25 ago 2004

26-04. AL ASPE POR LA ARISTA DE LOS MURCIELAGOS. 25-8-2004.

Arista de los Murciélagos al Aspe desde la Zona de Tuca Blanca. 25-2-03.

Estación de Esquí de Candanchú, Cara este de Tuca Blanca, rellano de Tortiellas, Paso de la Garganta de Aisa y Arista del Murciélago o Este. Descenso por el Corredor Noroeste y Collado de Tortiellas.

25-08-2004.

Salida 07 h. Llegada 15 h.

Sol.

Algo difícil.

Escalada.

 Miguel Lanaspa y Mariano Javierre.

Mapa de Aspe procedente de Prames. Vía en amarillo.
            Es el miércoles 25 de Agosto. Se me acaban las vacaciones de este verano 2004, pero antes hemos de hacer algo más de escalada con Miguel Lanaspa.

Hemos quedado a las seis de la mañana y a esa hora me recoge. Pasadas las seis y media llegamos a Candanchú y nos pasamos el estop del aparcamiento: la pista no tiene barrera.

            Nos introducimos en la estación y en la primera salida a la izquierda tomamos la rama que sube hasta el Tobazo.

El Aspe desde Aisa. 3-11-01.

            Enseguida, cuando encontramos el primer repecho importante, el coche se para y como no se pone en marcha le damos la vuelta y lo dejamos aparcado en la pista.

            Son casi las siete cuando iniciamos el camino por la pista en dirección este y con consistente ascenso, imposible para su coche ya muy viejete.

            La pista se abre en dos y nos vamos por la de la derecha, más empinada y que girando se orienta al norte en fuerte ascenso: es una pista de esquí.

            Entramos en calor y alcanzamos el final de una de las sillas que llevan a la Punta de Tobazo, lugar en el que giramos al sudoeste y en descenso continuamos pista adelante.

Murallones de Borauy sobre Tortiellas. 26-6-10.

Llegan dos todoterreno con gente pues están de obras mientras nosotros siguiendo una de las múltiples ramas de pista que hay en la parte alta de la estación nos orientamos al este al objeto de pasar al sur de la Zapatilla y de la Tuca Blanca para enfrentarnos al corredor que baja del Paso de la Garganta de Aisa.

 Del Paso de Borau al paso de Aisa. 26-6-03.

            Un cartel indicador nos coloca en camino practicado sobre retazos de pradera alpina. Las citas nos guían en suave descenso para perder la mínima altura posible y alcanzar la base del corredor en el lugar plano más elevado. Habremos perdido 50 metros al final puesto que parece que no terminamos nunca de alcanzar el fondo, situado sobre los 2075 metros de altitud.

Tortiellas Baja desde Tortiellas Alta.

            Ya llevamos un rato al sol, pues el día esta sensacional y tomando la pedrera por la orilla izquierda del corredor, en dirección sur-sudeste, iniciamos el ascenso del mismo, suavemente pero a ritmo, a través de una amplia pedrera de calizas ocres y de aceptable tamaño.

El Paso o Collado de Aisa desde Rioseta. 12-6-06.
Subimos a tren aunque Miguel resopla como una vieja tabernera, pero son 250 metros de desnivel que se terminan pronto. Son las nueve menos veinte y estamos en el Paso de la Garganta de Aisa a 2325 metros de altitud.

Cara Norte de Aspe con toda la Arista de los Murciélagos. 12-3-09.

            Sentados al sol almorzamos un poco, nos vestimos otro poco puesto que desde la vertiente de Aisa viene un “biruji” un tanto fresco y tras ponernos los arneses nos vamos a la arista.

Contraluz sobre la Nordeste del Aspe. 23-4-09.

            La Arista Este del Aspe conocida como la del Murciélago o de los Murciélagos, fue abierta por Alberto Rabadá, Alcalde, Vicente y Ansón el 22 de Septiembre de 1960, está calificada como Difícil inferior y remonta 320 metros de desnivel.

            Yo no soy escalador y la visión desde el collado de la arista en la continuación de la torre de entrada es aterradora a primera vista. Por allí no pasaremos, pienso yo. Luego...

            Nos encordamos en doble y atacamos el torreón de entrada ligeramente al sur. Hay un diedro que parece más fácil pero se cierra y echa para atrás a Miguel. Nos vamos un poco más a la izquierda de la arista y tomamos el paso que yo había visto.

Inicio de la Vía de los Murciélagos, el Torreón de entrada.

            Se trata de un paso largo sobre una laja lisa que será de IIIº.  Permite alcanzar después una amplia vira que se orienta hacia la arista y nos conduce a un diedro-corredor fácil que enseguida se escalona y nos lleva a la parte superior del torreón de entrada.

