Sutuosa Cola de Caballo. 27-6-10.
Refugio de Góriz, Cola de Caballo,
Gradas de Salarons y Pradera de Ordesa.
30-07-1985.
Desnivel ascendido 0 m.
Desnivel descendido 850 m.
Distancia recorrida 11000 m.
Tiempo efectivo de marcha 02:30 h.
Mixto.
Muy fácil.
Senderismo.
Terminamos la travesía obligados por el
tiempo, utilizando el transitadísimo camino que une Góriz con la Pradera de
Ordesa y lo hacemos a todo trapo espoleados por la meteorología. En condiciones
más normales se trata de un camino con indudables encantos de los que a duras
penas hemos gozado hoy.
Agua en Góriz, en el Arazas y en la
Pradera de Ordesa.
Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de Góriz-Pradera de Ordesa procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
En
la cocina libre del Refugio de Góriz nos hacemos la cena. Vamos sobrado de
comida al no hacer las meriendas programadas. Nos despedimos del madrileño y el
portugués que se van a dormir a una tienda y pagamos en el refugio. Mañana
queremos madrugar y rogamos que nos despierten a las seis de la mañana.
La
noche se nos presenta inquieta y fija en el ignoto Glaciar del Perdido y uno de
los vecinos de habitación dormirá con la música estereofónica enchufada a toda
pastilla para arreglar el panorama como me dirá Rosa pues yo cuando duermo no
me ocupo de esas tonterías. Luego, sobre las dos de la madrugada, unas gotas
gruesas sobre el tejado del refugio anuncian que empieza a llover. Yo tampoco
estoy.
Llueve
de tal forma que al poco, todo el personal que pasa la noche fuera aparece en
el comedor del refugio. La contingencia ha alertado al refugio y al final
también me despierto y me pongo al corriente de la situación.
Circo de Soaso desde la Alternativa a la Cadena.
Sigue
lloviendo torrencialmente cuando el guarda nos viene a despertar aunque no es
necesario. Nos dice que no ha salido nadie del refugio y si no cambia mucho el
tiempo, no va a pasar nadie por dónde queremos ir nosotros, lo que le
agradecemos sinceramente. Ha visto en nosotros un par de montañeros tan
ilusionados como inexpertos y su experimentada conciencia se ha visto en la
necesidad de avisarnos. También ha podido ser porque le hemos dado recuerdos de
su buen amigo Antonio el del Barato.
Pasamos
un buen rato empiltrados mientras sigue lloviendo y empezamos a pensar que la
lluvia está amenazando seriamente la
consecución de nuestro objetivo.
Agua por todas partes. 27-6-10.
Alrededor
de las siete, no podemos aguantar más, nos levantamos. El comedor es un cuartel
y las habitaciones siguen llenas de despiertos durmientes y puesto que no hay
nada mejor que hacer nos preparamos el desayuno y desayunamos.
Retrasamos
la decisión todo lo que podemos pero no se puede hacer indefinidamente, el
momento no ofrece dudas: van a ser las ocho y sigue lloviendo. No podemos salir
con nuestras ropas ni con otras mejores; además, hacia abajo se verá una
distancia de 100 metros pero hacia arriba bastante menos y por arriba se tendrá
que apartar la niebla a patadas además de que no conocemos el camino y el
glaciar debe estar hecho un mar de aguas.
Cascada en Soaso. 27-6-10.
Por
si todo esto no fuera suficiente, saliendo a esta hora difícilmente podríamos llegar a
las dos a Pineta y a las tres a Ainsa desde donde sale el Land Rover del correo
que va a Sabiñánigo, si previamente bajamos en Autoestop a Bielsa y desde allí
en taxi hasta Ainsa. Hemos cometido un gravísimo error al asegurar nuestra
llegada y eso en montaña no se debe hacer jamás, pero es realmente difícil
salir de casa sin anunciar a los más próximos una llegada concreta.
En
consecuencia la decisión está tomada: tan pronto como el tiempo lo permita nos
bajamos para casa. Nuestro estado de ánimo es un coctail exótico pues por un
lado nos sentimos frustrados al no conseguir totalmente n nuestro objetivo, por
otro resignados pues sabemos que la climatología en la montaña es una realidad
por encima del capricho de las personas, inquietos por la meteorología
reinante, relajados pues se han evaporado
nuestras dificultades mentales y en el fondo contentos porque el
resultado de nuestra lucha con la montaña, creemos que, a pesar de los muchos
errores cometidos ha resultado positivo
y porque hemos comenzado a conocer la verdadera magnitud de la montaña y nos
gusta. Pasará lo que tenga que pasar pero algo ha cambiado en nosotros.
Las Gradas de Soaso. 27-6-10.
Dispondremos
de un buen rato para charlas con el personal. Nadie ha salido pues todos, de
una forma u otra nos hemos visto obligados
a renunciar a nuestros objetivos más inmediatos. Nos da un pequeño empujón
la montaña y nos damos cuenta de lo poco que somos.
A
las nueve y media afloja un poco la lluvia, somos los primeros en salir del
refugio lanzados para abajo, en medio de premoniciones de agua y en busca de un
tenue claro. Cruzamos con alguna dificultad el barranco ocasional que baja del
Rincón de Soaso y en cincuenta minutos nos plantamos en la Cola de Caballo que
monumental en todo su apogeo nos ofrece una visión completamente inédita que intento recoger con el tomavistas, que
tras un día de descanso pues con el frío las pilas no funcionaban, ahora vuelve a funcionar al mínimo de luz y
ha sido una pena que no haya podido recoger el pasado día y guardarlo para el
recuerdo.
La pradera de Ordesa en Otoño. 16-10-04.
La
parte superior del Cañón de Ordesa está vacía. El horizonte se abre hacia el
oeste con lo que nos quitamos las capas y proseguimos a buen ritmo para abajo.
En el Abrigo de Troncos de Soaso nos encontramos a un grupo al que se le han
mojado hasta las cerillas y a los que les facilitamos fuego. Atrás quedan entre
espesas nubes las alturas que acabamos de dejar hace poco por delante unos
tímidos rayos de sol se quieren abrir paso entre los estratos nubosos. Más
abajo encontraremos movimiento en el circo, a las doce llegamos a la Pradera de
Ordesa y prácticamente sin parar tomamos la carretera que baja a Torla.
Enseguida
nos para un coche que marcha a Bujaruelo y nos lleva hasta un poco más abajo
del Puente de los Navarros pues se ha pasado sin darse cuenta y le avisamos, o
posiblemente lo ha hecho a sabiendas.
Croquis de Góriz a la Pradera de Ordesa.
Carretera
adelante nos llegamos hasta el Cámping de Torla. Entro a comprar tabaco por si
acaso no sin recomendarle a Rosa que haga dedo hasta a los cuervos que pasen.
El
segundo coche que sale del cámping nos para. A las dos menos cuarto estamos en el Bar
Roldán a 40 metros de nuestra casa invitándole a un trago en su camino para
comer con unos amigos en Jaca.
Croquis completo de la travesía.
En
repetidas ocasiones que nuestra situación lo hará posible contemplaremos desde una tarde soleada las
amenazadoramente cubiertas alturas de donde hemos venido, de las que algo hemos
traído y en las que algo se nos ha quedado.
Para ver el Comienzo.
Para ver el Comienzo.