monte, nos iremos a Rapita o
Fajalata, una de nuestras ascensiones de culto. Han previsto un buen día para
el monte y madrugamos por si a la tarde pudiera complicarse; consecuentemente
son las ocho menos cuarto cuando tras aparcar en la Barrera de la Pista de Santa
Elena nos ponemos en camino pista arriba en busca del Fuerte y de la Ermita de Santa
Elena. Estamos a 1000 metros de altitud.
El
camino asciende medianamente, bastante limpio y va girando al este señalizado
por algunos pocos hitos de piedras y alguna baliza rojiblanca antiquísima. Lo
conocemos y nos conduce a un primer claro herboso para proseguir entre pinos,
robles, hayas, avellanos y arces con abundante sotobosque de boj.
Media
hora larga más alcanzamos el Cuello
Chico situado sobre los 1550 metros de altitud, se trata de un pequeño claro
herboso frente a las Agujas de Asieso.
El
camino continúa al este en suave ascenso hasta que alcanza el Cuello Grande,
otro claro de praderío de considerables dimensiones situado sobre los 1620
metros de altitud.
Son
casi las nueve y cuarto, el camino prosigue al este en busca del Pinarillo que
es la vía “normal” a Peña Rapita y que nosotros utilizaremos para el descenso,
pero lo abandonamos atravesando el resto del praderío en dirección norte en
busca de las paredes.
Si
desde el Cuello Chico hemos visto la Peña de Hoz, la Prominencia Intermedia y
la Fajalata coronando la ladera-barranco que baja hacia allí, ahora vemos lo
mismo pero con más perspectiva. Sabemos que hemos de ganar altura primero y
luego ya faldearemos.
Siguiendo
algún caminillo poco notorio de animales, ganamos altura sobre una pared
vestida de enebros y echinospartum que tiene poco de agradable, pero sabemos lo
que hay y que por aquí no viene ni el caco.
Ganaremos
alrededor de 200 penosos metros hasta que alcanzamos la base una faja inferior
de calizas ocres con el objetivo de encontrar en su base tramos más limpios por
el que haremos una larga travesía al oeste dirigidos por el Cuello Nordeste de
la Peña de Hoz.
Nuestro
camino se limpia un poco y nos facilita el acceso al cuello situado sobre los
1870 metros de altitud y ya por inclinado praderío, próximo a la arista, remontamos
el casquete somital que nos depositan en la Cima de la Peña de Hoz situada a
1929 metros de altitud.
Son
las diez y cuarto cuando hacemos una foto en la herbosa cima mientras que
nuestros ojos marchan al norte pues la Peña de Hoz que no tiene vía ni fácil ni
normal es solo el comienzo ya que el día tiene más “unto.”
Por
delante tenemos la Prominencia Intermedia y la Fajalata y a ello nos vamos
descendiendo con cuidado la herbosa ladera que nos depositará de vuelta en el
Cuello de Hoz.
Hay
que desandar a partir del cuello una treintena de metros para tomar un corredor
de una decena de metros que nos permitirá remontar la faja de calizas ocres
pues no tendrá más allá de un paso de entrada que será de IIº. Será la carta de
presentación para la Fajalata que viene a continuación tras un tramo herboso y cómodo
que nos deposita en la Prominencia Intermedia sobre los 1960 metros de altitud.
Casi
de llano alcanzamos otro pequeño cuello herboso que nos conduce a la Base de
las Paredes de Fajalata. Se trata de una banda de calizas claras de una altura
media de 30 metros que arranca al este y que llegando a la Arista de Santa
Elena prosigue por la parte noroeste de la misma en ascenso hacia Peña Blanca.
Hay
que introducirse al oeste de la arista recorriendo una vira herbosa fácil y
suavemente ascendente que tras un centenar de metros nos deposita en la
pedregosa entrada de un corredor que conocemos y que es paso obligado si no se
quiere recorrer toda la faja hasta que se rompa al este.
