9 ago 2005

7.05. DE LA BERARDE A LE TOUR. ETAPA 7. DE SURIER AL REFUGIO DEFFEYES POR LA TESTA DE RUITOR. 9-8-2005.


Glaciar de Morión y Cara Sur de la Testa de Ruitor.

Cola del Embalse de Beauregard, Cap Crova, Refugio Scavarda, Glaciar de Morion, Cara Sur de la Testa de Ruptor, Testa de Ruitor, Arista Este de Ruitor, Glaciar de Ruitor y Refugio Deffeyes.

09-08-2005.

1801 m.

1092 m.

22500 m.

08:30 h.
Sol.
Batante difícil

Travesía.

Agua según temporada y no en cualquier parte del recorrido, aunque hay algunos puntos de aprovisionamiento en ambas vertientes de la Testa de Ruitor.

El camino siempre prueba al caminante y en la montaña es regla. Hay que controlar todos los movimientos incluso cuando se va en grupo, en solitario es ley de oro.

Se debe cuidar esmeradamente la integridad personal y especialmente la de los pies que son sometídos día tras día a unas prestaciones inigualables.

Cambiar de botas, de calcetines… cuidados preventivos…cada uno tiene sus estrategias. Pero si a pesar de todo nuestros pies sucumben, solamente nos queda la resistencia sobre la que se ha de cimentar el éxito en la consecución del objetivo.

 Juán Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.
Mapa del Refugio Bezi a Testa de Ruitor procedente de Didier Richard. Vía en verde.

Mapa de Testa de Ruitor a Refugio a Deffeyes procedente de Didier Richard. Vía en verde.

Así que suena el despertador a las seis de la mañana y lo escuchamos con ganas de liquidar una noche que ha resultado regularcilla y comenzar nuestro 9 de Agosto que es martes, lo que no tiene ninguna significación especial.

Las tareas normales de la mañana resultan un poco más largas debido a que hay que quitarse las ropas extras con las que hemos dormido y hay que hacerlo con cuidado si no queremos llevarnos una tonelada del polvo de la obra con nosotros.

Recogemos todo lo que hemos utilizado, dejamos el lugar como si no hubiera estado allí nadie y a las siete menos cuarto de la mañana comenzamos nuestra jornada, a 1785 metros de altitud,  tomando la carretera hacia el puente para seguir por la carretera que va en dirección nor-nordeste a Valgrisanche.

La mañana está francamente fresca y agradecemos el ascenso que nos templa un poco nada más pasar por Surier.

No habría sido nada fácil encontrar un lugar plano para montar la tienda en esta zona a no ser que pegados a la carretera. Acaso en la capilla que hay unos metros al norte de Surier, rodeada de una pequeña explanada verde, hubiera sido posible acampar pero el lugar además de estar absolutamente desabrigado ofrece pocas ventajas más.
Lago Beuregard y epilobium.

Enseguida ganamos altura con relación al Lac de Beauregard y dejamos a nuestra izquierda la carretera que marcha hacia el Gran Alpage y al enorme valle que se orienta un poco al oeste de nuestra ruta.

La carretera se arrellana para descender ligeramente a continuación en una zona en la que están haciendo defensas contra aludes.

Vamos en dirección nordeste y en el norte, por encima de la carretera, se recorta un contrafuerte que nos llena de dudas pues no sabemos si hemos de atravesarlo o no para alcanzar la zona de Crova.

Finalmente cuando consideramos que la carretera que sube de Valgrisanche puede ser alcanzada en diagonal sin necesidad de ir hasta el desvío, tomamos un poco transitado camino que asciende fuertemente sobre la ladera y que tras atravesar un crecido prado bastante inclinado, nos deposita en una especie de albergue  al que llega una pista.
Tomamos la pista que asciende suavemente y en dirección norte pues suponemos que nos ha de conducir a la Cabaña Crova pero tenemos dudas sobre todo cuando las lazadas de la pista nos alejan de la dirección que queremos llevar.

Finalmente, algo arriba ya, localizamos a un pastor que está cuidando un rebaño de vacas en unos prados al inicio del rellano en el que culmina la ladera que hemos ascendido.

Soltamos las mochilas y nos vamos con Juan a preguntarle.

No conoce ni el Refugio ni la Cabaña “ Capanna” di Crova pero nos dice que a esa zona se le llama Crova y nos señala colgado en la arista algo blanco que ya hemos visto antes y que es, ni más ni menos que el Refugio Scavarda y por allí precisamente tenemos que pasar.
Mont Pela, Alpe di Crova con Refugio Escavarda.

