Detalle de Pallas desde Arrious Oriental.
Refugio de Arromoulit, Lacs de Pallas y
Brecha y Arista de los Geodésicos. Descenso por el Corredor Suroeste, Corredor
Ledormeur, Col y Refugio de Pallas, Paso de Orteig, Collado de Arrious y Cabaña
de Soques.
25-09-2015.
Salida 08 h. Llegada 15 h.
Sol.
Fácil.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y
Mariano Javierre.
Mapa de Pallas procedente de ING. francés. Vía en amarillo.
En
la tienda-carpa del refugio de Arremoulit
vamos a disfrutar de una noche larga, muy larga pues vamos a estar
empiltrados doce horas. Nos acostamos muy pronto, el comedor está hasta los
topes y siempre que terminamos una actividad, al menos a nosotros se nos hace
fresco además de que la tarde está fresca y ventilada, propia del otoño.
Pero
no solamente será esa la razón. El viento azotará las lonas de la carpa y nos dará una noche completa pues hasta las literas se mueven. A pesar de
ello tendremos tiempo sobrado para dormir, velar y descansar.
Saliendo de Arremoulit. No se ve casi nada de lo que vamos a recorrer.
Los
compañeros de tienda madrugan pues “se van al Palas” nos dirán. Son un grupo de
nuestra edad que están principiando. Nosotros al final comenzamos el día 25 de
Septiembre de 2015 a las siete y media de una mañana que está más cálida de lo
que parece a pesar del viento.
Desayunamos
en el refugio y a las ocho estamos en marcha. No tenemos demasiada subida pues
estamos a 2300 metros de altitud.
Comenzamos
nuestro camino en dirección este orientados por el Collado de Pallas inmediatamente al sur del Pitón Von Martin en
la Arista Sur del Pallas.
Laquette de Pallas y coll del mismo nombre.
En
suave ascenso y siguiendo hitos de piedras con camino bastante transitado nos
vamos hasta alcanzar los Lacs de Pallas a 2350 metros de altitud. Allí
abandonamos el camino que prosigue al collado y tras dejar los dos lagos al
este iniciamos un faldeo de la amplia Cara Oeste de Pallas que incluirá la
Arista de Arremoulit que es la oeste del pico.
La Arista de Arremoulit en el Pallas.
El
Pallas es una pirámide de cuatro aristas perpendiculares entre si y
consecuentemente otras cuatro caras, pero esa es la teoría. En la práctica la
Arista Oeste o de Arremoulit no se aprecia rotunda y más bien se trata de una
serie de paredes y corredores que a la postre habrá que faldear por debajo sin
tener la certeza de haber atravesado esa arista, ya que nuestro faldeo se
realiza a través de unos pedregales de enormes dimensiones en los que
alternaremos mayoritariamente granitos de todos los tamaños y afloraciones
metamórficas.
En busca de la Arista de los Geodésicos.
Enseguida
alcanzamos al grupo que ha salido delante y proseguimos camino en un largo sube
y baja a la sombra del pico y con una mañana que refresca nuestras manos.
Arrious y Lurien a la luz de la mañana.
En
los lagos hemos tomado dirección noroeste
para ir girando hacia el norte ya que nuestro objetivo es la Arista
Norte o de los Geodésicos al Pallas. Ganamos altura poco a poco acercándonos a
la arista que buscamos pero se va a resistir un tanto ya que, además, a la
arista le sale un ramal bajo que se alarga al noroeste y que también hemos de
faldear aunque no sea estrictamente necesario cuando se conoce el medio. En
nuestro caso hay que ir a la arista norte para tener seguridad.
Escalones de granito cerca de la Brecha de los Geodésicos.
Unas
gradas lisas nos acercan a la Brecha de los Geodésicos situada sobre los 2620
metros de altitud. Son las nueve y cuarto y salimos al sol.
Desde la Brecha de los Geodésicos.
