13 jul 2001

12-01. EL DEDO DE MONTEPERDIDO Y UNA ENORME VUELTA POR AÑISCLO. 13-7-2001.

El Dedo de Monteperdido de mis recuerdos. 26-6-12.

Punta de las Escaleras, Arista Sur, Cima de Monteperdido, Corredor Oeste, Cara Sudoeste del Dedo y Cima del Dedo de Monteperdido. Descenso al Ibón Helado, Refugio de Góriz, GR 11 a Collado de Añisclo, Barranco de Añisclo, Sercue y Nerín.

13-07-2001.

Salida 11 h. Llegada 16 h.

Mixto.

Bastante fácil.

Ascensión.

 Miguel Lanaspa y Mariano Javierre.

Mapa del Dedo de Monteperdido procedente de Prames. Vía en amarillo.
            Pasamos un corto cuarto de hora almorzando un poco en la Punta de las Escaleras y en un instante en el que las nieblas se disipan momentáneamente, no tengo tiempo de fotografiar al Perdido pero, sí en cambio, localizar el paso en los dos resaltes rocosos siguientes; más arriba no parece haber mayores dificultades que las que pueda ofrecer una pedrera bastante inclinada.

            Son las once y cuarto cuando descendemos fácil y rápidamente al Collado de las Escaleras que rondará los 3000 metros de altitud y que está ocupado por un plano nevero. Allí,  guiados por citas nos llegamos en ascenso a través de pedrera al paso clave del tercer resalte justo en el lugar que he localizado.

La escalera Inferior. 16-8-09.

            Se trata de un  paredón bastante vertical de alrededor de 12 metros de altura, de roca caliza firme y lisa pero con suficientes presas para un corredor vertical de alrededor de 7 metros de largo que rompe la pared.

            Subimos fácil y rápidamente el paso para continuar con otro rellano inclinado de pedrera bastante estable y en el que, de nuevo, las citas nos conducen a la entrada del corredor que rompe la cuarta y última escalera, nosotros no hemos hecho íntegramente lo que se conoce como la Vía de Las Escaleras, nosotros estamos haciendo toda la Arista Sur.

La Escalera Superior desde la terraza entre escaleras. 16-8-09.

            Se trata del corredor que había localizado perfectamente desde la Punta de Las Escaleras. Es bastante largo e inclinado con buenas presas pero tiene la dificultad de estar muy húmedo. Rompe un paredón de alrededor de 25 metros de altura y requiere de un paso amplio para alcanzar la salida, no dejando de ser fácil a pesar de tener la roca bastante mojada.

En la Escalera Superior. 16-8-09.

            Superado el escalón una pedrera bastante firme y en fuerte pendiente sobre la que se van perfilando varios tramos de camino nos permite salvar los últimos 100 metros largos de desnivel alcanzando directamente y a buen ritmo la cima de Monteperdido a 3355 metros de altitud, segundo tresmil del día, en medio del viento y de la niebla cuando son las doce y media del mediodía y no hay cobertura para el móvil.

En la Cima de Monteperdido.

            Me abrigo un poco pues he subido ligero de ropa y el orache es francamente desapacible, y echamos unos tragos de agua mientras llegan un par de montañeros que suben por la vía normal. Uno de ellos es el que ha venido en el autobús y con el que hemos charlado un momento.

            Estamos escasamente diez minutos en la cima ya que no hay nada que ver. Nos hacen y hacemos fotografías y seguidamente nos vamos para abajo.

            El pequeño casquete somital que conduce al collado norte del pico lugar donde finalizada el corredor noroeste está cubierto de nieve blanda, luego el corredor se limpia y la pedrera baja hasta superar el nivel de la última escupidera, lo que parece mentira en un año de nieves como éste, pero así es.

Desde la parte alta del Corredor Oeste de Monteperdido, el Cilindro. 16-8-09.

