Tebarray desde más arriba del ibón de la Sartén.
Ermita de San Pedro de Sallent, Pinar de
San Juan, Barranco de Pondiellos, Ibónes de las Salbas y la Sartén, Ibón de
Tebarray y Arista Sur. Descenso por la Carsa Sudoeste y Barranco de Pondiellos.
30-06-2012.
Salida 07 h. Llegada 13 h.
Sol.
Fácil.
Ascensión.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y
Mariano Javierre.
Mapa de Tebarray procedente de Prames. Vía en amarillo.
El
Tebarray es un viejo conocido que visitáramos allá por noviembre del 91 en una
larga caminata ya con nieve profunda a partir de Bachimaña tras vencer las
dudas que el pico nos había despertado acerca de si por Panticosa o Por
Sallent.
Había
ganado la opción de partir desde el Balneario de Panticosa debido a la mayor
altitud del punto de partida que desde Sallent, además de contar con un
transitado camino; pero la duda quedaba en pie, duda que se convertiría en
reto, años después, también en Octubre del 2005 y con nieve, cuando lo contemplamos
mágicamente luminoso y desafiante desde
la Arista de Torozuelo antes de cambiar de valle y visitar los
recónditos y encantadores Ibones de las Salvas y la Sartén.
Madrugamos
hoy 30 de Junio de 2012 y a las seis estamos recogiendo a Juan y a las seis y
media entramos en Sallent para buscar el inicio del camino.
Sabemos
que el camino parte de las inmediaciones de la Ermita de San Pedro en la orilla
izquierda del Barranco de Pondiellos a 1300 metros de altitud y lo tomamos pero
desistimos inmediatamente pues nos parece que se aleja del Barranco de
Pondiellos
Sallent
ha cambiado mucho en los alrededores del barranco y consecuentemente los
inicios de los caminos han debido de cambiar por lo que lo buscamos hacia la
zona de acampada pero sin demasiado éxito, así que nos vamos al nordeste
ascendiendo por los pequeños prados medio enterrados en un sotobosque en el que
impera el rosal silvestre. Vamos a ver cuánto nos ayudan las vacas puesto que
son las únicas que practican trochas entre el inclinado praderío adyacente al
Pinar de San Juan.
Ascendemos
con alguna dificultad y bastantes pinchazos de los rosales hasta que un poco
más arriba alcanzamos un lomo aclarado donde predomina el praderío y dejando de
ganar altura nos vamos en horizontal hacia el norte en busca del camino que
suponemos sube por la orilla izquierda del Barranco de Pondiellos. Desde aquí
vemos la silueta tornasolada del Pico Tebarray muy lejos al contraluz del este
Perdiendo
unos metros y un rato alcanzamos un camino que suponemos más transitado por
vacas y pescadores que otra cosa pero con el nos vamos suavemente para arriba
por la orilla izquierda del barranco.
No
hay citas pero al rato localizamos una baliza azul marino y no sé por qué
respiramos puesto que el camino se pierde continuamente además de obligarnos a
jabalinear con frecuencia.
Poco
más adelante alcanzamos el camino que nosotros buscábamos y que se acerca al
barranco desde más arriba. A partir de allí presenta citas que vamos siguiendo
y enseguida alcanzamos la Majada de Pondiellos donde el barranco se ensancha.
Es
la confluencia del Barranco de Pondiellos con el Barranco de las Salbas y la
subida directa a Tebarray se puede realizar por la orilla derecha del Barranco
de Pondiellos, pero nuestro objetivo no va por allí: daremos una pequeña
vuelta, rodeando al Garmo de la Mina o Chiminel y de paso visitaremos los
Ibones de las Salbas y la Sartén.
Hemos
subido en dirección nordeste y aquí nos orientamos al sudeste y nos enfrentamos
al Barranco de las Salbas. Estamos a 1820 metros de altitud cuando dejamos el
fondo del barranco principal y nos enfrentamos a la suda de por dónde superar
el resalte.
El
Valle tiene un doble desagüe. Recuerdo que terminamos bajando por medio de los
dos después de probar el descenso cerca del menos caudaloso y situado más al
este y adjunto al Garmo de la Mina. Hoy estamos ya en la orilla izquierda de la
Cascada de las Salbas y nos vamos de momento para arriba.
Localizo
el lugar por donde bajamos en su día en
la orilla derecha del barranco principal pero seguimos por la izquierda hacia
arriba con la intención de cruzarlo más arriba. Hemos visto un punto donde se
arrellana la cascada brevísimamente y al otro lado hay una rampa herbosa
bastante erguida pero que nos va a permitir salir del barranco.