La
cima del Pallas no se ve pues lo que vemos es el Gran Gendarme, una aguja
impresionante que no se escala sino que se faldea por el oeste. Lo único que
nos preocupa es que en las repisas sombrías hay hielo pero suponemos que no
suponga ninguna dificultad especial.
Hielo residual en la Arista de los Geodésicos.
La
Arista de los Geodésicos se recorre más bien poco pues en la mayor parte de la
ascensión se va faldeando como sucede en el inicio: se trata de un amplio
pedregal que rellena la cara oeste y en el que se asciende un poco por
cualquier parte empleando de cuando en cuando las manos para apoyo.
Bajo el Gran Gendarme de la Arista de los Geodésicos.
Pasamos
algún tramo de roca madre con un poco de hielo no problemático y nos vamos
acercando al Gran Gendarme. La pared llena de hitos asciende consistentemente y
nos lleva a la arista para trepar un poco por la misma en unas placas
escalonadas y fáciles hasta la base del Gendarme.
Allí
abandonamos la arista e iniciamos el faldeo del mismo en plena pared. Hay que
emplear las manos en algunos pasajes propios de pared siempre con muy buen
granito alternando viras con pequeños corredores que no suponen ninguna
dificultad especial más que la verticalidad de la pared.
Llegando a la Arista Cimera de Pallas.
Rebasado
el Gendarme alcanzamos la arista y proseguimos trepando por la misma con la
vista puesta ya en el casquete somital que ya es visible.
La
arista se llena de lajas bastante lisas pero siempre ofrece pasos fáciles que
no superarán en ningún caso el IIº. La trepada es un poco más atlética sin más y el viento
racheado no molesta gran cosa.
Llegando a la Cima de Pallas.
Luego
la arista se acuesta hasta ponerse prácticamente llana pero los bloques, algunos como pequeños gendarmes, son de gran
tamaño y hay que faldearlos uno a uno.
Difícil foto de cima en el Pallas.
Algún
paso de equilibrio por no buscar alternativas nos conducen a toda cresta a la
Cima de Pallas o Palas situada a 2976 metros de altitud cuando son las diez de
la mañana.
Ibones de Arremoulit desde el Corredor Sudoeste de Pallas.
Es
una pena que a estas horas tengamos la zona este al contraluz pero qué le vamos
a hacer, nos contentaremos con el sur y el oeste conocidos. Hacemos fotos y en
la Cabecera del Corredor Sudoeste nos sentamos a almorzar al solecillo de la
mañana recordando pretéritos momentos por estos lugares pues es la tercera
ocasión en que subimos a esta cima.
La Arista del Pitón Von Martin bien perfilada.
Media
hora después tomamos el Corredor Sudoeste y nos vamos para abajo recordando la
última ocasión en la que estaba como un cristal, íbamos sin material y nos
tuvimos que chupar la arista sur hasta arriba para faldear con dificultad hasta
la cima. El descenso lo haríamos por medio de la pared por donde vimos bajar
unos rebecos.
El
corredor, transitadísimo es fácil, está lleno de basura al ser muy descompuesto
pero se baja bien. Nos permite perder alrededor de 100 metros y nos deposita en
una brecha de la arista sur por la que
lo abandonamos para introducirnos en la cara este.
En la rampa herbosa entre corredores.
Durante
algunos metros descenderemos una terraza inclinada con afloraciones de
pratenses separándonos paulatinamente de la arista hasta que la abandonamos
cuando el terreno se inclina algo más para tomar la entrada del Corredor
Ledormeur.
Casi todo el Corredor Ledormeur.
Recuerdo
que siempre nos pareció fácil y así será y no como en el gemelo que arranca una
centena de metros al sur del mismo y que por error tomamos en el 2000.
Se
trata de un corredor generalmente amplio salvo en el tramo inferior que se abre en dos ramas más estrechas y
bastante tiesas sobre todo la derecha del mismo.