            Bajamos la pedrera en medio de nieblas que impiden la localización del Dedo pues a duras penas podemos ver, a ratos, toda la amplitud del corredor y los pocos claros que se producen son siempre al sur y nuestro objetivo esta al norte.

            Rebasada la última escupidera y tras consultar el mapa, un instantáneo claro me permite localizar los verticales torreones del Dedo de Monteperdido.

            -¡Allí esta, Miguel!

            -Ves, ya te decía que tenía que estar muy próximo al Lago Helado.

            Una travesía a media ladera sobre la nieve que aquí rellena totalmente el corredor nos permite acercarnos al paredón rocoso que limita el corredor por su orilla norte.

La Sur del Dedo de Monteperdido. 16-8-09.

            Miguel va delante tranquilamente son sus botas de plástico y yo voy detrás con el piolet y con cuidado pues mis botas no tienen cantos y están muy desgastadas: son buenas para escalar pero consecuentemente malas para la nieve.

            La nieve no está demasiado dura y con su huella que yo reafirmo me resulta suficiente. Luego unos pasos sobre la roca y vuelta a la nieve para atravesar un corto tramo muy inclinado que permite contornear el final este del paredón que limita al corredor  por el norte y alcanzar el plano collado al oeste del Dedo de Monteperdido.

            Las indicaciones dicen de escalarlo alcanzando las terrazas del sudoeste, es decir por el lugar de mayor longitud pero nosotros lo vamos a subir por una chimenea próxima a la cara sudeste.

            La vía que ha elegido Miguel tiene 40 metros que haremos con una cuerda de 60 metros y que me ha pesado en la mochila como un auténtico moro muerto. Sube mientras lo aseguro yo desde abajo y luego, tras recuperar la cuerda desde arriba subo yo.

            El paso de entrada, de unos 5 metros, es fácil con una buena grieta. A continuación y con buena roca también aunque con presas abundantes pero menores viene una chimenea semicircular de una docena de metros que se sube bastante bien. Al final de la chimenea hay colocado un fisurero para asegurar la vía. Poco más arriba un pilar divide la chimenea en dos ramas. Tomo el de mi derecha en el que se le va reduciendo el tamaño de las presas a la vez que la roca se estropea presentando la mayoría de las presas sueltas. Un fisurero y un friend aseguran el paso que en sus 5 últimos metros hasta la salida cuenta con una caliza pésima y absolutamente descompuesta.

En la Cima del Dedo de M0nteperdido.

            Alcanzo la reunión con la baga que llevo a modo de arnés casi por los pies. Al subir asegurado con comba la he llevado toda la vía caída, lo que supuesto quizá para mí la mayor dificultad de la escalada. Una travesía en horizontal permite alcanzar el pilar central del Dedo de Monteperdido, tercer y último tresmil del día con sus 3188 metros de altitud.

            Es la una y media, nos hacemos mutuamente una foto sin paisaje, nos perdemos las vistas del glaciar, que desde este balcón inimaginable deben ser fantásticas y tras montar el rápel con un mosquetón rapelo por el otro lado del pilar que es un estrechísimo corredor muy vertical pero con mejor roca que su gemelo hasta alcanzar los cintajos del segundo rápel.
Dedo de Monteperdido. 2-7-06.

            Espero en la reunión a Miguel y luego hago el otro rápel hasta el lugar donde recuperaremos el material que hemos dejado.

El Ibón Helado desde su orilla oeste. 26-6-12.

            Recogemos el material, echamos un trago y bajamos el empinado nevero directamente hasta le fondo del corredor. Miguel lo hará rápido y bien con sus botas, y yo con las mías lo haré despacio y de espaldas al valle como procedimiento para no hacerlo en un culembajen no peligroso pero tampoco deseado puesto que puedo acabar hecho una sopa.

El Dedo y el Corredor Oeste de Monteperdido. 26-6-12.

            Son las dos cuando nos reunimos, se nos ha ido una hora con el Dedo, y tranquilamente nos bajamos hasta las proximidades del Pequeño Lago Helado sin que en ningún momento haya podido fotografiar el pico.