El
barranco baja crecidísimo y espumosamente primaveral pero nos permite cruzarlo
con más facilidad de la supuesta en principio un poco por debajo de los 2000
metros de altitud; luego ascendemos la rampa herbosa que hemos localizado y que
nos saca a un pequeño lomo desde el que accedemos a un barranquillo herboso y
prácticamente seco que se va para arriba paralelo al que hemos abandonado.
Calderones.
Por
el barranquillo lleno preciosos y vistosos calderones ganamos altura a la vez
que se acuesta poco a poco y nos deposita en un rellano herboso bajo el cierre
de los ibones de las Salbas. Todavía hemos de seguir en ascenso a la sombra del
Garmo de la Mina hasta que alcanzamos la cola del Ibón de las Salvas situado a
2200 metros de altitud.
Ibón de las Albas.
Van
a ser las nueve cuando nos sentamos a la orilla del ibón a echar un bocado. A
la sombra se hace fresco en las espaldas sudadas y desprotegidas de las
mochilas., así que, no vamos a perder demasiado tiempo y un cuarto de hora
después proseguimos barranco arriba al encuentro del Ibón de las Sartén.
Se
trata de una ladera metamórfica en la que anida ligeramente sobre la parte
norte el diminuto Ibonciecho de las Salvas. A partir de allí crece hacia el
sudoeste la metamórfica Arista de Torozuelo de gratos recuerdos.
Poco
más arriba nos enfrentamos al corredor que nos permitiera bajar de la arista
para alcanzar el Ibón de la Sartén al que llegamos ahora por la orilla derecha del
desagüe del mismo.
Son
las nueve y media un poco pasadas cuando alcanzamos la orilla noroeste del Ibón
de la Sartén situado a 2400 metros de altitud.
Nuestras
mentes se van atrás en el tiempo para rescatar la belleza plástica de este
maravilloso rincón sumergido entre el
Garmo de la Mina al norte, la Punta Torozuelo al sudoeste, Zerez, Feniás y Algas al sur y el Garmo Negro
al este.
Ibón de la Sartén.
Hacemos
algunas fotos, disfrutamos brevemente del momento y del lugar y siguiendo el
quiebro del barranco proseguimos ahora en dirección norte en suave ascenso y en
busca del pequeño Collado Este del Garmo de la Mina.
Desde
el collado a 2420 metros de altitud se abre una larga incógnita que es una
travesía ascendente en busca del Ibón de Tebarray y posteriormente del pico
perfectamente visible desde aquí.
Se
trata de una travesía en una ladera ascendente sin rastro alguno de camino y en
la que se intercalan depresiones sucesivas que habrá que ir afrontando conforme
vengan.
Garmo Negro.
A
nuestra derecha tenemos la larga Arista Oeste del Garmo Negro que conforma el
cierre de la Cubeta Lacustre de Pondiellos y que prosigue en forma de pared por
debajo de la misma. Nosotros iniciamos la travesía por debajo de la misma en un
terreno mixto, bastante estable que nos conduce hacia la Cascada de Pondiellos
por la que se despeñan las aguas de los ibones.
Antes
tenemos que enfrentarnos a un resalte de una veintena de metros verticales que
presenta una amplia fisura vertical muy escalonada que vamos a probar antes de
faldearla muy por abajo en una cuenca muy hundida y rodeada de paredes.
Se
trata de una serie de pasos de segundo grado que superamos tranquilamente. En
la cabecera del resalte proseguimos en busca del Barranco de Pondiellos bajo la
Cascada Superior.
El
paso del barranco a pesar de la cantidad considerable de espumosas aguas que
lleve resulta muy sencillo y la continuación nos lleva a una zona de mármoles
grises, medianamente inclinados pero extraordinariamente adherentes que pasamos
bien siguiendo en suave ascenso. Nos recuerda que estamos faldeando las
Marmoleras de los Infiernos en su parte más occidental.
Proseguimos
en suave ascenso por un terreno en el que nosotros nos desenvolvemos a las mil
maravillas ya en busca de entrar al Barranco de Tebarray.
Un
rato después llegamos al barranco sobre los 2550 metros de altitud que está
relleno de nieve en su fondo. Juan inicia su ascenso por la nieve y nosotros
por su orilla derecha, se puede subir un poco por cualquier parte hasta que se
estrangula un poco en las inmediaciones del ibón.
Sin
ningún problema alcanzamos la Cola del Ibón de Tebarray situado a 2700 metros
de altitud. El Ibón de Tebarray es uno de esos rincones del pirineo que tiene
una magia mineral inigualable de la categoría del Lac de Opale, del ibón de
Tucarroya o del Ibón de Basa de la Mora, del
Lac Vert de Maupás o del Ibón de la Escarpinosa.
