Otal Fenez y Royo desde los Murallones de la Gatera. 29-10-06.
Cabaña de Otal, Barranco y Cara Norte de
Otal, Collado Royo y Tubos de la Este de Otal.
01-05-1990.
Salida 09:15 h. Llegada 16 h.
Sol.
Bastante fácil.
Ascensión.
Rosa Mª. Martínez y Marino Javierre.
Mapa de Otal procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
¿Cuántas
veces habíamos mirado a la Sierra de Tendeñera y contemplado en su extremo
este, más allá del Pico Tendeñera que da nombre a la sierra, al penúltimo
diente de la misma? La contestación es sencilla; siempre que era posible y
téngase en cuenta que las Sierras de Partacua
y Tendeñera son el horizonte norte de Sabiñánigo, algo muy nuestro.
Después
de haber estado en Tendeñera y Sabocos había que ir a Otal.
Eramos
al mismo tiempo conocedores de las delicias de estas sierras calizas, paraíso
de escaladores; sabedores de los purísimos encantos de las graveras y
corredores absolutamente descompuestos donde solamente el rebeco se encuentra
en su medio y también sabíamos de los placeres de la nieve primavera; pero
teníamos que ir.
Primero
nos arrimamos un fin de semana al refugio del final de la Pista del Valle de
Otal: celebramos nuestro aniversario de boda y a nuestra manera en medio de una
lluviosa tarde.
En la Cabaña de Otal de gratos recuerdos. 7-11-17.
Un
tiempo después decidimos subir con Miguel Angel Lanaspa y antes de superar el
cerrojo que tapona la salida del valle glaciar, una avería en nuestro coche nos
invita a darnos la vuelta por si acaso. Luego en Broto comprobarán que no es
nada importante y nos volveremos a Ordesa para hacer la Travesía
Cotatuero-Salarons.
El
tiempo es bueno, estamos muy cansados pero el amplio puente del Primero de Mayo
nos ha permitido adelantar trabajos y decidimos hacer alguna salida.
La
primavera del 90 llegó en invierno y claro, el invierno con sus nevadas llegó
con la primavera y ahora tenemos buen tiempo, hace ya algunas noches que no
hiela y la nieve, lo sabemos, estará como una sopa pero, a pesar de ello nos
vamos y sin madrugar, lo que es algo así como el colmo.
Ladera mixta de calizas sueltas y nieve. 7-11-17.
Salimos
a las ocho menos cuarto, en cuarenta y cinco minutos estamos en el Puente de
los Navarros y a las nueve y cuarto en el fondo del Valle de Otal. Cinco
minutos después, estamos a 1650 metros de altitud, empezamos a andar barranco
arriba para ganar pronto el rellano del pluviómetro todo ello hacia el oeste.
Viramos
al sur para ganar altura que nos permita
adecuadamente salvar las paredes que defienden la base del pico,
abandonando el barranco poco antes del pluviómetro. Enseguida el camino se pone
empinado, nosotros vamos en busca de un pequeño dorso calizo a través de su
pedrera: hemos visto a dos montañeros sobre él a la altura del límite inferior
de la nieve.
Es
allí donde nos ponemos las polainas y sacamos los piolets para utilizarlos como
bastón. Estamos sobre los 2000 metros de altitud y nos adentramos en nieve
continua, blanda y profunda; nos quedan 700 metros por subir y el asunto puede
estar valiente.
Atravesando bajo la Norte de Otal. 7-11-17.
Continuamos
por unas huellas, ya que sobre el camino que pensamos como nuestro no vemos
ninguna a pesar de que la dirección es sudoeste en lugar de sudeste, pero…
La
nieve está desastrosamente blanda, por la huella no se anda mal pero fuera es
peor todavía.
Subimos
un par de pequeñas palas con evidentes esfuerzos, nos calzamos unas cuantas
trampas de nieve y en un rellano nos alcanzan tres esquiadores que bajan. Nos
confirman que este es el camino que va a Tendeñera y que para Otal se va por
los corredores del este del pico.
Cambiamos
de rumbo 120º y nos vamos de frente a los corredores como habíamos pensado en
principio.
Corredor al Collado Royo o de Otal iluminado por el sol. 7-11-17.
-A
las doce en el collado. Son las diez y media.
-¿Tanto?
-Ya
lo verás. Nos encontramos a unos 700 metros de distancia en línea recta y unos
200 metros por debajo del mismo.
Me
clavo hasta más arriba de la rodilla haciendo huella y he de confesar que en
aquellos momentos no las tenía todas en llegar. Son unas suaves lomas que vamos
haciendo sin perder altura y ganándola muy poco a poco.
Una
hora después hemos pasado bajo la pared norte del pico y estamos en la base de
los corredores. Paramos a comer un poco pues no hemos parado a almorzar y tengo
algún miedo de que me entre alguna pájara. La nieve está aquí un poco más dura
por lo que ya se anda bastante bien, pero para lo que va a durar…
Otal y Fenez desde la Este del Tozal de las Comas. 11-4-10.
De
los dos corredores tomamos el de la izquierda pues es más amplio, parece menos
pendiente, va a parar más abajo por lo que resulta más corto y no tiene cornisa
terminal. Tiene una pendiente próxima a los 45º y la nieve algo dura con lo que
tendré que abrir huella con la puntera de mis botas y para descansar con el
piolet, Rosa lleva unas botas con suelas algo limadas.