            Girando hacia el sur continuamos por la vía normal  cubierta de neveros hasta el Desierto de Piedras. Fotografío la cara oeste de la Punta de Las Escaleras aprovechando un pequeño levante de las nieblas y mezclados con los últimos que bajan y contemplando a las “confiadas” marmotas que no quieren perderse en modo alguno los tímidos rayos de sol a pesar de los “molestos bípedos” que pululan por allí, nos llegamos al Refugio de Góriz situado a 2160 metros de altitud, cuando son las cuatro de la tarde; rematando un día con tres tresmiles, dos de los cuales han sido nuevos para ambos, en el que hemos movido 1300 metros de desnivel.

Clásica foto de las Escupideras. En medio el Dedo. 26-6-12.

            Ponemos a secar las botas, pedimos literas y tomamos una cerveza con frutos secos. Hay que beber y hacer hora para cenar.

            A las seis y con apetito crecido cenamos unas latas de sardinas, aceitunas, chorizo, longaniza, queso y galletas de chocolate con abundante agua y pan, un poco de todo mientras queda apetito. Casi echamos una hora en el asunto.

            Me molesta el estómago y se me suelta el vientre cosa que liquido con un tanagel, y cuando son poco más de las siete de la tarde decidimos dar fin al día. Tenemos ganas de descansar y además no nos queda nada mejor que hacer.

            De siete a nueve duermo profundamente hasta que me despiertan.

Ha llegado un grupo y luego llegará otro a dormir a la habitación. Más adelante seguirá haciendo calor  y finalmente dormiré a ratos destapado. La noche es larga, se duerme y se descansa.

            A las seis de la mañana me despierta Miguel al sábado día 14 de Julio, fiesta nacional francesa como recordaré en su momento. A las seis y media hemos  desayunado con lo que salimos del refugio a una mañana que está muy nublada pero de la que esperamos que eso no suponga ningún problema para la actividad que estamos emprendiendo.

            Vamos en horizontal y en dirección este-sudeste para girar pronto al este y ascender alrededor de 200 metros para alcanzar el Collado Superior de Góriz a 2343 metros de altitud. Allí tomamos las citas rojiblancas de la G.R.11. y con ellas nos iremos fundamentalmente en dirección este, ascendiendo lentamente por transitado camino hasta pasar al sur de la Torre de Góriz separándonos a la vez del Barranco de la Fon Blanca y acercándonos a los paredones rocosos del sudeste del Perdido y del sudoeste del Sum de Ramond.

            Las nieblas bajan a la vez que nosotros vamos subiendo por lo que seguimos con absoluta fidelidad las citas del camino ya que se trata de nuestro salvoconducto cuando ganamos altura entre las terrazas del sur del Sum.

            Atravesamos algún pequeño nevero plano próximos al punto más alto de nuestro periplo llamado “Vía de las Repisas” cuando comienza a gotear sitiados por la niebla.

Pasamos por el inicio del camino que conduce a la Punta de Las Olas y continuamos adelante
contorneando la arista sudeste de este pico 300 metros bajo su cima ya en medio de verticales paredones tanto por encima como por debajo.      Poco más adelante un potente y vertical nevero nos cierra el paso. La nieve está algo dura y me obliga a retroceder y ponerme los crampones ya que la niebla no permite ver ni la extensión, ni la potencia del nevero y menos si se trata de uno aislado.

            A la vez aprovecho para ponerme el forro polar ya que el ambiente así lo aconseja. Miguel me espera al otro lado del nevero y en la parte baja del mismo. Me guiará a voces ya que ha localizado las citas allí. Si las perdemos el asunto se complicaría de forma escandalosa. El nevero se pierde vertical para abajo y la niebla nos enseña de cuando en cuando verticales paredones por arriba.

