El Pallas desde el Ibón Intermedio de Arriel. 14-7-05.
Embalse de la Sarra, Llano
Cheto, Ibones de Arriel, Cara Sudeste Corredor a la Arista Sudoeste y Arista
Sudoeste. Descenso por la Cara Sur y Corredor Ladormeur.
29-10-2000.
Salida 08 h. Llegada 17 h.
Sol.
Bastante fácil.
Ascensión.
Mapa del Pallas procedente de Prames. Vía en amarillo.
Hacía ya muchos años que habíamos subido al Pallas. En
aquella ocasión, un día de verano, fue con Gabriel y Rosa de camino a nuestro primer Balaitús. Nos
habían dicho que tenia un corredor a la izquierda, rebasado el Pitón Von Martin
y tuvimos la suerte de encontrar la cita en la entrada del mismo y luego
llegados a la arista un poco por aquí y poco por allá siguiendo la misma hasta
la cima.
Llevábamos tiempo diciendo que teníamos que volver al
Pallas pero las primeras y prematuras nieves del otoño aparcan el proyecto.
Luego, las buenas temperaturas de octubre se llevan la nieve y el domingo 29
decidimos subir.
A las siete y media salimos para arriba. La predicción
meteorológica es dudosa pero amanece con estrellas y el tiempo nos da confianza.
De cualquier forma tenemos la alternativa de la travesía de Musales si la cosa
está fea cuando lleguemos a medio camino.
El Aguas Limpias. 5-6-07.
A las ocho ya es plenamente de día, aparcamos en la cola
del Embalse de La Sarra a 1438 metros de altitud y nos echamos al camino. La
mañana está fresca y el cielo está levemente salpicado con dispersos retazos de
nieblas absolutamente inconsistentes.
En el Paso del Oso. 5-6-07.
De conversación nos llegamos a la entrada del Valle de
Soba y poco después, a la nueve y diez,
al Paso del Onso y al Llano Cheto.
Cascada Inferior de Arriel. 5-6-07.
Caminamos en dirección norte salvo pequeños cambios de
dirección como la de este llano hacía el este, que se compensará inmediatamente
al abandonar el camino a Respomuso y tomar el camino al Circo de Arriel en el
Paso del Pino.
Ibón Inferior de Arriel desde el sur. 5-6-07.
En el repecho de la pedrera del Pico de Arriel subimos
junto al barranco del mismo nombre alcanzando con cierta facilidad el desagüe
del circo y por conocido y transitado camino recorrer toda la cubeta lacustre.
Nieblas sobre el Pallas. 5-6-07.
Sorprendemos a la
cara oeste del Balaitús con traje de novia, lo que inquietará a Rosa y casi
dormidos a los ibones en los que ya hay mosquitos: la mañana está bastante
buena.
Collado de Arremoulit desde el Ibón Superior de Arriel.
Contorneamos por el oeste el Ibón de Arriel Alto y
atravesada la pedrera que baja del Collado de Arremoulit, sobre los 2285 metros
de altitud, paramos al solecillo para almorzar cuando son las diez y media.
Pallas desde la Cubeta Lacustre de Arriel. 14-7-05.
No emplearemos mucha más de diez minutos en la faena para
continuar luego para arriba hasta alcanzar el camino bajo de los que salen
desde el Collado de Arremoulit y que salvan la afloración rocosa que moja sus
pies en el ibón alto.
Mi buen ojo me dice que no habrá que perder altura para
incorporarnos al pedregal sur del pico y así es, nos metemos en decidido
ascenso en busca de la vertical de la cara sur del pico para pasar enseguida
bajo el Collado de Pallas.
Pallas y Balaitus desde el collado de acceso al Paso de Orteig. 8-5-11.
Una pareja baja hacia el ibón mientras que otra pasa más
arriba, suponemos que hacia el pico, pero terminará yéndose hacia el Collado de
Lavedán: nuestros caminos se cruzan en la distancia.
Subimos el pedregal a buen ritmo ya que la pendiente es
importante, alternando los materiales más firmes que encontramos con retazos
escalonados de pradera alpina. Nos
acercamos al Collado de Pallas y al Pitón Von Martin sorteando pequeñas manchas
de nieve soleada y blanda.
Rebasado el pitón aparece a nuestra vista un claro
corredor y decidimos que será el nuestro ya que nos encontramos próximos al eje de simetría de la cara sur del pico.
Ascendemos los últimos tramos de pedrera y no encontramos
la cita que esperábamos a la entrada del corredor. Lo que sí hay es un pequeño
nevero de entrada y sin huellas.
Dudamos pero nos decidimos por él.
