La Este del Tozal del Cebollar.
Inmediaciones Puente de los Navarros,
Camino de Bujaruelo, Camino Cebollar, Tozal del Zebollar, Barranco Bozo, Arista
Este, Cima Fenez, Collado Fenez, Barranco Turmo, Faldeo Cebollar y Arista Fenez
y Collado Cebollar.
27-06-2014.
Salida 09 h. Llegada 18 h.
Mixto.
Bastante fácil.
Ascensión.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa de Fenez procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Cuando
el año pasado alcanzamos la Arista este de Fenez, habíamos subido por el
Sorrosal, y nos dimos la vuelta por las nieblas, nos dijimos que volveríamos.
En Fenez habíamos estado ya hace un montón de años por el Barranco del Turbón y
con nieve pero había que hacer la arista.
Es
27 de Junio de 2014, el día se espera medio medio pero nos vamos a Fenez con la
intención de pasar de camino por el Tozal del Cebollar y bajar por el Turbón.
Cenamos
en casa con amigos y se nos hace tarde; así que acordamos salir a las ocho, un
poco tarde pero el día es muy largo con permiso de las tormentas vespertinas en
este inicio de verano absolutamente primaveral.
Son
las nueve menos diez cuando aparcamos junto a la carretera unos cientos de
metros más bajo del Puente de los Navarros, allí no hay sitio y el aparcamiento
del Camping de San Antón queda algo distante.
Tomamos
el Camino Viejo de Bujaruelo, que conocemos a 1080 metros de altitud, y tras un
resalte inicial erguido junto a la limpia bajo la línea de alta tensión
alcanzamos un pequeño rellano desde el que contemplamos la entrada al cañón del
Arazas y nos orientamos al noroeste para llanear paralelos al cauce del Río
Ara.
El
camino pasa por unos prados que sucumben al empuje de los pinos y enseguida se
adentra en el pinar y se bifurca: hacia abajo prosigue hacia Bujaruelo y hacia
arriba hacia el Tozal del Cebollar.
Camino Viejo de Bujaruelo.
Ascendemos
suavemente y enseguida alcanzamos un tramo del camino labrado a pico en las
paredes verticales de la orilla derecha del cañón, trescientos verticales
metros por encima del nivel del río.
A
partir de allí el camino sigue en ascenso, atraviesa un barranco seco y se
aproxima al Barranco de las Comas ya por encima de la Cascada Carpín
enseñándonos la espléndida Cara este del Tozal del Cebollar y el verde lomo del
Cebollar.
En
la zona hay demasiado cebollar como para despistar a cualquiera. Esta lo que se
conoce vulgarmente como el Cebollar que es Plana Cuasta a la que llega la pista de servicio del repetidor en la
Arista este de las Comas; el Tozal del Cebollar que es ese castillo calizo
limitado por el Barranco de las Comas y los Barrancos del Bozo y Santa Elena
que se juntan y tenemos también el Cebollar que es el final norte de la Arista
de Fenez ya que la arista se abre en dos. Todavía tenemos el Cebollar de Suaso
pero ese está en el valle del Sorrosal. Lo de cebollar hace referencia a las cebollas
bulbos de los asfódelos gamón blanco, abozos en fabla, que pueblan
abundantemente toda esta zona.
Enseguida
alcanzamos el Barranco las Comas, y pasando a su orilla izquierda nos
introducimos en el hayedo que ha sido masacrado por los vientos de este invierno.
El
camino en el hayedo asciende pacientemente y vuelta a vuelta en busca del
Collado del Cebollar. Se nos hace un pelín más largo de lo que creíamos
recordar.
Atrás Fenez desde el Tozal del Cebollar.
En
el collado, a 1700 metros de altitud, dejamos el camino y nos encaramamos a
través de unos escalones calizos, es la única posibilidad, hasta la aplanada
cima del Tozal del Cebollar situada a 1756 metros de altitud. Son las diez y
media.
Cañón del Arazas desde el Tozal del Cebollar.
Se
trata de una cima especial con praderío escalonado lleno de flores entre las
que destaca la genciana lútea o amarilla que contrasta con las paredes que
defienden las otras tres vertientes.