            Continuamos por la arista que se arrellana unos metros y se va elevando poco a poco en forma de cresta de ola: es la cara este de la Aguja Dondestastú.

Agujas de la Vía de los Murciélagos al Aspe.

            Yo propongo faldear la aguja por el sur e introducirnos en un corredor que se salta las dos agujas pero no cuela.

            La arista se yergue, trepamos en ensamble una placa caliza perfectamente agrietada que nos puede llevar a un segundo corredor que sube directamente la aguja ligeramente al sur de la misma pero nosotros alcanzamos el pitón situado en el filo y aseguramos el segundo largo pues la vía va ligerísimamente al sur de la arista.

El muro de la Aguja Inferior o Aguja Dondestastú.

Un muro vertical con buenísimas presas nos permite tomar un diedro muy erguido al que le sigue un corredor y un pequeño muro también con buenas presas, tras el cual montamos la reunión. El largo es de IIIº, y nos permite pasar la “terrorífica imagen” desde el collado, estamos escalando la esbelta aguja que se ve desde el norte cuando se perfila la arista en el horizonte sur..

Caliza característica en la Vía de los Murciélagos.

            El siguiente largo es más indefinible, tiene algún tramo de peor roca pero no es más que de IIIº. Nos deposita en la cima de la Aguja Dondestastú. Miguel la ha franqueado, ha bajado a la brecha de separación con un destrepe de IIº, y ha montado la reunión. Lo que se ve es otra cosa.


            De la base de la aguja arranca un muro vertical que es una placa caliza bastante lisa y con pocas presas, de alrededor de 10 metros. Es un IVº, bastante largo con un seguro complicadillo de sacar pues a mí escalando todo se me complica. Luego un pequeño flanqueo a la izquierda posibilita tomar un diedro muy vertical pero con presas mejores que nos permite alcanzar la siguiente reunión con cierta comodidad.
La placa de la Segunda Aguja de la Vía de los Murciélagos o Aguja Dondestaeste.
            La aguja se puede faldear por el sur pero nosotros no lo haremos. Otro largo de cuerda que será de IIIº, bastante sostenido  y similar al de llegada a la aguja anterior tanto en calidad de roca como en dificultad, nos deposita en la cima de la Aguja Dondestaeste. Los nombres tanto de la vía como los de las agujas son fruto del humor y la chispa de Alberto Rabadá, quizás haciendo referencia a posibles despistes del personal  aperturista, ya que eran nada menos que cuatro.

            Hay un rápel de 10 metros que se puede destrepar pero abreviamos rapelándolo pues el final es bastante liso a primera vista.
Rapel del 6º largo de la Vía de los Murciélagos para atacar la Aguja Dondestaeste.

            Desde la brecha de la arista localizamos perfectamente la amplia vira herbosa que conduce hacia un espolón orientado al norte, por el que sigue la vía introduciéndose posteriormente  en un corredor que conduce a la cima este pero nosotros nos decidimos a atacar el muro final, es la denominada Variante Directa atribuida a Txomin Goñi, Mujica y Roma el 8 de Diciembre de 1970.

            Se trata de un muro de grandes bloques escalonados y verticales de caliza con líquenes blancos en los que hay que localizar la vía

            El primer largo de cuerda  del muro es relativamente fácil aunque algo erguido y con pocas presas aunque sean suficientes. Nos muestra en la cara norte de la arista otra vira herbosa por la que se podría alcanzar el espolón de la vía original. Para montar la reunión en mejor lugar hemos de subir cuatro o cinco metros en ensamble.

            La reunión es sobre una plataforma inclinada que tiene una salida delicada: el segundo largo supera una laja vertical de 2 metros cumplidos y ligeramente extraplomada que se superan gracias a una larga grieta inferior que hay que recorrer hacia nuestra izquierda para elevar los pies al máximo y erguirse sobre el potente apoyo de manos a la altura de los hombros. Es un paso de IIIº superior que como paso de hombros es clásico y que deja ya cómodo al resto del largo que se desarrolla superando placas escalonadas y una rampa inclinada hacia la derecha.

La Arista de los Murciélagos vista desde encima de las agujas.

            En la reunión  encontramos un escalón calizo muy vertical que prueba Miguel por una especie de diedro muy liso que asegura. Luego ve mejor paso un poco a la derecha y progresa por ese lado. Se trata de un bloque largo y liso casi carente de presas. Es un paso de adherencia muy delicado puesto que hay que elevarse hasta la repisa superior, también lisa y bastante inclinada. Hay un seguro doble en la repisa superior formado por una gran baga y por una sirga potente.