El principio es algo liso y erguido, me recuerda a la
entrada del corredor sur del Collado de Neouvielle. Me parece algo fuerte para
que nosotros lo hubiéramos hecho con Gabriel y Rosa en aquella época y tampoco
se parece en nada a la grieta estrecha que nosotros creemos recordar.
Inicio del corredor erróneo y paralelo al Ledormeur. 6-8-06.
Bueno, el corredor es bastante vertical pero salvadas las
complicaciones de la entrada no ofrece dificultades aunque hay que ir seleccionando
continuamente la vía. No es camino para todo el mundo ni mucho menos.
Subimos alrededor de 125 metros de desnivel con el mismo
y cuando alcanzamos la arista, sorpresa: ¡éste no es el corredor!
La pared oeste es vertical, la este también y la arista
es de mucho respeto.
La primera decisión es la de bajar
el corredor y buscar el bueno, seguidamente pienso en hacer el Pitón Von Martin
y dejar el pico para otra ocasión y la tercera es probar la pared este del
centinela que se opone a nuestro paso para
ver qué pasa.
Le digo a Rosa que no ha terminado de subir, que empiece
a bajar, o mejor dicho que se quede donde está y que espere mientras pruebo.
La pared este es vertical fundamentalmente, pero el
granito es bueno y hay una posibilidad de incorporación a la misma en travesía
que inicio. Luego supero un par de escalones verticales y sucesivos que me
conducen a una pequeña repisa bajo un gran bloque extraplomado. Pero se me ilumina la bombilla
y en lugar de pasarlo por debajo lo escalo y me encajo en un nicho tras él. Se
trata de la clave del centinela pues allí nace una incierta vira inclinada que
permite superar la vertical del centinela y avistar una continuación fácil que
conduce al rellano inclinado al que tiene que llegar el corredor que deberíamos
haber tomado.
Deshago la vía y vuelvo a
por Rosa que tendrá alguna dificultad para superar los pasos atléticos para
ella pero necesarios para izarse sobre el bloque extraplomado.
Luego fácilmente, salidos del embarque, alcanzamos el
rellano inclinado en el que se asienta pradera alpina, las citas de la salida
del corredor y el transitado camino sobre la hierba que continua paralelo a la
arista. Nos las prometemos muy felices pues la cima está ya muy cerca.
Pero el día va de sorpresas, el rellano se acaba, el
camino llega a la arista y ¡sorpresa!: la arista está complicada, la pared este
es muy vertical entroncándose con la cima, por lo que el camino debe discurrir
por la cara oeste pero el claro corredor que la recorre está cubierto por un erguido nevero de aspecto bastante
desagradable. Lo que recordábamos como un fácil paseo por la arista se puede
complicar decididamente ya que la nieve está durísima, la temperatura está
relativamente baja y estamos sin material para el hielo.
Hay una primera alternativa consistente en atravesar el
corredor para tomar unas rocas limpias y
lisas en la zona derecha del mismo y progresar por ellas, con algún paso sobre
nieve ya un poco soleada, hasta la cima; pero la nieve está durísima y son
necesarios 8 ó 10 punterazos para hacer
una huella suficiente para la puntera hasta mitad de la planta y menos huella
no es aconsejable debido a que el corredor es muy empinado además de larguísimo
y no se le ve el fin. Así que, tras hacer 4 ó 5 huellas decidimos abandonar la
idea.
La otra alternativa que se nos ocurre es intentar
progresar por la arista libre de nieve pero bastante aérea y lisa en principio.
Vuelvo con Rosa que se ha quedado fuera de la nieve en la
arista e iniciamos la escalada de la misma. El granito está frío como el
ambiente, la moral está flojilla pues vamos un tanto frustrados y la
incertidumbre nos atenaza un tanto: el primer tramo de arista es bastante delicado pero lo pasamos.
Al sol continuamos otro tramo más horizontal y más
sencillo que conduce a un muro vertical y liso, al que a su lado este le sale
un corredor también vertical que parece puede conducirnos a la cima del pico.
Hacemos una pequeña travesía hacia el centro de la pared
sur del casquete somital del pico y tras superar un par de pasos erguidos pero
con buenos agarres alcanzamos la base de una fisura estrecha y vertical que se
sube bien y que termina en el final de la arista que, de una forma u otra,
estamos subiendo.
Hasta allí llega el nevero de la cara oeste que nos ha
traído las últimas complicaciones y hasta allí llega Rosa. Pero para acceder al
monolito cimero hay que atravesar una fínísima arista de nieve casi horizontal
de 4 interminables metros pues estamos sin material.
Pero a horcajadas la paso y luego la tengo que volver a
pasar en busca de Rosa que no se queda como ha jurado hace un instante.
Balaitus desde la Cima del Pallas.