Pero la especialidad principal radica en la frontal y espléndida imagen que
propicia del Cañón del Arazas. Nosotros la conocemos y nuestra vista se centra
al oeste hacia la Arista de Fenez y el Cebollar. Otal no se ve.
Diez
minutos después, nos volvemos para abajo abreviando ya que la nubosidad
comienza a evolucionar más deprisa de lo esperado.
Vista atrás el Tozal de Cebollar y los Murallones de la Gatera.
Volvemos
al collado y tomando el camino que hemos dejado iniciamos el ascenso de la
Arista Nordeste de las Comas en sus primeros metros para alcanzar el nivel
superior de los pinos que pueblan el barranco y girar ligeramente para
orientarnos al oeste y proseguir llaneando valle adentro por la orilla derecha
del barranco.
Izquierda Fenez, centro corredor a la arista este.
Permanecemos
bastante en la orilla derecha del barranco al objeto de identificar
correctamente el corredor que buscamos ya que lo vemos con una perspectiva
diferente a la que lo conocemos. Casi a 2000 metros de altitud, cruzamos el
barranco y en una surgencia nos detenemos a echar un trago y un café, el cielo
está demasiado cubierto y hay que abreviar.
Ascendemos
directamente en dirección norte en busca de las paredes y nuestro corredor por
una ladera medianamente empinada que nos ofrece un rellano cubierto de hierba
crecida y que las vacas ya han mordisqueado. Seguimos algunas trochas de
animales que nos facilitan la aproximación al corredor.
Una
zona erguida y escalonada de calizas claras salpicadas de genista nos mete en
la pared y nos sitúa enseguida en una rampa herbosa de la que acaban de bajar
unos rebecos confirmándonos nuestro objetivo.
La
rampa herbosa remata en un par de corredores de los que tomamos el del oeste,
erguido, escalonado y siempre fácil permite superar la pared. Luego se amplía
herboso con una salida poco agradable que solventamos en las rocas de su
izquierda.
Nos
conduce a un minúsculo rellano herboso del que arranca un paretazo fácil de
media docena de metros y que nos deposita en la Arista Este de Fenez, unos
metros más al oeste del punto que alcanzáramos el año pasado, con lo que nos
evitamos un par de pequeños dientes muy afilados. Estamos a 2150 metros de
altitud y no son todavía las doce.
Ni
siquiera faldeamos sino que tomamos la arista al oeste y a toda cresta puesto
que es fácil con los cuidados necesarios ya que alguna que otra piedra está
suelta y prosigue muy afilada.
Enseguida
alcanzamos un resalte en el que se amplía un poco la cresta y nos enseña una
continuación fácil, incluso con asentamientos de pratenses, que se eleva
paulatinamente en busca de una prominencia importante que es la Antecima Este
de Fenez, esa que tiene las impresionantes placas calizas por las que se conoce
al pico en su vertiente nordeste.
Casquete Somital de Fenez.
El
cielo, gris oscuro y muy uniforme no nos preocupa demasiado pero no infunde la
tranquilidad que quisiéramos. Con todo ello, asistimos al nacimiento del
Barranco Santa Elena y pasamos sucesivamente por los sumideros de la cabecera
rellenos de nieve alcanzando la Antecima Este de Fenez a 2444 metros de
altitud, buscando el pequeño collado desde el que avistamos la Este de Otal y
el Resalte Somital de Fenez.
Se
trata de una amplia ladera que se yergue paulatinamente cambiando la
pedreguilla caliza por materiales me mayor tamaño a la vez que desaparecen las
pratenses que afloraban en el collado.
Subimos
por cualquier parte incluso por la arista vestida al sur con verticales
paredones que nos resultan familiares al ser visibles desde Sabi.
Otal desde la Cima de Fenez.
Son
las doce y media de la mañana cuan do
alcanzamos la Cima de Fenez situada a 2538 metros de altitud, el más oriental
de los picos de la Sierra de Tendeñera.
Comas y Mondiniero.