Pruebo el paso  pero no fiándome de mis botas me ayudo de la sirga y a otra cosa. Es un paso de IVº, pero como dice Miguel será un paso de A-0. La continuación es erguida pero solamente de IIIº, que se remata con un par de corredores  cortos y con buenas presas entre bloques más o menos compactos.

            El cuarto y último largo cuenta con un muro bastante vertical con  presas decentillas que será de IIIº superior y una serie de bloques y corredores escalonados que se van acostando sobre la Cima Este del Pico de Aspe.

            Miguel me ve llegar y proseguimos en ensamble. La cima es prácticamente horizontal aunque algo aérea, de IIº sin más.

Llegando a la Cima de Aspe y fin de la Vía de los Murciélagos.

Hay que bajar a la brecha mediante un par de largos pasos sobre dos bloques que escalonan la llegada al fondo, que no aseguramos, y desde allí quedan unos cuantos metros de pendiente tendida que nos depositan en la cima del Pico de Aspe a 2645 metros de altitud. Son las doce y veinte.

Nos desencordamos y nos sentamos a comer junto a un grupo que está descansando. Otro grupo de franceses sube a la cima para hacer una fotografía. Se la haré yo, quieren el “Osó” pero solamente les saldrá osín como les digo yo.

Tengo tiempo para recordar la recorrer mentalmente la escalada que acabamos de hacer y para recordar a Alberto Rabadá con pena infinita. Si cualquier muerte es lamentable, la muerte en la montaña a causa de los imponderables lo es decididamente mucho más.

A la derecha del Paso de la Garganta de Aisa, en el lado norte, he leído en una placa de roca caliza adosada a la pared:

“Alberto: Contigo tenemos una estrella más en el cielo.”

A la una nos vamos para abajo por la vía normal, es decir, por la arista oeste.

En el primer collado tomamos un corredor en dirección norte sin necesidad de llegar al Paso de la Garganta de Aspe. Un camino sobre pedrera caliza desciende por el corredor alrededor de 200 metros para girar al este por una amplia repisa y proseguir en descenso en busca de faldear por el sudeste a la Tuca Blanca sin perder altura.

El camino se encarama bastante en la pared del pico y remontando una veintena de metros aparece bajo el Telesilla de la Tuca.

Luego en dirección este–nordeste alcanzamos una de las pistas y desandamos el camino de la mañana puesto que ya hemos coincidido con el mismo.

La brigada de obras está en lo suyo y nosotros en lo nuestro y para abajo pero terminan ellos antes y nos adelantan, primero los dos todoterreno y luego el camión; bajan con la reductora puesta.

A las tres menos cuarto llegamos al coche dando por liquidada la jornada en la que hemos subido 1175 metros de altitud de los que 320 no han sido precisamente una cuesta de vacas. No somos capaces de arrancar cuesta abajo el coche y a pesar de la inercia que coge en la parte final del descenso no remonta la última cuesta. Seremos nosotros los que lo empujemos en tres intentos calzando la rueda trasera, ya que no pasa nadie para pedirle colaboración.

Luego cuesta abajo salimos del territorio privado de la estación y aparcamos frente a la galería comercial.

Después vendrá la batalla telefónica para terminar con un taxi que nos trae hasta nuestras casas: las grúas de Aragón se han puesto hoy en huelga, precisamente hoy.

23 ago 2004

25-04. CUEVA DE LA BUCHAQUERA. 23-8-2004.

Remontando el rápel en la Buchaquera.

Pista de Acumuer, Barranco de Marañán o la Canal y Cara Sur de Samola Baja.

23-08-2004.

Desnivel acumulado 800 m.

Distancia recorrida 6000 m.

Tiempo efectivo 04 h.

Sol-oscuridad.

Bastante fácil.

Espeleología.

 En el interior de la cueva no había agua. Agua en la fuente de la pista o en el Aurín.

 Es conveniente llevar citas móviles numeradas y buen material de iluminación.

 Miguel Lanaspa, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
 
Mapa de la Buchaquera procedente de Prames. Vía en amarillo.


            No somos amigos ni de las cuevas ni de los barrancos, y no es que no los admiremos como fenómenos naturales, que si lo hacemos; ni padecemos de claustrofobia u hidrofobia; sucede que preferimos la amplitud de miras y las perspectivas que ofrecen los picos y las aristas más incluso que los fondos de los valles. Por eso no practicamos ni la espeleología ni el descenso de barrancos pero a la Buchaquera  había que ir: es la cueva, por decirlo de alguna manera, de la Peña Edelweis.

            En principio íbamos a ir con Pablo, el hijo de Miguel Lanaspa, pero finalmente no vendrá. Seremos finalmente tres ya que cuando se hace la hora de partir, se añade Rosa.

