10 abr 2010

11-10. AL ESPELUNCIECHA CON ESQUÍS. 10-4-2010.



En la Sur de Espelunciecha.

Aparcamiento de Anayet en Formigal, Glera de Anayet, Barranco Culibillas, Ibones de Anayet y Arista Sur. Descenso desde el Hombro Noroeste, Cabecera del Corredor de las Arroyeras, Corredor de Arroyeras y Glera de Anayet.

10-04-2010.

Salida 09 h. llegada 14 h.

Sol.

Fácil.

Esquis de travesía.

Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa de Espelunciecha procedente de Prames. Vía en amarillo.


            Esperábamos la primavera para ascender con los esquís a Espelunciecha, pues parece ser que todo suele llegar. El sábado 10 de Abril de 2010 lo pintan inmejorable y a las 9 de la mañana estamos en el Aparcamiento de Anayet, sobre los 1700 metros de altitud, preparándonos para la marcha. La mañana deliciosamente soleada está espléndida.

Punta de la Garganta o Garmet desde el Aparcamiento de Anayet.

            Cruzamos el Barranco Culibillas por el puente y siempre por la parte sur de la pista de esquí que conduce a la Glera de Anayet nos vamos foqueando para arriba. Casi somos más los que subimos que los que bajan pues no hay mucho esquiador en la estación en este último fin de semana de la temporada.

            El camino es conocido pues tenemos la costumbre de utilizar las inmediaciones de las estaciones de esquí para darnos nuestros paseos en invierno y detrás del primer resalte sostenido el terreno se allana en la Glera de Anayet y nos muestra el collado entre La Punta de la Garganta o Garmet y la Punta Espelunciecha.

En la Glera de Anayet.

            Para alcanzar el amplio collado una serie de suaves ondulaciones permiten avanzar siempre en dirección sudoeste. Vamos adelantando a algunos raquetistas y nos acercamos a una pareja que lleva aproximadamente nuestro ritmo.

            En el collado encontramos una huella medianamente definida y con ella nos vamos en suave descenso para alcanzar el fondo del Barranco Culibillas por el que sube un auténtico enjambre.

Entrando al Barranco Culibillas.

            Pasamos por debajo de las afloraciones rocosas de la ladera sur de Espelunciecha y ya en el barranco nos vamos directamente a por la pala del Cerrojo de los Ibones de Anayet.

Cerrojo de Anayet.

            Un par de vueltas marías son suficientes para alcanzar el minúsculo hombro de la izquierda del barranco y ascender suavemente hasta alcanzar el Rellano Lacustre de los Ibones de Anayet cuando son las diez y cuarto de la mañana.

Diente de Anayet.

            Una mirada inevitable al delicioso Diente de Anayet, Señor de unos, ahora campos de nieve virginales y, tomada la decisión, nos vamos en dirección norte para ascender próximos a la arista sur-sudeste del pico, la vuelta la haremos desde la zona noroeste.

Subiremos por la Sur.

            Una pala suave y amplia se eleva paulatinamente hasta que se aproxima a las afloraciones rocosas entre las que hay que dar un par de vueltas marías sobre nieve un tanto durilla ya que, a estas horas acaba de recibir el sol.

Bajaremos por la Oeste.

            Evolucionamos hacia el hombro de la parte baja de la arista y mediante una suave ladera ganamos altura hasta que finalmente alcanzamos la arista por la que vamos a progresar hasta los resaltes rocosos terminales que están pelados de nieve.

Llegando a la Cima de Espelunciecha.

            Cómodamente nos quitamos los esquís, recogemos las pieles de foca y cargando los esquís en la mochila nos llegamos con cuidado a la cima de la Punta Espelunciecha situada a 2399 metros de altitud. Son las once y cuarto y hasta aquí queríamos llegar, desde hace tiempo. Era un tema muy deseado, conocida nuestra falta de competencia para manejarnos con los esquís, especialmente en los descensos ya que solamente somos unos simples paseantes con esquís.
En la pelada Cima de Espelunciecha con el Midi.

Vértice y Diente de Anayet.

            Estamos solos, la gente que había ya se ha marchado, almorzamos en la cima y contemplamos la llegada de un montañero que sigue nuestros pasos. Es Manuel Campo, ya somos tres de Sabi en la cima.

Arroyeras y su Tubo Norte.

Culibillas.

            La mañana está sencillamente espléndida y estamos casi en la gloria y digo casi porque nos espera el descenso.


            Como el casquete somital está pelado de nieve y el descenso desde arriba tiene unos metros que entre mixtos y erguidos que no es para nosotros, a las doce menos  cuarto cargamos con las mochilas y nos bajamos unos metros por la arista norte hasta alcanzar la nieve del hombro norte.

            Desde el hombro hay una diagonal suave que orientada al sur tiene que tener buena nieve.

Pala de descenso.

            Tras unos giros en la arista con nieve un poco dura por venteada, la pala no tiene buena nieve, “la tiene excelente” y disfrutamos de unos giros como si fuéramos unos niños recién bañados.


            Pero claro, dura muy poco y enseguida estamos en el rellano de los ibones con el propósito de aprovechar nuestra euforia y marcharnos hacia el Arroyeras para bajar el tubo: otro tema “pendiente” y ahora estamos como motos.


            Maniobramos de nuevo con las pieles de foca, nos aligeramos de ropa y en dirección prácticamente sur salimos en suave ascenso hacia el Collado de Arroyeras al que no pensamos llegar.

            Ganamos altura aproximándonos a la arista  hasta que alcanzamos la parte superior del corredor.
Rellano de Anayet.

Entrando al Tubo Norte de Arroyeras, "el de los franceses."
            Desde un pequeño promontorio que domina la mitad superior del corredor nos montamos en los esquís y nos vamos para abajo entrando junto a las afloraciones rocosas del inicio del mismo.


En el TuboNorte de Arroyeras.


            La primera parte consta de un corto muro que se baja bien pues la nieve aunque irregular está en buenas condiciones. Luego se acuesta y desciende suavemente casi sesteando.

Espelunciecha desde el Tubo Norte de Arroyeras.

            La zona inferior también se inicia con otro muro bastante erguido pero es amplio y la nieve sigue buena. Más abajo pierde pendiente y se amplia además de que la nieve está más irregular y blanda. Nos deposita en el rellano del fondo del barranco sin complicaciones.

            Desde allí contemplamos el corredor que acabamos de bajar con cierta satisfacción recordando la vieja envidia que nos producía el personal que veíamos bajar por allí mientras nosotros ni soñábamos con hacerlo con los esquís.

            Luego, bajamos unos metros por el barranco completamente cubierto de nieve y tomamos la huella de la mañana para faldear la cara sur de la Punta Espelunciecha.

            El suave repecho hasta el collado lo hacemos con la talonera suelta sin necesidad de volver a poner las pieles de foca.
La Punta de la Garganta desde el Collado de la Glera de Anayet.

            Del collado para abajo seguimos aproximadamente el camino de la mañana  para atravesar en suave descenso la Glera de Anayet  para luego descender el resalte final un poco más al oeste que a la subida aprovechando la nieve blanda e irregular que se negocia bastante bien con la pendiente.

            A las dos de la tarde rematamos la jornada en la que habremos hecho alrededor de 900 metros de desnivel y, de paso, hemos liquidado algunos de los viejos fantasmas que deambulaban por nuestra mente.  ¡Quedan otros! No faltaría más.

           

              

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