Las
nieblas paulatinamente vienen por nosotros después de haber copado la Cima de
Otal. Vignemale está con gorro al igual que Tendeñera. Nos quedan medianamente
visibles los contrafuertes orientados al sur de la sierra: Comas y Mondiniero,
el Cebollar de Suaso y las Fañanizas en la Cabecera del Sorrosal,
Toronzué-Navariecho, Campaniacha y muy al fondo el perfil de Oroel. De Ordesa
poco más que los paredones inferiores del cañón, Los Murallones de la Gatera,
Punta Escusaneta y más al norte con alguna dificultad, la Punta del Puerto y
Gabiet o Bernatuara.
Arista Oeste hacia el Collado Fenez.
Un
cuarto de hora después proseguimos arista adelante con la intención de alcanzar
un deseo largamente acariciado: llegar al Collado de Fenez.
La
arista que arranca de la largada cima en principio desciende suave a la vez que
se afila y enseguida nos obliga a emplear las manos. Se trata de una serie de
dientes pequeños, descendentes y
afilados que se pasan generalmente a toda cresta sin mayores problemas.
Luego
aparece un diente más consistente con
descenso más vertical y con mejor roca en el que hay que extremar la atención
pues se baja a toda cresta utilizando una fisura vertical en su parte media.
Enseguida
pierde pendiente la arista y se amplía apareciendo pequeños establecimientos de
pratenses que bajamos caminando tranquilamente. Es la zona desde la que
pensábamos abandonar la arista pero no va a ser así ya que debajo tenemos o
neveros o paredes demasiado lisas e inclinadas.
Proseguimos
por la arista hasta las inmediaciones de un diente y allí próximo al collado,
aprovechando que la vertiente norte se ha rellenado de afloraciones calizas
afiladas y muy firmes entre retazos de pradera, iniciamos el descenso de la pared.
Se
trata de describir una diagonal descendente en busca de un corredor que baja
desde el diente. Allí, la roca sigue siendo firme y a pesar de que la pared es muy vertical,
bajamos con cierta comodidad y muy seguros.
Alcanzado
el corredor al que llega la nieve descendemos por el crestón de su orilla
izquierda hasta que ya muy abajo, entramos al nevero cuando este ha moderado
suficientemente su pendiente.
Atravesamos
un par de neveros en suave descenso y alcanzamos un promontorio en medio del
circo en el que nos sentamos a comer cuando es la una y media.
Se
hace un poco de fresqui ya que la ausencia de sol y la presencia de las nieblas
así lo propician. Comemos con gana y bebemos ya que la jornada va cumplida
aunque no lo parezca.
Antecima con las Placas y la Cima de Fenez con nieblas.
Media
hora después reiniciamos el descenso tras contemplar largamente las placas
calizas de la Antecima Este de Fenez y con la intención de descender por el
Barranco del Turbón. Para lo cual tratamos de ir evolucionando hacia el norte
del amplio circo.
Descendemos
largamente y de manera progresiva en un valle que no recordamos ya que subimos
con algo de nieve y hace mucho tiempo. Alternamos laderas inclinadas con mucho
material suelto sobre roca madre con neveros de los fondos de los barrancos que
se bajan muy bien hasta que alcanzamos la zona de praderío, lugar en el que se
perfilan caminillos y encontramos algún hito desperdigado.
De
los varios barrancos que configuran el valle nos encontramos en las
proximidades de la Orilla Derecha del Barranco del Turbón. Creo que hemos de pasar
a la orilla izquierda para entrar luego al pinar pero no vemos ni hitos, ni
señal de camino. Consecuentemente proseguimos por las trochas de los animales,
corridas recientemente y que se alejan del barranco hacia la zona del Cebollar
que es la divisoria entre el Barranco del Turbón y el de Santa Elena. No me
gusta pues mi memoria suele ser casi siempre bastante fiel pero… no hay nada
mejor. Estaremos ya por debajo de los 2000 metros.
El
camino faldea horizontal entre zonas de praderío y se aleja definitivamente de
nuestro objetivo inicial pues avanzamos directamente al sur faldeando el
Cebollar.
El
faldeo es suavemente descendente intercalando pequeños remontes sobre zonas de
crecido praderío en los que seguimos la huella reciente del paso de las ovejas.
En
un momento, tras un pequeño remonte localizamos una doble flecha verde y
decidimos seguirla cueste lo que cueste. El camino terminará con el flanqueo
del Cebollar introduciéndonos en el Barranco de Santa Elena.