            Recogemos a Miguel a la una y media del mediodía del 23 de Agosto de 2004 pues mis socios han salido del trabajo a las seis de la mañana.

Collarada, Collaradeta y Samolas desde la Pista al Churrón. 28-11-09.
 
            Llegamos a Acumuer, pasamos la barrera y nos vamos pista adelante para encontrar a media docena del pueblo que están arreglando la pista de vecinal. Ahora comen.

            La pista no está mala y aparcamos junto a fuente bajo el Churrón.

            A las tres menos veinte cogemos las mochilas a 1500 metros de altitud y en dirección norte nos acercamos al Río Aurín, lo atravesamos por cualquier parte y nos encaminamos por su orilla derecha hacia los prados y la caseta en el inicio del barranco que baja del Collado de Marañán.

Valle de Acumuer. 31-5-09.
 
            Tomamos el barranco y por el fondo del mismo en el que encontramos senda nos vamos para arriba para tratar de localizar la entrada de la cueva.

El Churrón en Acumuer. 1-10-06.
 
            Miguel hace muchos años que estuvo en ella y llegó desde el collado. En esta ocasión le han dicho que un árbol grande y una pedrera. Con todo eso y sabiendo que se encuentra sobre los 2050 metros de altitud, según lo indica el mapa, y algo al oeste del espolón sur de Peña Samola Baja nos vamos para arriba hasta alcanzar la base de un amplio corredor que sube en dirección nordeste  para alcanzar un circo amplio con una enorme pedrera a una altitud adecuada, pero Miguel que ha visto un árbol grande más abajo nos invita a recorrer la pared caliza en dirección este para tratar de localizar la entrada.

Punta Ralla y la derecha la ladera en la que está la Buchaquera.
 
            Se va por abajo, Rosa en medio y yo más arriba. Veinte minutos después la localiza en la parte superior de una estrecha e inclinada pedrera justo en la vertical del árbol grande que habíamos visto desde abajo.

Cascada del Churrón. 1-10-06.
 
            Nos reunimos y comemos un poco junto a la entrada de la cueva y poniéndonos ropas adecuadas para lo que haga falta dentro, recogemos las mochilas en la entrada pues quiere gotear y nos vamos para adentro con las frontales. Son las cuatro de la tarde.

            La cueva tiene la boca orientada al sudoeste. Es un triángulo de, aproximadamente, 4 por 3 metros que da acceso a una sala algo más ancha y alta de 40 metros de larga y horizontal. En su parte final encontramos una estrechísima galería y nos introducimos reptando por ella. Tiene un cuello   muy pequeño, hay huesos de algún animal y grandes mosquitos pero enseguida nos ponemos de pié e inmediatamente se ciega, por lo que hemos de retroceder los 30 metros avanzados para llegar de nuevo a la sala de entrada y tomar una amplia boca, más a la derecha que inmediatamente comienza a descender mediante un amplio tobogán vestido de calizas oscuras, astilladas y muy sueltas.

            Pasamos junto a una filtración del techo que nos conduce a un rellano en el que se ubica una sala de importantes proporciones. La cueva no es espectacular ya que no es rica ni en estalactitas, ni estalagmitas, ni columnas. No es que no las haya sino que no son abundantes como en otras cuevas y las paredes son fundamentalmente de calizas ocres más o menos oscuras.

            Encontramos alguna cita y seguimos con ellas iniciando un descenso a través de otro tobogán muy amplio y vestido con calizas amarillentas propias de un barranco activo sobre un firme bastante irregular.

            Progresamos tranquilamente siempre en descenso y de manera fácil hasta alcanzar otra sala de la que salimos en suave ascenso para introducirnos en una galería que se empina y estrecha depositándonos en un estrecho orificio conocido como el Soplador: nos regala con un fresco e importante chorro de aire que no es necesario ya que la temperatura de la cueva rondará los 14º centígrados y las manos están fresquillas como poco.

En el Lecho del Barranco Interior de la Buchaquera.
 
            Pasada la estrangulación proseguimos por una galería horizontal en la que llevamos a nuestra izquierda el lecho del barranco del que solamente localizamos algunas diminutas planchas de agua. El fondo del lecho del barranco está relleno de una gruesa capa de polvo amarillento, seco y muy suelto en unas ocasiones y en otros de cuarteamientos propios de los depósitos arcillosos desecados.

Alcanzamos una amplia sala con buzamiento de derecha a izquierda rematada con enormes grietas que se elevan oscuras hacia arriba. La sala es larga y tenemos que recorrerla finalmente sobre el polvo del lecho del barranco

            En el fondo de la galería tomamos una salida sobre nuestra derecha: se trata de un estrecho tobogán en fuerte descenso, nos conduce a una sala muy irregular en la que hemos de sortear grandes bloques. A continuación un nuevo tobogán muy estrecho, también en descenso nos conduce a atravesar una enorme grieta entre grandes bloques que se sigue con una rampa de ascenso que conduce a la boca de una sala inferior.

