Lacherines, Mallos de Lecherines y Rigüelo. 19-7-15.
Final Pista de Aisa, Refugio de Saleras,
Collado de la madalena y Corredor Sur.
08-11-1992.
Salida 09:30 h. Llegada 16:30 h.
Sol.
Fácil.
Ascensión.
Rosa Mª. Martínez y Biola y Mariano
Javierre.
Mapa de los Mallos de Lecherines procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Hace
ya bastante tiempo que tenemos ganas de conocer la Zona de los Lecherines, ya
que no en vano es de los pocos lugares próximos que no hemos visitado. La Gruta
y los Mallos nos llaman la atención y como llevamos unos años con poca
innivación y menos frío pues nos vamos a ver los Mallos.
Especulamos
acerca de utilizar la pista que sube por las Blancas de Borau, pero alguien nos
dice que le han puesto cadena a la pista. Lo que nos faltaba, ¡no es larga ni
nada esa pista como para hacerla andando! Lo tenemos claro “de paganos” en este
Pirineo.
El Aspe desde el Valle de Aisa. 3-11-01.
Hay
una opción, la de la suerte, que consiste en acercarnos a la cadena y pasar con
alguno pero el tema se puede liar en caso a que se niegue a dejarnos pasar y
luego para la vuelta... Otra opción pasa por alcanzar el Collado de Madalena
por el Valle de Aisa. En este caso haríamos el gasto principal en alcanzar el
lugar al que se puede llegar en coche. Lo cierto es que menudo asunto el de la
cadenita.
Será
la segunda alternativa la que tomamos el
domingo 8 de Noviembre de 1992, no madrugamos y a las nueve y media estamos
aparcando el coche en el final de la Pista de Aisa a 1480 metros de altitud.
Refugio de Saleras y Macizo de Aspe.
La
mañana está excelente y por el camino acostumbrado nos vamos al encuentro del
Estarrún. Cerca del barranco encontramos una tienda acampada y tras cruzar el
mismo y prácticamente sin subirnos al espolón herboso nos vamos hacia el cauce
del recién nacido Barranco de Rigüelo que lo hace en las fuentes del mismo nombre.
Desdde el Refugio de Saleras. 19-7-15.
También
lo atravesamos para encaramarnos un poco en el paco o la ladera norte para
subir directamente a la sombra. En el fondo del barranco se pinta la senda que
describe una trayectoria paralela a la que nosotros llevamos. Nos gusta
disfrutar del placer de elegir nuestros propios caminos.
La
subida es fuerte por terreno mixto de graveras calizas y retazos de pradera y
en principio predominan estas. Ganamos altura en dirección este siempre en
busca del Collado de la Madalena.
Collado de la Madalena desde Rigüelo. 1-7-02.
Más
arriba el terreno se torna escabroso, desaparecen las pratenses y nos
metemos en un inclinado canchal en el
que la erosión ha practicado una serie de corredores amplios y abarrancados,
paralelos entre sí y que hay que ir atravesando casi en horizontal para irnos
acercando al camino natural por el que hemos de alcanzar el collado.
Llena de la Garganta, Aspe y Mallos de Lecherines desde el Collado de la Madalena. 1-12-12.
Por
zigzagueante camino marcado en la gravera alcanzamos el Collado de la Madalena
o del Turbillón situado a 2043 metros de altitud cuando son las once y media de
la mañana. Allí encontramos la pista en la que, en alguna ocasión habíamos visto
relucir los cristales de los coches y unos metros más adelante cuando la misma
comienza a descender paramos a almorzar.
Desde la Cima de Lecherines los Mallos. 24-6-01.
Continuamos
un poco por la pista que se marcha hacia
el Refugio Lopez Huici pero la abandonamos muy pronto introduciéndonos en la
pradera que atravesaremos en ascenso y en dirección nordeste hasta
alcanzar la base del pedregal del
corredor por el que queremos meternos en los Mallos y que se encuentra
orientado al norte separando los dos mallos más occidentales.
El
pedregal se va encajonando. Nosotros subimos por cualquier parte hasta alcanzar
la nieve. Por ella unos tramos, por las rocas de la derecha del corredor otros
y a veces por la misma rimaya, subimos el corredor que desemboca en una amplia
pared, algo inclinada y con algunas manchas de nieve blanda que vamos sorteando
y que nos deposita en el collado.
En los Mallos de Lecherines.
Allí
decidimos continuar ascendiendo por nuestra derecha a través de una cresta
kárstica y agrietada que conduce al Mallo Central de Lecherines situado a 2348
metros de altitud cuando nuestro reloj marca la una.
Con las Llenas del Bozo, Garganta y Aspe.
Al
oeste disfrutamos del Circo de Aisa enterito para nosotros y que nos muestra
dos zonas claramente diferenciadas: la zona baja cálidamente abrigada y la zona
superior abierta y nevada con el Aspe, en cuya cima hay gente y el Sombrero
pastoreando el blanco rebaño. Al este contemplamos la majada de Lecherín Alto
que se despeña en el Valle de Canfranc destacándose en medio el Refugio Militar
López Huici.
Bajando el Corredor de los Mallos de Lecherines.
Hacemos
un par de fotografías, descansamos un poco, echamos un trago de agua y nos
damos la vuelta sobre nuestros pasos decididos a bajar primero y comer después.
Bajamos
los neveros altos y alcanzamos el corredor con una nieve blandísima.
Inmortalizaré a Biola bajando sola su primer corredor nevado. Luego por la
pedrera a la pradera, unos metros de pista y nos llegamos al refugio situado
sobre los 2000 metros de altitud. Son las dos menos cuarto y hemos bajado en
media hora.
Refugio López Huici. 1-7-02.
El
refugio, propiedad de los militares está abierto y limpio. Es sobrio, hay
algunos alimentos para un caso de emergencia y un botiquín de primeros auxilios.
Da la impresión de que debe ser vigilado y utilizado con frecuencia pues de
otra forma no se explica su estado.
Comemos
al sol de la tarde en las escalinatas de la puerta principal, luego nos hacemos
un nescafé y a las tres menos cuarto nos vamos hasta el Collado de la Madalena
al que llegaremos un cuarto de hora después y por el camino nos vamos para
abajo transitando las proximidades del Barranco de Rigüelo por el que no baja
agua. Biola ha cogido la mochila de su madre y no la quiere soltar. ¡A ver
cuánto le dura la afición!
Paramos
en la caseta del Cubilar de Rigüelo a la que no hace demasiado que le han
cambiado la techumbre y tomamos después el fondo del barranco para atravesarlo
en el mismo lugar en el que lo hemos hecho a la mañana.
Lecherines desde Gabardito.1-12-12.
Junto
al barranco están los montañeros que posiblemente hemos visto en el Aspe, ahora
retozando en la hierba; pero el sol se va y tienen poco futuro, son las cuatro
y media.
Recogemos
unas raíces secas de boj para quemarlas en el hogar y luego nos llegaremos hasta
Sinués, un pueblo en el que no habíamos estado nunca. Lo mejor que tiene,
elevado sobre una loma, es su preciosa vista del Pirineo: una auténtica
delicia.
Damos
una vuelta por el pueblo contemplando los detalles de la arquitectura popular
que conserva, mezclados con “otras cosas” carentes de gusto y estilo que no son
más que una vulgar plaga en nuestros viejos pueblos. Luego, sin transición nos
marchamos para casa en medio de una tarde delicadamente otoñal.
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