El
flanqueo de la orilla izquierda del Barranco de Santa Elena tiene menos
vegetación pero podemos seguir la trocha de los animales incluso la llegada al
teórico cauce del mismo ya que baja seco, se realiza a través de zonas terrosa
con mucha pedriza suelta. En la otra orilla nos esperan los verticales
paredones de la Arista de Fenez y una
enorme manada de rebecos con muchísimos cabritos.
Paso de los rebecos desde el faldeo del Cebollar.
Desde
el cauce del barranco localizamos el rebaño de ovejas cuyas huellas nos han
traído hasta aquí y se termina nuestro camino de flanqueo ya que la trocha se
eleva hacia la majada y en la ladera derecha del barranco solamente hay algunas
trochas de rebecos por las que huye la manada aunque en esta ocasión lo hace a
dos niveles.
Entre
remontar alrededor de 250 metros para alcanzar la arista en el lugar que la
hemos tomado esta mañana o intentar la eventualidad del faldeo, optamos por
ésta última. En todo caso no perderemos demasiado tiempo si tenemos que
deshacer camino.
El
Barranco se ahonda salvajemente, sabemos que en las profundidades se junta con
el del Bozo al que tenemos que llegar, por arriba tenemos paredes solamente
útiles para rebecos y nos queda tirar a media altura. Consecuentemente, bajamos
al barranco e iniciamos un suave ascenso en diagonal al encuentro del camino
inferior de huída de la manada que avanza al sudeste iniciando el contorno de
la Arista de Fenez.
El Cebollar desde el faldeo de la Arista de Fenez.
De
vira en vira con subidas y bajadas vamos
rodeando hasta que a nivel del centro de la arista aparece una nueva marca de
pintura verde: parece ser que no solamente pasan por aquí los rebecos.
Estaremos sobre los 1850 metros de altitud.
Todavía
hemos de remontar ya que por debajo las paredes son demasiado severas y
contornear un poco más para entrar en la vertiente del Barranco del Bozo. Allí
las trazas de camino nos conducen a las paredes.
En
la pared hay una flecha verde que nos da una solución nada visible aunque
evidente: el camino, si así se puede llamar, baja por allí. Solamente alguna
rama de boj tronzada nos permite el descenso de un paretazo vertical y muy
vestido de genista en el que difícilmente se puede imaginar un camino. Los
bojes nos ayudan como presas de mano.
Pared al Barranco del Bozo.
Bajo
la pared se extiende una ladera de genista crecida que hay que atravesar el
diagonal descendente al encuentro del Barranco del Bozo en algún lugar favorable.
Se nos lleva un ratillo pero finalmente cogemos agua del barranco. Son las
cinco menos cuarto y estamos a 1750 metros de altitud.
Remontamos
ya sobre praderío inclinado y volvemos la vista atrás para contemplar el último tramo de faldeo que acabamos de
realizar poco antes de alcanzar el camino que hemos llevado esta mañana: hemos
cerrado un inimaginable bucle en un terreno mayoritariamente salvaje e
intransitado.
Saxifraga Androsacea.
Con
el camino remontamos ligeramente disfrutando de una flora increíble al igual que
a la mañana, para seguidamente bajar al Collado del Tozal del Cebollar e
introducirnos inmediatamente en el hayedo.
Luego
cruzamos el Barranco del Bozo y proseguimos para abajo disfrutando de flores,
admirando los paredones que se despeñan en el Ara y llegando a la furgo cuando
son las seis de la tarde con ganitas: nos habremos metido alrededor de 1650
metros de desnivel, eso sí, muy variados y aderezados con cierta inquietud.
Otra del Cañón del Arazas desde cerca del Puente de los Navarros.
No es una circular recomendable pero si
alguien quiere tralla puede servirse. Hoy la compensación han sido las
gencianas amarillas, los calderones, las aguileñas, geranios robertianos,
pensamientos, rododendros, saxífragas varias incluida la corona de rey,
ranúnculos, iris, lotus, asfódelos gamón blanco, lis del pirineo, edelweis verde
todavía… la primavera en todo su esplendor.