Se
trata del Corredor del Bloque Empotrado que tiene una gran piedra empotrada y
que comienza con un tramo pedregoso e inclinado. Luego viene un paso exigente
vertical y con pequeñas presas de salida de alrededor de 4 metros que conducen
a un cono primero pedregoso y luego herboso carente de dificultad. Es un IIIº.
La
continuación es una rampa herbosa con pinos y enebros rastreros que se hace
mejor en las inmediaciones de la arista y que nos deposita en la plana y
alargada arista cimera cortada por brutales paredones al noroeste y por una
ladera aplanada que enseguida se pone inclinadísima, al sudeste.
Son
las once y media cuando alcanzamos la Cima de Peña Rapita o Fajalata situada a
2156 metros de altitud pero a mí me parece que la cota real es superior.
Hacemos algunas fotos y nos sentamos a echar un bocado.
Media
hora después iniciamos el descenso que sabemos que no se puede hacer
directamente pues por debajo tenemos paredes. Consecuentemente ascendemos
ligeramente para llanear un poco al este
tratando de encontrar hitos hasta que, tras atravesar un barranquillo,
tomamos una inclinada rampa muy herbosa que nos va a permitir perder metros.
Vamos
viendo las paredes que nos echan poco a poco al este rebasando la perpendicular
del Cuello Grande, localizamos algún hito desperdigado y visualizamos un
crestón que arranca del Pinarillo y hacia allí nos vamos. Es el momento en el
que localizamos la línea de hitos que buscábamos. Estamos sobre los 1750 metros
de altitud y estamos en la Vía Normal a Rapita.
El
crestón se introduce en el pinar y comienza a zetear en descenso. Localizamos
alguna baliza rojiblanca del siglo pasado que suponemos será del GR. que
atraviesa el Portillo Exetro.
Antes
de entrar al pinar hemos visualizado al oeste el Praderío del Cuello Grande y
con eso nos vale. El camino, salvo en un tramo de mucha hoja caediza es
imperdible y continuará atravesando un paretazo calizo en el que sube y baja a
granel. También nos regala el agua de un torrente bastante caudaloso que
agradecemos pues se nos hace sed.
Alrededor
de la una y media pisamos el herbazal del Cuello Grande y nos introducimos
decididamente en el pinar desandando cómodamente el camino de la mañana una vez
que hemos cerrado el bucle.
En tres cuartos de hora nos llegamos al Fuerte de Santa Elena y un cuarto de hora después estamos en el coche. Son las dos y media pasadas cuando terminamos nuestra circular de hoy que hemos saldado tras acumular un desnivel de alrededor de 1250 metros que no son demasiados pero es que hoy ha sido una jornada de esas en las que el desnivel no lo es todo, una actividad para jabalineros machacas experimentados, de esos a los que no es demasiado aconsejable seguirlos.
Aupa Mariano!
ResponderEliminarDesde luego estupenda ruta, salvaje, solitaria y ciertamente aventurera. He disfrutado un montón ahora que estoy en el dique seco.
Buscabais soledad, esa zona es una de las fábricas donde se produce, je, je.
Cuantas veces al subir el valle de Tena, mis ojos se han dirigido a esos parajes.
Tres palabras, bien escogidas, que os describen perfectamente: JME, jabalineros, machacas, experimentados, que perfectamente podría ser también jóvenes mentales entusiastas.
Un abrazo
¡Hola Alfredo!
ResponderEliminar¡Qué pasa pues! A ti no te han dicho que en el monte no existe la jubilación o qué.
Venga, que tenemos faena por delante.
Bueno, joven... nos hace ilusión pensar que quizás nuestro corazón, de la cabeza que es el motor de todo, no nos podemos quejar y desde luego, de entusiasmo vamos sobrados y bien se nos vale pues a todos nos pasa el tiempo.
Cada vez que nos metemos en cosillas como esa pues la padecemos y al final terminamos satisfechos por haber podido y así seguiremos mientras nuestro cuerpo aguante.
¡Un abrazo y que vaya bueno!