            Una repisa muy inclinada nos permite proseguir al encuentro de otro corredor cubierto por un nevero menos potente que el anterior y que está equipado con unos 30 metros de cadena en su lado oeste. Subimos el corredor y en su rimaya superior lo atravesamos para tomar otro tramo de cadena horizontal que nos saca del corredor. La verdad es que se trata de un tramo de camino que ya he recorrido una vez pero en el que me encuentro totalmente desorientado. Luego, a toro pasado me daré cuenta de que aquí a la salida del corredor es dónde se inicia la vira por la que hicimos con Biola la subida a la Punta de Las Olas  y otros etcéteras.

            Seguimos descendiendo por una vira rocosa lisa e inclinada de calizas claras en la que se aloja otro nevero que ha roto la cadena que aseguraba el tránsito por la vira. Descendemos por allí más de 50 metros llevando a nuestra izquierda un oscuro paredón que vomita agua por todas partes, como si estuviera lloviendo, se debe tratar de las escorrentías de algún nevero superior que poco más adelante se convierten en barranco y que salta en cascada sobre el camino que resultará ser un paso obligado pues más abajo el paredón está brutalmente vertical.

Parte alta del Barranco de Añisclo. 15-8-09.

            Pasa Miguel corriendo a cubierto con su chubasquero y yo dudo con los crampones puestos de sí sacar o no el anorak. Parado me estoy mojando, si me quito los crampones o me pongo el anorak, también. Así que me lanzo al trote para pasar bajo la cascada.

            A la entrada, tendrá alrededor de 15 metros de ancho, recibo uno de esos cubos de agua intermitentes que arroja y que me cala cabeza y todo el lado izquierdo. Cuando estoy más allá de la mitad recibo un segundo cubo, pero que más da ya, estoy mojado completamente y al trote y con cuidado por los crampones  salgo de la cascada para quitándome la mochila y el forro como un rayo, sacar el anorak y abrigarme antes de que empiece a perder calor; mejor mojado que mojado y frío; mientras Miguel pretende hacerme una acuosa foto pues chorreo por todas partes.

            Continuamos para abajo siguiendo las citas hasta que un poco después alcanzamos una suave arista que se despeña a nuestra izquierda. Bajo el brutal paredón aparece Pineta a nuestros pies: estamos en las proximidades del Collado de Añisclo. Poco después y siguiendo el camino próximo a la arista alcanzamos la zona inferior del collado a 2440 metros de altitud y al amparo del viento en la ladera norte paramos a almorzar ya que son las 10 de la mañana.

            Estoy tan mojado que casi no me apetece sentarme, pero lo haré finalmente sobre la cuerda que también está algo húmeda. Comemos un poco al tibio solecillo que se agradece y que la mañana nos proporciona aquí, las nieblas se circunscriben a las partes altas de Ordesa, de donde venimos.

            Cuando estamos recogiendo, y solamente por probar, llamo a mi chic a que me contesta, ya que hay cobertura, cosa que no sucedió en todo el día anterior. Le digo que estamos en el Collado de Añisclo y que nos vamos para abajo.

            Y dicho, y hecho. Nos vamos para abajo, pasando por el lugar en el que acampamos con Biola, al encuentro del Barranco de Añisclo en la parte derecha del, aquí, amplio circo.

La Fon Blanca. 15-8-09.

            El Valle de Añisclo es largo, según dicen, más largo de lo que uno se suele esperar. La parte superior hasta el Barranco de la Fon Blanca se baja rápido a través de pradera alpina fundamentalmente, tras superar el resalte calizo superior. Es un circo amplio limitado por los impresionantes paredones de La Suca al este y los de la Punta de las Olas al oeste, que parecen más pequeños porque están lejos unos de otros; se va encajonando poco a poco y por el que va descendiendo el barranco formando continuas y espumeantes cascadas. Son 700 metros que se hacen fácilmente con la ilusión de que ya has bajado la mitad.