Volvemos a las mochilas y a través de la pradera alpina nos vamos directamente hacia unas construcciones y un aparcamiento con coches donde suponemos se encuentra el Refugio.

Al fin hemos cruzado la carretera que sube desde Valgrisanche y estamos orientados. Son las nueve menos cuarto y nos encontramos sobre los 2400 metros de altitud en un lugar en el que hay obras además de unas viejas instalaciones subterráneas debidas a algún ingeniero o militar atrevido. Terminaremos por no saber si lo de Cap Crova significaba Capanna Crova o Capitano Crova. Lo mejor de todo es que desde las instalaciones parte un transitado camino que es el que nos interesa.

El camino está trilladísimo por un colectivo de jóvenes pertenecientes a una ONG que está reconstruyendo desde sus ruinas el Refugio Scavarda para explotarlo como fuente de recursos por la organización. Encontramos a algunos que bajan el resalte para recoger cargas en las instalaciones inferiores. Pasamos junto a una cabaña que utilizan junto a unas grandes tiendas como comedores y dormitorios y proseguimos atravesando el rellano siguiente en dirección norte. Nuestro objetivo es un potente espolón rocoso muy erguido que baja por la vertical del emplazamiento del refugio.

Para ello el camino se irá decididamente al oeste del espolón para atacar por la pared lateral oeste del mismo y nosotros nos vamos por él en compañía de algunos voluntarios que van para arriba hasta un depósito intermedio. Desde allí subiremos con un cooperante sudamericano que nos pone al corriente de la situación.

El camino en la pared oeste del espolón es ciertamente erguido y asciende impíamente. A nosotros no nos supone gran dificultad pero entramos en calor y termina por hacérsenos largo el camino dilatándose la llegada al refugio.

El altímetro canta la altitud buscada y el camino describe una travesía horizontal hacia el este para terminar depositándonos en el desconyuntado emplazamiento del Refugio Scavarda. Estamos a 2912 metros de altitud y son las diez y cuarto.

            Están forrando de piedra el refugio y nos acercamos a charlar con los jóvenes que están en pleno desayuno.

            Nos ofrecen té que nosotros rechazamos pero terminamos por aceptar cortesmente y les decimos que si tienen agua ya que el Lac de Morión está un pelín alejado de nuestra ruta y probablemente no sea fácil conseguir agua a partir de aquí.

            Nos dicen que bebían directamente del lago pero que tuvieron diarreas porque había contrabando en el agua. Así que creemos entender que le dan algún tratamiento antes de consumirla y consecuentemente nos despedimos sin más y nos vamos para continuar con el camino hacia el Glaciar de Morion.
Gñaciar de Morión.

            No estaremos ni siquiera a 50 metros cuando una chica nos llama y viene a nuestro encuentro con una botella de agua, vuelvo a su encuentro para rellenar mi botella pero insiste en que me la quede pues ellos la tienen sobrada por lo que yo le doy cumplidas gracias.

            Unos metros más adelante, aprovechando un abrigo al sol paramos a almorzar un poco y a descansar otro poco puesto que ya llevamos una buena subida y nos queda negocio todavía.

            Sobre las once, hemos repartido el agua en nuestras botellas y nos ponemos en marcha en dirección norte para alcanzar en horizontal un espolón rocoso que arranca un poco al sur de la Testa de Ruitor.

            Enseguida perdemos las citas que suponemos se incorporan al descompuesto espolón rocoso, pero solamente es una suposición, ya no volveremos a verlas y es que, no se deben ir al espolón sino que lo hacen en horizontal para atravesar el Glaciar de Morión por su parte inferior y alcanzar así de forma económica el Collado de Ruitor.

            Nosotros atravesamos el espolóm y tomamos la descompuesta morrena derecha del Glaciar de Morion, lugar en el que nos encontramos con el montañero al que hemos preguntado en la carretera antes de iniciar el ascenso por libre. Ha venido solo a ver el tema, no lleva mochila ni crampones y se da la vuelta desde allí.

            El Glaciar de Morion es, en este momento, una lengua glaciar alargada y situada al sudeste de la Arista nordeste de Ruitor. Se encuentra libre de nieve de la temporada y nos invita a ponernos los crampones ya que, de momento, vamos a atravesar la sección más al sur y próxima al espolón rocoso.

            Atravesamos en diagonal ascendente pero antes de abandonar el hielo proseguimos de frente para arriba puesto que es mucho mejor que abordar la descompuesta pared sur de la Testa de Ruitor. Alguien ha sugerido hacer el pico y aunque no conocemos las vías de acceso vamos al asunto.