            Localizamos los restos del equipamiento para rapelar, montamos el rápel y bajamos a la sala inferior.

            La recorremos un poco pero nos damos la vuelta ya que la continuación no está clara.

            Remontar el rápel de aproximadamente 6 metros no es nada fácil ya que la mitad inferior está muy extraplomada y la parte superior es una pared muy lisa y con presas abombadas.

            Llevamos un jumar y con él sube Miguel. Hace nudos en la cuerda y con un paso de hombros sube Rosa con ayuda de los nudos. Finalmente subo yo y continuamos desandando camino hasta la sala anterior a los toboganes. He hecho una fotografía en el rápel, voy a hacer otra en la sala  cuando localizamos otra boca en una rampa indicada con una cita y por allí nos vamos en ascenso.

            Superamos alguna rampa y alcanzamos una sala característica conocida como el Caos de Bloques. La sala es muy irregular, fundamentalmente alargada en la que describimos un camino sinuoso con irregulares y alternas subidas y bajadas.

            Pasamos una zona estrecha sobre un par de orificios muy oscuros y profundos y alcanzamos una rampa estrecha e irregular que nos deposita en una pequeña plataforma. En la parte izquierda una profunda grieta nos impide la continuación pero a la derecha una flecha nos indica que hemos de seguir en ascenso.

            Tras pasar la grieta que es un paso muy amplio y húmedo en ascenso, continuamos adelante a un nivel superior por una galería irregular que da la impresión de que gira a nuestra derecha bastante.

            Tras el ascenso viene un tramo en descenso y poco después decidimos dar la vuelta al final de otra sala irregular.

            La vuelta nos llena de dudas. Recorro una galería horizontal que parece cerrar el círculo que hemos iniciado tras el paso de la grieta y tras algunas dudas de orientación retomamos la vuelta aprovechando las marcas de pintura negra y la desorientación de Miguel. Poco más adelante tras pasar un par de bloques separados, tomamos las rampas que nos han de devolver  a la sala en la que hemos iniciado esta última parte. Entre citas, marcas rojas, flechas negras  y algunos trozos de hilo de pescar casi nos liamos.

            La salida a partir de aquí resulta sencilla y rápida, pues recordamos bastante bien la ruta. A las siete y diez alcanzamos la luz e inmediatamente la entrada de la cueva.

            Echamos un trago, recogemos las mochilas y nos vamos pedrera abajo, hay camino.

            Bajamos alrededor de 150 metros y alcanzamos una faja herbosa en la que se asienta en árbol grande: se trata de un haya llena de hayucos. Un estrecho corredor nace allí mismo pero nos vamos por la faja en descenso hasta el final de la misma.

La Sur de Samola Baja desde Punta Espata. 1-10-06.
 
            No encontramos continuación y nos vamos para abajo sobre terreno muy vestido y muy inclinado. Unos metros más abajo decidimos darnos la vuelta y remontar hasta el haya. Allí nos introducimos en el corredor y bajamos unos metros para salirnos a la derecha del mismo encontrando el camino que buscando viras herbosas entre las placas calizas de la pared nos deposita en el barranco junto a un par de minúsculas cuevas a la izquierda del corredor.

            Tomamos el camino del barranco y a las ocho llegamos al coche.

            Poco antes de las nueve estamos en Larrés devolviendo la llave a Graciano, el cuñado de Miguel. A las nueve y veinte estamos en casa.

            Hoy me resulta difícil evaluar el desnivel realizado. Por una parte han sido alrededor de 600 metros fuera de la cueva, ¿y dentro? Estimo que al menos hemos movido 200 metros aunque en este caso, como en las aristas, el esfuerzo es mucho mayor que el desnivel.

            Miguel quiere volver a la cueva. Lo haremos con tiempo y con balizas. Si además se viene Juan puede ser la leche puesto que él la conoce bien.

           

16 ago 2004

24-04. CRABIOULES PUNTA MAMY Y PUNTA LACQ. ¡UNA DE PORTILLON!, POR FAVOR. 16-8-2004.

 Crabioules. 18-7-09.

Collado Inferior de Literota, Brecha Mamy, Punta Mamy, Punta Lacq, Punta Mamy, Brecha Mamy, Corredor Oeste, Crabioules Occidental y Crabioules Oriental. Vuelta  al Crabioules Occidental, Brecha Mamy, Collado Inferior de Literola, Ibón Blanco de Literola y Valle de Literola.

16-08-2004.

Salida 12 h. Llegada 19 h.