Paso de gimnasia rítmica en el Corredor Ledormeur.
Muy
bien escalonado y con pequeños establecimientos de pratenses nos ofrece un
descenso cómodo y disfrutón, de aquí para allá siempre en busca de escalones
que facilitan un descenso rápido.
Está
muy transitado y limpio con poco material suelto lo que proporciona un descenso
relajado y sin riesgo de apedrear a nadie que se encuentre en el corredor ya
que bajará por encima de los 100 metros.
Placas bajo la entrada del Corredor Ledormeur.
Por
debajo del corredor hay una zona de placas de granito muy pulidas que no
recordaba y que me parecen tan complejas o más que el corredor y en las que se
duda para seguir el camino correcto que desemboca en una placa orientativa
adosada a la pared.
Por
debajo de la pared recorreremos la pedrera que baja hasta el Ibón Superior de
Arriel pero en lugar de bajar hacia el mismo lo haremos en travesía al sudoeste
con el objeto de faldear la arista sur y alcanzar, de la manera más económica
de esfuerzo posible, el Collado de Pallas.
Pedrizas hacia el Collado de Pallas.
Alcanzamos
el camino que viene desde el collado y contorneando un resalte importante
atravesamos un espolón rocoso que baja del Pirón Von Martin y proseguimos ya
directamente hacia el collado.
Vertiente Oeste del Collado de Pallas.
Son
las doce menos cuarto cuando en el Collado del Pallas a 2510 metros de altitud
nos echamos para abajo en dirección oeste. Bajamos un poco por cualquier parte
ya que el tamaño de los materiales de la pedriza no facilita el establecimiento
de camino evidente.
Seguimos
hitos que no son necesarios puesto que en la parte baja del corredor se asienta
el Laquette de Pallas al que llegamos cuando van a ser las doce y cuarto.
Trucha al agua en el Laquette de Pallas.
Estamos a 2350 metros de
altitud, acabamos de cerrar el bucle que hemos abierto a la mañana, el día está
espléndido aquí abajo y mi chica se decide a echarse un baño en el laquette.
Será el cuarto de la temporada. ¡Como si no tuviera baño en casa!
Se
me ponen los pelos como escarpias a pesar de que dice que está buena el agua.
Yo prefiero echar un buen trago, hacer alguna fotografía y especular con que
por lo menos estará mojada. Juan ha encontrado una buena piedra y se solea como
los lagartos.
Luego
no queda más que desandar el camino de la mañana que nos deposita en el Refugio
de Arremoulit.
En
una de las mesas que hay entre el lago y el refugio nos sentamos a comer
tranquilamente. Luego recogemos y enmochilamos los bártulos y alrededor de la
una y media reemprendemos la vuelta.
Midi de Ossau y Pared del Paso de Orteig.
Un
remonte corto y ya conocido por camino lleno de hitos nos conduce a la Entrada
del Paso de Orteig e inmediatamente del paso al Lac de Arrious que sigue
igualmente encantador.
Alcanzado
el Col de Arrious nos vamos para abajo distendida y relajadamente disfrutando
de un agradabilísimo camino en un mediodía otoñal inmejorable de esos en lo que
el sol te acaricia delicadamente y no tienes ninguna prisa por terminar el
camino.
El Midi sobre un precioso tapiz al rojo mirtillo.
En
la Cabaña de Arrious nos encontramos de nuevo con el grupo de estudiantes que
están terminando una de sus clases, disfrutamos del otoño rojizo de los
mirtillos o arándanos que enmarcan celestialmente al Midi de Ossau y enseguida
entramos al sombrío del hayedo.
Son
las tres de la tarde cuando nos llegamos a la cabaña de Soques donde nos espera
el coche. Hoy ha sido una jornada suave con 800 metros ascendidos y 1725
bajados que hacen un total acumulado de 2350 metros de desnivel movidos entre
las dos jornadas.
Una
hora después estamos en casa. Otro día más.