            Ascendemos por la orilla izquierda de la lengua glaciar hasta que nos incorporamos a la masa glaciar principal ya bastante arriba, cuando el espolón se aproxima a la cima del pico.

            Especulamos acerca de diversas incorporaciones a la pared sur del pico no muy claras pues se trata de una pared metamórfica muy descompuesta y vertical y terminamos ascendiendo todo el glaciar hasta alcanzar la arista sur del pico al que llega el espolón rocoso.

            Unos metros erguidos sobre glaciar con nieve de la temporada nos conducen a un collado en plena arista. El glaciar en la parte oeste está muy erguido y la arista intratable para nosotros; así que, hay que volver sobre nuestros pasos e incorporarnos a la pared por otro lugar.

            Rosa y yo volvemos sobre nuestros pasos abreviando mientras que Juan se queda un poco.

            Desandamos un buen trecho y dejando la huella que hemos hecho ascendemos el glaciar hacia la base de la pared.

El Cervino.

            El tramo final está francamente tieso pero es noble y no hay problema. Hacemos un intento fallido de desembarcar en la pared ya que la rimaya nos lo impide pero transitando por el borde inferior de la misma unos metros al oeste encontramos un paso algo delicado pero que nos permite salir del glaciar e incorporarnos a la pared.

            Nos quedan 150 metros de pared metamórfica, vertical y descompuesta, de esas de las que la gente suele huir pero en las que nosotros evolucionamos bastante bien y jamás soslayamos aunque sabemos que son peligrosas.

            Son paredes en las que hay que echar mano de toda la sabiduría montañera que se posee, emplear toda la paciencia y el cuidado de que se es capaz para  realizar una escalada fina e  impecable. Esas paredes requieren ser calculadores como un gato, astutos como un zorro, y  perspicaces y especuladores como un lince. En esas paredes te sientes vivo aunque de cuando en cuando te falte un poco el aire y te sobre adrenalina.
Glaciar de Morión y Lac de Beuregard.

            Y allí estamos. Ni siquiera perdemos tiempo en quitarnos los crampones; es más, creo que no nos vendrán mal del todo ya que hay muchas terrazas llenas materiales terrosos. Vira por aquí, repisa por allá, travesía por más allá, vamos haciendo nuestra propia  y original vía y progresando en la pared.

Juan ha entrado cerca del collado, ha atravesado de manera similar la pared, ha ido un poco más rápido que nosotros ya que ha ido solo y no ha tenido ni que esperar ni  cuidar con no apedrear a nadie, además de que al principio se ha quitado los crampones. Nos encontramos sin buscarnos y proseguimos un poco por libre cada uno hacia arriba.
Subiendo la sur de la Testa de Ruitor.

La pared me recuerda al corredor del Cervino que tuvimos que ascender cuando nos salimos de la vía para recuperar la arista de Hornli. Salimos de aquel corredor y saldremos de esta pared aunque se nos lleve un buen rato, un poco en travesía hacia nuestra izquierda tras quitarnos por fin los crampones. Es la una y media del mediodía cuando alcanzamos la cima de la Testa de Ruitor a 3486 metros de altitud. Se trata del punto alto de nuestra Alta Ruta.
En la Cima de la Testa de Ruitor y la Arista al Colle de Ruitor.

Glaciar de Morión y Refugio Escavarda.

La cima que es un conjunto de grandes bloques tiene una imagen blanca de la Virgen de tamaño natural. Hacia el sudeste contemplamos toda nuestra actividad matutina y hacia el norte el tajo de la tarde: el enorme Glaciar de Ruitor.

Con Montblanc en la Testa de Ruitor.
Echamos un trago de tang, comemos algunas cosillas, telefoneamos pues hay cobertura y hacemos fotografías del contorno con el Cervino, el Monte Rosa, el Combin, el Gran Paradiso y el Montblanc, que siendo mucho es una pena que, a pesar de que el día es estupendo, quede todo un poco lejos.


Bajando la Este de Ruitor.

A las dos y cuarto iniciamos el descenso por la Arista Este de Ruitor se trata una vía sencillísima cubierta de grandes bloques metamórficos que se baja por cualquier parte hasta que próximos al Collado de Ruitor, situado a 3373 metros de altitud y en el que hay una cabaña de madera completamente destrozada; para abandonar la arista e introducirnos por el flanco norte en el Glaciar de Ruitor.

Montblanc desde el Glaciar de Ruitor.

El glaciar se arrellana enseguida y nosotros en dirección norte vamos a transitar su orilla derecha, para bajar junto al Gran Plateau que es la zona superior del glaciar. Pasamos algunas zonas de grietas fundamentalmente un tramo intermedio en el que el plateau se hunde junto a los paredones del Chateau Blanc.