A
las doce estamos en el collado a 2400 metros de altitud. Creemos que podemos
llegar pero ahora en la cara sur vamos a disfrutar de nuevo de nieve profunda y
faltan 300 metros de desnivel, que dicho sea de paso, no lo parece a no ser que
no veamos la cima verdadera.
Sin
pérdida de tiempo nos vamos próximos a la cresta, ahora por la cara sur y en
dirección oeste en busca de la cima tras deshacer la duda con el Pico de Fenez
y siguiendo la huella de un rebeco que ha debido de hacer el pico por la
mañana.
Otal desde Fenez. 27-6-14.
Pensamos
en cruzar los corredores que descienden directamente de la cima para subir por
la arista sudeste pero cuando estamos empezando la travesía vemos que el
corredor central es accesible o así nos lo parece y nos lanzamos a por él.
La
nieve es profundísima y el corredor se pone empinado, serán más de 45º que se
convertirán en cerca de 60º en la zona superior. Hago huellas en series cortas
pues el asunto no da para más y tan pronto como alcanzamos el espolón rocoso
que separa los dos corredores centrales nos encaramamos sobre sus ocres calizas
que resultan accesibles a pesar de estar algo descompuesto.
Progresamos
ahora bastante bien pero con mucho cuidado pensando que por el corredor no
habríamos podido subir puesto que se ha puesto tieso del todo.
Casquete Somital de Otal desde el oeste. 24-7-15.
Se
acaba el espolón juntándose los dos corredores y hemos de hacer una travesía a
nuestra izquierda para incorporarnos a otro espolón que prosigue para arriba, nos clavamos hasta
la cintura.
Con
el espolón ganamos la antecima. Estamos a escasos 50 metros que hacemos casi
sin darnos cuenta entre la duda de si será esta la cima o habrá otra más atrás.
No
hay nada más que una afilada cima de alrededor de 20 metros. Es la una menos
diez, nos hemos pasado de la media hora calculada pero estamos en la Cima de
Otal a 2705 metros de altitud. Hacemos una foto con la fastuosa Tendeñera al
fondo.
En la Cima de Otal.
El
paisaje es extraordinario a pesar de ser muy repetido. Allí está a nuestra
vista desde la difuminada Peña Montañesa
como un enorme navío en medio de un siniestro mar azul hasta la soberana,
desafiante y afilada cara Este de Tendeñera, o los majestuosos y próximos Macizos
de Vignemale y Ordesa, el desde aquí, delicado Midi de Ossau o el dócil Oroel
detrás de la difuminada Val Ancha. No hace falta pasar lista, la formación es
completa y espléndida, como tiene que ser.
Nos
toca sol y sombra como en los toros mientras comemos al abrigo del fresco
vientecillo que corre en la punta, vientecillo que nos regalará un molesto
catarro.
A
la una y media salimos para abajo empujados por el frío. Decidimos bajar por el
corredor más largo situado al oeste del que hemos utilizado para subir, entre
otras razones porque bajar los espolones resultaría un tanto complicado,
farragoso y arriesgado.
Tendeñera desde Otal. 24-7-15.
El
corredor bajará unos 200 metros con una inclinación sostenida de alrededor de
55º. Suerte que nos clavamos hasta bastante más arriba de la rodilla. Bajamos
una buena parte de espaldas al valle practicando la técnica para adquirir
rapidez más que por necesidad. Al final se suaviza la pendiente y
enseguida ganamos las huellas que nos llevarán al collado donde vamos a
concentrar toda nuestra atención pues a
la subida estaba la nieve bastante dura.
La
nieve ha blandeado bastante y se hace una huella decente. Enseguida bajamos de
cara al valle y luego al trote como procedimiento de que Rosa avive el ritmo en
las bajadas.
Tenemos
que contenernos para no descender demasiado y colocarnos sobre las paredes del
valle lo que nos conduciría a realizar algunas delicadas travesías con nieve
blanda hasta la cintura; pero a pesar de ello acabamos finalmente con la nieve
y nos quitamos las polainas.
La Nordeste de Otal desde el Royo. 7-11-17.
Hay
poca actividad en el valle, son las tres y media y solamente un par de
esquiadores han bajado delante de nosotros. Nos dirán abajo que venía de
Tendeñera, Otal ha sido todo nuestro y del rebeco.
Continuamos
directamente en dirección del refugio sin ir al barranco. Al principio lo
hacemos de tumbo en tumbo un tanto desacostumbrados, luego sobre el pedregal
calizo comprobaremos que a pesar de la soba no estamos mal y no notamos apenas
el cansancio.
A
las cuatro estamos en el coche celebrando el asunto con cerveza y nieve que he
bajado en la cantimplora. Nos cambiamos de calcetines y en zapatillas nos vamos
con el coche para abajo.
El Collado de Otal por el que hemos pasado.
Con
cuidado pues la pista está regular tras el invierno nos llegamos a San Nicolás
de Bujaruelo y luego tragando polvo tras tres coches hasta el Puente de Santa
Ana donde se detienen. Luego a la salida de Torla cogemos a un montañero
autoestopista, original pájaro de nuestros días que tiene pasta para sus
placeres pero a costa de que la asistenta social le facilite alojamiento
barato, del que mejor es no acordarse.
Fenez y Otal desde la Faja del Mallo. 2-7-15.
A
las seis menos cuarto estamos en casa; el Festival de Jota anunciado para las cinco y media ha sido trasladado de lugar por capricho de la organización
desorganizada. El desorganizador que la organice buen desorganizador será.