Sol.

Bastante fácil.

Ascensión.

 Marcos el menorquín, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa de Crabioules procedente de Alpina. Via en Amarillo

            Hemos bajado de la Aguja de Literola especulando con el corredor que conduce a la Brecha Mamy. Hay una huella en la nieve que parece conducir a la base del mismo y con ella nos quedamos. Lo vemos de frente y sobre un tramo de pedrera limpia nos paramos a almorzar.

La Oeste del Circo del Portillón de Oo desde el Collado Inferior de Literola.

            Contemplamos largamente el paisaje despejado del sur y oeste del Circo de Oo mientras comprobamos como baja a todo trapo un montañero que sigue nuestros pasos y que hemos localizado ya antes sobre la arista del Pico Royo.

Ibón Blanco de Literola con Crabioules al fondo. 17-8-09.

            Como le he dicho a Rosa, viene en busca de compañía y se trata de Marcos, el menorquín que ha vivaqueado en las proximidades del Ibón Blanco de Literola, que ha salido antes que nosotros pero que yéndose a la cabecera del ibón, ha tenido que reorientarse con lo que ya ha venido todo el rato tras nuestros pasos. Las nieblas no nos han permitido vernos antes.

Lezat, Agujas de Lezat, Lacq, Mamy y Crabioules. 17-7-08.

Collado Inferior de Literola desde encima del Ibón Blanco. 18-7-09.

            Coincidimos a la entrada del corredor y charlamos. Lleva las mismas referencias que nosotros y con nosotros va a hacer algo que no hubiera hecho solo. Nosotros que teóricamente hemos concluido nuestra actividad proyectada para hoy 16 de Agosto de 2004 nos vamos a dar un homenaje pues son poco más de las doce de la mañana y tenemos cuerda para rato.

Mami y Punta Mamy.

            El corredor, ya me lo había parecido desde la Aguja de Literola, es fácil además de amplio, tiene bastante basura pero también buen granito y abundantes presas y repisas, algo que para nosotros no ofrece ninguna dificultad especial, será de IIº o por allí, es un corredor tieso, ni vertical ni tendido.

Lacq, Mamy y Crabioules de nuestros recuerdos. 17-7-08.

Asciende en dirección nordeste, no tendrá 100 metros de desnivel y nos deposita tranquilamente en la Brecha Mamy a 3038 metros de altitud.

Punta Mamy. 18-7-09.

            Subo como un explorador a ver qué pasa, a ver ese muro de 10 metros que defiende el acceso a Punta Mamy y,  a mi izquierda, sorpresa: allí no hay tal muro, hay un pasaje bastante erguido, algo más corto pues no tendrá más de 5 ó 6 metros con buenas piezas de granito y abundantes presas. Además no es un tramo muy expuesto puesto que para mí es más entre corredor y diedro que muro. Bueno, está calificado como PD +, y a lo mejor es que había despertado en mí demasiadas expectativas.

En la Cima de Punta Mamy con Crabioules.

            Ni nos lo pensamos. Tiramos para arriba y estamos en la Punta Mamy, un “pico” de 3048 metros de altitud.

            La arista prosigue en dirección oeste-noroeste  y no se ve complicada de momento. Por lo tanto sigo, y me siguen, adelante.



            Pasamos una serie de dientecillos fáciles en descenso en una arista ya muy aérea que nada tiene que ver con la de Literola y alcanzamos una zona de bloques de granito ennegrecido de líquenes.
Crabioules y  Punta Mamy.
            Una repisa permite contornear por el sur el primero y me deposita en un potente escalón algo extraplomado de un par de metros que nada más tiene una buena presa de pie pero muy alta y las presas de manos son muy pequeñas.

            Lo pruebo con mucho cuidado pues debajo hay una repisa amplia pero algo inclinada y patio a los dos lados y me doy la vuelta.

            Hay que asegurar el paso y también el siguiente. Para eso llevo la cuerda y  en la cabecera del bloque hay una vieja clavija.

            Rapelo, con la desaprobación de mi esposa, el paso y en la repisa inclinada avisto el siguiente paso: es similar con mejores presas pero hay que meter el “body” sobre cualquiera de los dos “patios.”

            Antes de decidirme a rapelarlo observo la continuación y confirmando mi primera impresión le digo a Rosa que baje con ayuda de la cuerda que con un poco de seguro no hay problema.

            ¡Convencida! Rosa agarrada a la cuerda y con los pies que le aseguro yo destrepa el primer bloque, rapelo el segundo bloque y le ayudo de manera similar. Con la cuerda libre, rapela Marcos que ha hecho espeleología y lleva un arnés de espeleo.

Agujasn de Lezat  sobre Lezat desde Punta Lacq.