Son
las diez y media. La superficie del agua del ibón está absolutamente irisada
agitada por el viento, un viento más fuerte que frío pero que contrasta con la
tremenda calima que estamos padeciendo en estos últimos días.
Allí
tomamos la cara sur del pico y negociamos el ascenso con el viento. Se trata de
una ladera metamórfica que se puede subir por cualquier parte y cuando se hace
fresco te haces una lazada al sur y cuando se te hace calor la haces al norte;
todo en constante ascenso en busca de un rebaño de cabras domésticas que se ha
enterado del viento y de nuestra presencia.
Son
las once de la mañana cuando alcanzamos la Cima del Pico Tebarray situado a
2916 metros de altitud. Hacemos fotos al Macizo de Frondiellas, Balaitus,
Arista del Diablo y Cristales, luego al Este Canbalés, Aragón y discreta la
Faxa, los Zarre, Gaurier, Piedrafita y Marmoleras al este, los Infiernos, el
Garmo Negro y el Algas al sur y hacia el oeste la Partacua perdiéndose en la
Moleta, Anayet, el Midí y la Arista Oeste del Portalet culminando en Arriel y
Pallas.
Llena de Cantal.
Ibón de la Sartén.
Marmoleras y Piedrafita.
Buscamos
el abrigo del viento hacia Llena de Cantal y echamos un trago mientras picamos
paisajes y recuerdos. Los valles franceses llevan el gorro puesto.
Media
hora después nos ponemos de pié al viento y nos vamos para abajo con un
trotecillo ligero que mitigue los efectos de la ventolera por medio de la cara
sudoeste.
Bajamos
por cualquier parte orientados por el fondo del Barranco de Pondiellos y
buscamos los tramos más descompuestos para patinar como podemos las pedrizas,
siempre con la vista muy abajo tratando de anticipar soluciones a los resaltes
que aparecen desperdigados por la pared.
Nuestra
trayectoria tiene en general una dirección sudoeste hasta bajar en diagonal al
sur y con cierto cuidado un pequeño muro relleno de bastante verdura que
aparece sobre los 2500 metros de altitud.
La
continuación es por una ladera un poco más clemente tratando de no
introducirnos en el encajonado Barranco de Pondiellos que ha recogido las aguas
del Barranco de Tebarray y para ello hay que evolucionar por su orilla derecha
descendiendo un tanto al este.
Localizamos
a una pareja que sube y nos acercamos pensando que quizás traten de visitar los
Ibones de las Salvas y la Sartén. Nos encontramos sobre los 2100 metros de
altitud y son una pareja de Huesca que suben a Tebarray, uno de ellos ha
perdido una apuesta al encontrarse con nosotros. Yo también la hubiera perdido.
Echamos
media hora de agradable charrada y luego cada uno a lo suyo. Son las doce y
media.
La
parte inferior de la pared es un resalte bastante vertical que no se puede
pasar por cualquier parte pero una poco clara línea de citas nos conduce a un
corredor muy quebrado y lleno de verdura que orientado un tanto al oeste nos
baja hasta la Majada de Pondiellos. Desde allí fotografiamos con mejor
perspectiva la zona de los Barrancos de las Algas y tras cruzar el Barranco de
Pondiellos tomamos el camino por su orilla izquierda.
Alcanzada
la zona de las escorrentías del Barranco de Torozuelo paramos a comer a la
agradable sombra de un pino negro, el viento se ha quedado por arriba y se hace
calor.
Media
hora después reemprendemos camino y en un momento concreto abandonamos la
orilla del barranco y nos vamos por un camino que prosigue horizontal
atravesando la ladera cubierta de pradera alpina al encuentro del Pinar de san
Juan.
Hay
una serie de trochas de vacas en su tránsito constante por los puertos, no
juraría que la travesía del puerto la hagamos siguiendo el camino, pero de
cualquier forma utilizamos las que nos parecen más convenientes que nos
aproximamos al pinar en las inmediaciones de una caseta pastoril de lo más
rústico que imaginarse pueda.
Allí, aparece un camino ni demasiado
transitado ni limpio, que a través del pinar primero lo transita un poco
horizontalmente y cuando está a la altura de Sallent, se decide a bajar para
atravesar los prados más bajos y depositarnos en la pista de servicio de los
mismos que hemos desechado esta mañana.
Inicio y final del camino junto a la Ermita de San Pedro.
Son
las dos y media la tarde y hemos liquidado una jornada interesante previo pago
de 1650 metros de desnivel reafirmando la idea de que estos casi tresmiles
suelen ser la leche en casi todos los sentidos.
A
las tres y cuarto, antes de lo esperado, estamos cada mochuelo en su olivo.
Aquí tienes más fotos.
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