            Contemplamos la Surgencia de la Fon Blanca y la mimetizada cabaña pastoril mientras echamos un trago de agua y me quito ropa ya que he bajado hasta aquí con todo.

La Cabaña de la Fon Blanca. 15-8-09.

            Se continúa para abajo por la orilla izquierda hasta que se angosta el valle y se encañona. Entonces el camino se da una vuelta por las alturas alejándose del fondo del barranco e iniciando el tránsito por zona arbustiva.

            En la parte alta de la senda sale el camino que rompiendo la pared este del cañón conduce al Refugio de San Vicenda y a Cuello Viceto. A partir de allí, el camino se despeña al encuentro del barranco y del puente frente al Barranco de Capradiza. El camino cruza el barranco y continua ya definitivamente por la orilla derecha del mismo, entrando definitivamente en el hayedo que se acompaña de abundante boj y tejo y alejándose del lecho del barranco.

            Me he quitado el anorak y me encuentro prácticamente seco cuando comienza a tronar por la parte baja del cañón. Poco después empieza a llover. Me he mojado, me he secado y parece que ahora me voy a volver a mojar.

            El barranco casi siempre allá abajo alterna balsas deliciosas y espumeantes cascadas en un casi continuo congosto; el camino aquí arriba, profundamente sombreado y hoy algo húmedo comienza a alargarse indefinido y por ende transitadísimo.

Poco después atravesamos la plana gravera del Barranco de la Pardina a nivel del barranco principal pero luego, cada cual a lo suyo, el barranco se ahonda y el camino se vuelve a elevar.

Puente sobre el Barranco de Añisclo visto desde la Subida a San Vicenda. 16-8-09.

            Sigue lloviendo y la gente se cobija donde puede, ”cada cueva tiene su guarda” como dirá Miguel, pero nosotros seguimos para abajo y a muy buen ritmo ya que queda todavía bastante para San Urbez y ahora es cuando el camino se está haciendo largo de verdad.

            Frente a la Estiva ya ha dejado de llover y el camino se da una vuelta por los aires, atraviesa unos cuantos barrancos pequeños y se baja hasta el fondo del barranco. Poco después contorneamos Mondotó y alcanzamos el inicio de la senda que conduce a Sercué y Nerín sobre los 1000 metros de altitud.

            Le había propuesto a Miguel que en lugar de descender hasta el Puente de San Urbez para subir luego toda la carretera hasta Nerín, podíamos tomar este camino que ahorra un poco de descenso y es más directo, aunque por aquí no parece muy probable que podamos hacer dedo.

            La propuesta es aceptada cuando son las dos de la tarde. Hemos echado un trago y charlado con un grupo familiar que baja.

            En veinte minutos y en sostenido ascenso siguiendo la dirección oeste nos subimos los 200 metros de desnivel que nos sacan del cañón a través de una minúscula brecha en la parte alta del mismo. Luego ya, llaneando, empleamos un cuarto de hora  en llegar a Sercué, un pueblo que está prácticamente destrozado.

            Pasamos por medio del pueblo y en ligero ascenso nos llegamos hasta el Collado de Nerín y de allí, tras un breve descenso, nos llevará hasta Nerín.

            Miguel sube flojo y los últimos repechos se le “afíncan.” Me dirá que si llegamos a la carretera me esperará a que vuelva yo con el coche.

            El camino llega todo sobrado hasta la parte alta del pueblo a 1281 metros de altitud cuando son las tres y cuarto. Soltamos las mochilas y nos comemos una manzana cada uno con incalculable gula y deleite. El día se las ha traído al fin: hemos subido alrededor de 850 metros y bajado sobre 1750 metros lo que no está nada mal puesto que sumados los dos días han sido 2150 metros subidos y 3050 metros los bajados.

            Luego el coche y con ausencia de prisas y ganas hacemos los 67 kilómetros que depositan a Miguel en su casa cuando son las cinco de la tarde y a mí en la mía.
Para ver el Comienzo.

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