            Luego proseguimos por la afilada arista sorteando bloques y dientes pequeños y alcanzamos, ya fácilmente, la Punta Lacq de 3010 metros de altitud. A mí no me ha parecido PD como indicaban mis referencias. Sin la cuerda no hubiéramos pasado pues para mí son pasos de IIIº+.

Punta Literola, Royo,  y Perdiguero. 19-7-08.

            Son las doce y media, hacemos unas fotos de la arista y nos volvemos por idéntico camino hasta alcanzar la cuerda.

            Trepar los dos pasos ya resulta más sencillo por conocidos al menos, aunque no por ello mi señora, y en el más bajo, no deja de marcarse un péndulo que detengo yo.


Desde la Aguja Noroeste de Lezat. 19-7-08.

            Luego se van adelante mientras me quedo recuperando el mosquetón que he colocado en la clavija y peleando con la cuerda. Mis relaciones con las cuerdas son inevitablemente peleas pero estoy satisfecho pues me he decidido a emplearla que para eso se echa abundantes sueños en el fondo de mi mochila.

La discreta arista que une Lezat con Crabioules. 18-7-09.

            Los alcanzo en la Brecha Mamy y ya puestos en harina faldeamos fácilmente mediante una serie de viras hasta incorporarnos a la rama este del corredor nacida unos metros debajo.

            El corredor prosigue similar alrededor de 50 metros para arriba pero enseguida tropezamos con un resalte erguido de tres metros que se sube bien por la derecha del corredor  utilizando buenas presas de granito firme. Poco más arriba, otro resalte similar se sortea bastante bien por la izquierda del corredor  y lo liquida desembocando  en una media ladera muy inclinada y a la vez muy próxima al filo de la arista.

En la Cima de Crabioules Occidental.

            Enseguida y fácilmente alcanzamos la cima del Pico Crabioules Occidental a 3106 metros de altitud cuando es la una y diez.

            Hacemos una foto mientras contemplo unos bloques importantes en las cercanías del otro Crabioules, entre ellos la Arista de los Crabioules que no presenta otras dificultades especiales que las derivadas de un largo pasaje aéreo.

            Continuamos en plan explorador. No me gusta gran cosa lo que he visto allá adelante, quizás en la distancia no lo haya apreciado correctamente; pero voy un poco escéptico. Esos grandes adjetivos que el personal suele dar a las cosas  a modo de sintetizador universal a mí me gustan poco: decir de una arista que es lo “más divertido” de los últimos días de actividad en este circo me deja con la mosca tras la oreja y algo inapetente, pues puede salir cualquier cosa.

            La arista tendrá por allá los 200 metros de largo o quizás algo más ya que no es fácil de calcular en escorzo, desciende un poco inicialmente, salvando pequeños bloques y algunos dientes con granito generalmente en buen estado y con buenas presas tanto para manos como para pies, es siempre muy aérea pero no te sientes mal en la misma.

Lezat y Gran Quayrat.

            Luego prosigue más en horizontal con algún pasaje más aéreo en el mismo filo nunca difícil, incluso hay bastantes pasajes que pueden pasarse a toda cresta o faldearse generalmente por el sur.

En Crabioules Oriental.

            Vamos a buen ritmo pero la cresta se lleva su tiempo hasta que alcanzamos  la zona de los grandes bloques. Son difíciles de escalar pero tampoco es necesario hacerlo ya que enseguida se ve un posible faldeo por el sur perdiendo unos cuantos metros que no se destrepan mal. Luego un corredor regularcillo, bastante erguido y muy descompuesto nos va a permitir retornar al filo y ya, enseguida y fácilmente alcanzar la cima de Pico Crabioules Oriental de 3116 metros de altitud.

Crbioules Occidental desde el oriental.

            Es la una y media pasada, y tras la casi media hora que se nos ha llevado la arista, especulamos con la alternativa de desmontarnos de la arista más al este o retornar como teníamos descontado ya con anterioridad.

            El rápel anunciado junto a la Aguja Jean Garnier nos liquida la  continuación por la arista, las proximidades del corredor en la pared sur no son muy claras y ante la posibilidad de tener que darnos la vuelta  desde mucho más abajo y que a Rosa no le apetece nada ir “a descubrir”, nos damos la vuelta; ella que ha venido rezongando como siempre al pensar en la vuelta me deja tranquilo, pues prefiere diablo conocido, y en paz. Hacemos de nuevo la arista de regreso como motos y sin más preámbulos nos bajamos todo el corredor al paso, y evidentemente, sin ninguna de las “enormes dificultades” que su  delirante imaginación crea a granel, como siempre. Tan sabido resulta el tema que hasta ella misma ha llegado a decir algo así como “no, si al final, casi seguro que no tendrá nada.”