La arista, ya mixta continúa unos pocos metros más y unos últimos pasos sobre roca lisa limpia
de nieve e inclinada nos conducen a la cima del Pallas cuando son las doce y
media. Estamos a 2974 metros de altitud y han sido 1550 metros subidos en
cuatro horas y media.
El Corredor Ledormeur. 6-8-06.
En la cima un sol frío nos ilumina, 200 metros más abajo
están las nieblas que nos sitúan en una isla en medio de un océano de algodón.
Hacemos una foto cogiendo la parte del Balaitús que emerge de entre las nieblas
y como el paisaje no va a ser para nosotros por esta vez, nos vamos para abajo.
Puede ser que haya sido de las cimas más efímeras que recordamos en nuestra vida
montañera.
El descenso lo hacemos con cuidado hasta la arista
nevada. Allí tallo fácilmente y en el lado este de la misma unas profundas
huellas que resultan muy consistentes y que nos permiten franquear la arista
con cierta facilidad y elegancia, para inmediatamente afrontar el descenso de
la fisura.
El destrepe de la misma resulta
fácil como imaginábamos con técnica de empotre y poco más abajo, llegados a la
arista y cambiamos de ruta: he visto una posible vía en medio de la pared que
compruebo mejor al llegar a la arista. Creo que nos puede permitir el descenso
más fácilmente que por la misma arista.
Puesta de Sol sobre Pallas desde Balaitus. 14-7-05.
El tramo resulta entretenido en busca de sucesivas
repisas con algún que otro paso aéreo pero nunca difícil. Además, al solecillo
y al resguardo del viento nos van entrando en calor las manos.
Justamente antes de alcanzar el rellano herboso en el que
se inicia el descenso del corredor que vamos a utilizar para bajar, nos paramos
a comer, las hostilidades suponemos que ya han terminado por hoy pues, en otro
caso, mi esposa no habría accedido a hacerlo aquí y ahora.
Es la una y cuarto y en un cuarto de hora nos despachamos
continuando para abajo.
Poco
después tomamos el corredor que deberíamos haber tomado para subir. Tiene citas
en la entrada y también un poco más abajo.
Es amplio, de dificultad equivalente al que hemos tomado nosotros salvo
el paso de entrada. Termina en su parte baja abriéndose en dos ramas: la rama
derecha es la fisura estrecha que recordábamos y que está equipada con un par
de rápeles montados y la rama izquierda que nos gusta más, también se estrecha
bastante y lo bajamos con más incertidumbre que cuidado, ya que el final
también está relleno de nieve.
El Pallas y el Circo colgado de Lavedán. Visibles los dos corredores utilizados.14-7-05.
Al fin, la nieve está blanda y fácilmente alcanzamos unas
pulidas y redondeadas viras graníticas escalonadas que nos conducen a la
pedrera alrededor de 25 metros más al norte que el inicio del corredor tomado a
la mañana para el ascenso.
No vemos la enorme cita que esperábamos encontrar en el
inicio del corredor y sin más tomamos el blando nevero que conduce al barranco
y que nos permitirá resbalando medianamente, bajarlo rápidamente pues la nieve está blanda.
Al final abandonamos el nevero, relleno como esperábamos
de trampas de nieve, cuando ya nos ha dejada muy abajo.
Pallas desde Lurien. 25-7-01.
Poco después localizamos las primeras trazas de camino en
la pedrera que seguimos, pues suponemos, como así será, que se trata del camino
que contornea el ibón superior por su parte izquierda.
Con el camino cada vez más marcado alcanzamos la orilla
del ibón a 2259 metros de altitud. El paretazo tiene más de 600 metros de
desnivel. Atravesar la cubeta lacustre por este lado es más directo que por el
otro pero aún así se lleva su tiempo pues las proporciones de la misma son
bastante considerables.
Decidimos bajar un poco más para buscar un lugar abrigado
y al sol ya que por aquí entra algo de viento fresco del sur. Al final en la
pedrera de la cara sur del Pico Arriel, atravesado ya el barranco y apoyados en el caliente granito de los
contrafuertes más bajos del Garmo de la Frondiella bajo la cascada, paramos a
echar un bocado y un trago, son las tres y media.
Se está bien allí pero hay que continuar para abajo y lo
hacemos, poco después, tranquilamente hasta el Paso del Onso, luego el Llano
Cheto, el hayedo y a las cinco en La Sarra.
Paramos en Sallent a echar un café en el casino recordando
tiempos pasados y a las seis estamos en casa; bueno, a las cinco pues hay que
atrasar los relojes una hora ya que nosotros no lo hemos hecho todavía. Hemos
liquidado una jornada que en ciertos momentos se había puesto interesante y
peleona.
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