Zona Superior del Glacviar de Ruitor.

Seguimos la huella y sorteamos algunos puentes que no nos ofrecen demasiadas dificultades para finalmente abandonar el glaciar e introducirnos en la morrena lateral derecha del mismo en la que encontramos las citas que nos marcan el camino.

Luego nos apartamos un poco del lecho ocupado por el hielo para descender fuertemente por una depresión de la morrena y seguimos para abajo llevando a nuestra izquierda el enorme Glaciar de Ruitor que ha formado una potente cascada en su zona intermedia bajo el lugar en el que se asoman las moles rocosas de Las Vedettes.
Zona Intermedia del Glaciar de Ruitor y las Vedettes.

El camino gira imperceptiblemente al oeste y se alarga, o así al menos nos lo parece. Hemos dejado a nuestra derecha el Col de Planaval y nos aproximamos a la zona terminal del glaciar.
Lac Marginal de Ruitor.

Los glaciares en su retirada suelen ir pariendo lagos que dejan desperdigados por el valle y en este caso asistiremos al desfile de un interesante conjunto de lagos de origen glaciar: el Marginal, el Superior, el Gris, el Verde, el de Ruitor y el d’en Bas justamente  debajo el Refugio Deffeyes.

Tras el Lac del Glaciar de Ruitor las Agujas de Assali.

Lacs Gris Y Verde de Ruitor.

Es una auténtica gozada para la vista, lo mismo que la contemplación de tan dilatada masa glaciar que fotografiamos repetidamente, lo que colabora a ralentizar nuestro ritmo aunque nos ayuda a superar el descenso.
Lac de Abajo junto al Refugio Deffeyes.

Finalmente hemos de remontar ligeramente sobre un lomo de verdura para alcanzar el emplazamiento del refugio, como mandan los cánones y para agradar especialmente a mi esposísima. Son las cinco menos cuarto.

Llegando al Refugio Deffeyes Montblanc ya está más cerca.

En el refugio nos dan literas y nos venden hasta sábanas de papel un poco caras que se compensa con lo barato del refugio pues en total nos cobran 37’5 euros.

Es un pelín tarde, pero como la idem está muy soleada hacemos colada tras ducharnos con agua fría que no lo está tanto. Rosa marcha al Barranco de Uselletes y yo la hago en el pilón  al lado del refugio.

 Luego bebemos y descansamos sobre una enorme roca en la parte trasera del refugio donde tenemos tendida la colada. Es un lugar ventilado que nos vendrá de cine para que se seque casi completamente incluidos los calcetines recios de lana.

En el refugio hay personal pero no demasiado. Así, un poco antes de la acostumbrada hora de nuestra cena hacemos la pasta dentro del pilón pues fuera corre un pelín de viento y cenamos tranquilamente en el comedor a la vez que el resto del personal. No hay problemas de sitio.

Después de visto lo visto, y teniendo en cuenta que los franceses van a disponer de un enorme puente alrededor del próximo fin de semana, decidimos pedir al guarda del refugio que nos reserve para el jueves en la Cabaña d’Orny, cosa que hará gentilmente. Nos cobra 1,2 euros y así salimos de incertidumbres y acabamos con un posible problema.

El guarda es un profesional no exento de una cierta amabilidad a pesar de su aspecto. Le preguntamos por el Vivac Bella Comba y nos dice que ya no existe y que los mapas del IGC. están sin actualizar, así que menos mal que teníamos dos opciones aquí.

A las ocho y media nos subimos a la habitación, esta vez nos toca en planta baja, con lo que Rosa no tendrá que hacer escalada nocturna.

Charlamos un rato después de hacer la cama con sábanas pero estamos más bien dispuestos a liquidar la jornada por la vía rápida. Hoy ha sido otro día intenso, el segundo, en el que hemos ascendido 1801 metros, hemos bajado 1092 metros y hemos recorrido alrededor de 22’5 kilómetros con el extra de la pared sur de la Testa de Ruitor. Hemos tenido que caminar durante ocho horas y media efectivas, una más de lo calculado y no ha salido muy mal el asunto.

Mañana será otro día intenso, el tercero de la serie pero no lo tenemos demasiado claro. Hay muchísima carretera y ya veremos qué se hace con ella. De momento, aspiramos a descansarnos al máximo por si acaso y por ello no serán mucho más de las nueve y media cuando caemos en brazos de Morfeo.

Para ver más fotos.
También puedes ver la Continuación.

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