            Faldeamos bajo las paredes del Crabioules Occidental y alcanzamos el Collado Inferior de Literola. Van a ser las dos y media.

            Marcos que ha bajado delante llega después y nos vamos nevero para abajo en dirección prácticamente sur en busca de un espolón limpio de nieve para dejar a nuestra izquierda un iboncillo prácticamente helado, atravesar la cabecera de la cubeta lacustre y a media ladera, irregularmente alcanzar el emplazamiento de la tienda cuando son las tres pasadas.

            Sacamos la cerveza de la nevera, comemos y bebemos abundantemente. Al final el día ha entrado en calores y hemos disfrutado finalmente de un espléndido y radiante día de sol; vamos, que en la arista se estaba en la gloria más si cabe teniendo en cuenta que el viento de la mañana ha desaparecido con las nieblas      

            Recogemos la tienda en un periquete, enmochilamos y decidimos bajar por el Valle de Literola que desconocemos. Son las cuatro de la tarde.

            Bajamos hasta la salida del Ibón Blanco de Literola, luego un trozo de nevero, oteamos camino por la derecha del barranco pero remontamos la pared granítica de su orilla izquierda hasta alcanzar las citas del camino que hemos localizado desde abajo.

            Ya con citas pasamos junto al pequeño  y recóndito Ibonet de Literola para seguir una serie de viras herbosas bastante horizontales que nos mantienen muy altos en la ladera izquierda del valle, próximos a la arista sur de la Tuca de Remuñé y sus escorrentías. Luego, cuando se ensancha un poco el barranco el camino comienza una larga aproximación hacia el cauce del mismo a través de largas pendientes sobre pradera alpina, más primero y menos después, fresca y densa.

Perdigueret y Perdiguero desde el Valle de Literola.

            Por debajo del rellano en el que se asienta la Cabaña Forcallo el camino se aproxima al barranco pero sin coincidir. La confluencia se producirá un poco más abajo en una preciosa badina en la que Marcos se queda para remojarse mientras que nosotros nos despedimos y nos continuamos con el descenso contemplando una larga y espumosa cascada.

            El camino nos pasa cumplida factura por la jornada que pagamos religiosamente pasando calor y padeciendo especialmente con pies y rodillas. Ha sido una actividad de bastante caña en la que terminaremos moviendo 2350 metros de desnivel.

            Pero a pesar de todo bajamos a buen ritmo, adelantamos a gente y entramos en el bosque como promesa de un final próximo confirmado con la vista de los Baños de Benasque.

            Son las seis y diez de la tarde cuando llegamos a la carretera. Estamos a 1580 metros de desnivel y me queda la última: suelto la mochila y empiezo  a caminar carretera arriba pues he de recuperar el coche.

            Rosa se queda con Marcos que ha bajado despendolado a nuestro encuentro con el objeto de bajarse con nosotros hasta Benasque ya que él ha subido medio a dedo y medio andando.

            Me cuesta cambiar de marcha pues me pesan las piernas pero a todo se aclimata un machaca. Advierto a Rosa que tiene agua para sus pies unos metros más arriba en la cuneta y cogiendo ritmo me llego hasta el desvío del Plan d’Están sobre los 1700 metros de altitud. Inmediatamente para un coche: son la pareja a la que le hemos preguntado si llevaban algo para apuntar la dirección de Marcos cuando se iba a quedar a darse el chapuzón.

            Les informo sobre el Valle de Remuñé puesto que uno de ellos se ha quedado en una ocasión en el rellano de los ibones desorientado y le gustaría subir al Ibón Blanco de Literola por allí. Ellos me dejan junto al coche y nos damos la vuelta a la vez ya que ellos no han visto a la familia y suponían que a lo mejor les esperaban a la entrada de Remuñé en previsión de que pudieran bajar por allí.

              Son las seis y media. Apuntamos nuestras respectivas direcciones y luego que yo me cambio de ropa nos bajamos hasta Benasque y  paramos a echar una cerveza.

            Hemos de despedirnos puesto que son las siete y media y nos queda el regreso que haremos comiendo un poco y comentando con satisfacción la jornada y con las quejas sempiternas de Rosa que no empañan el resultado de una jornada en la que hemos hecho 11 tresmiles de los cuales 9 eran desconocidos y uno ni siquiera sabíamos que lo habíamos hecho: ese que se ve tan bien desde el valle, la joroba de la izquierda de la pareja que se aprecia claramente subiendo por Remuñé. Además le hemos pegado un buen bocado a esa manzana que tantas veces hemos tenido en la mano dispuestos a comerla y que estaba casi empezando a pudrirse entera y sin un solo mordisco.