10 nov 1991

5-91. TEBARRAY. 10-11-1991.

Pico e Ibón de Tebarray desde el Pequeño Pico Blanco.28-8-10.

Balneario de Panticosa, Ibones de Bachimaña y Azules, Collados de los Infiernos y Piedrafita y Arista Este.
10-11-1991
Salida 09 h. Llegada18 h.
Sol.
Fácil.
Ascensión.

Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa de Tebarray procedente de Iberpix. Vía en amarillo.

            El Tebarray es un pico remoto que te siembra de dudas cada vez que piensas en ir: no sabes si hacerlo por Panticosa o por Sallent, ¡está allí en medio…! Hemos pasado alguna vez por al lado pero siempre con las prisas que no te aconsejan subirlo.
            Es uno de tantos casi tresmiles solitarios de nuestro Pirineo, al que muy poca gente va, pues padece la desigual competencia de los Infiernos, y eso es, todavía, mucha competencia. Además está mentalmente lejos; luego analizándolo fría, racional y animosamente, como debe de hacerse siempre que se pretenda ir a la montaña, está allí…, solo…, esperándonos.
            Teníamos que inaugurar el Otoño 91 de una vez pues se había pasado el Pilar con mal tiempo y el Puente de Primeros de Noviembre con peor. Ya habíamos descartado Benasque y nuestro último baluarte en Ordesa nos parecía algo fuerte para un día, fundamentalmente a mi esposa: también el Soum de Ramond tendría que esperar.

Azul Inferior desde el Superior. 3-7-07.

            El domingo 10 de noviembre, a pesar de que el teletexto no nos asegura el tiempo, queda señalado para la marcha. ¡Ya teníamos ganas!
            A las siete de la mañana al cielo de Sabiñánigo  le pasa como a los toros, que hay sol y sombra pero salimos hacia el Balneario de Panticosa. La carretera remodelada está bastante bien a excepción del desvío a Panticosa, sobre todo desde el desvío hacia arriba, ¡no le hacía falta ni nada!
            Sin prisas nos vamos hasta la Entrada del Circuito de Fondo donde aparcamos. Nos vamos a calzar y mi esposa advierte que lleva una sola media en las botas: esas cosas que al igual que los guantes suelen ir por pares. Pues no,  mi esposísima había colocado solamente una y yo al preparar los bártulos vi medias en las botas y…
            Con calcetines de algodón y media pierna al aire no es plan por lo que recurrimos a la Casa de Piedra. Los guardas están durmiendo y no es plan de molestar, la mayoría de la gente ya ha marchado pero Daniel Sanz Gurbindo, un navarro que ha pasado mala noche en el refugio con su estómago no presta un par de medias ya que no las va a utilizar. ¡Salvados!

Azul Superior y Piedrafita. 3-7-07.

            Son las nueve menos diez cuando salimos para arriba. Subimos sin pérdida de tiempo pero no excesivamente deprisa pues nuestra forma no nos lo permitiría y no queremos fundirnos antes de hora guardándonos para alguna posterior necesidad que yo presagio.
            Un conocidísimo camino tachonado con algo de hielo nos lleva hasta la Cuesta del Fraile que, ahora con mejor ritmo, subimos con el sol en la espalda, acercándonos a tres montañeros a lo que alcanzaremos en el Ibón Inferior de Bachimaña.
            Hemos subido desde los 2638 metros a los 2190 en una hora y diez minutos, lo que no está mal dadas las circunstancias. Sin parar proseguimos por la Falda Este de  los Picos de Bachimaña en busca del Ibón Superior para bordearlo por su derecha.

 Vertiente Sur del Collado de los Infiernos. 3-7-07.

            La nieve se hace continua a mitad del ibón y la huella comienza a ser profunda a tramos pero la vamos sorteando bien hasta alcanzar la soleada cola del ibón en el Inicio del Barranco de los Infiernos.
            Cruzamos el barranco y seguimos el Camino de los Ibones Azules con nieve profunda de nuevo. Alternamos camino y piedras descubiertas hasta alcanzar el Ibón Azul Inferior. Son las once y paramos a almorzar. Estamos a 2350 metros de altitud y hay que recuperar energías ya que el plato fuerte viene ahora.
            Se nos van veinte minutos al sol entre los escandalosos crujidos del hielo del ibón debido al calentamiento rápido de las piedras soleadas de la orilla.

Ibón de Tebarray desde el Collado de los Infiernos. 

            Nos ponemos las polainas y apartándonos cuanto nos es posible de la nieve profunda ganamos la Cubeta del Ibón Azul Superior a 2415 metros; siempre ya en dirección oeste nos vamos al encuentro del Corredor de los Infiernos en busca de la sombra y de la nieve más dura si es que la hay.
            Nos hundimos casi hasta la rodilla aun por la sombra. Sacamos los piolets y cruzamos el barranco para tomar nieve soleada, blandísima pero menos profunda una vez que hemos superado el primer resalte.
            Proseguimos de esta forma lejos del fondo del corredor y siempre ganado altura de manera progresiva. La verdad es que en medio del primer resalte no las tenía todas con llegar al pico, pero ahora, guiado por la inclinación y la altura del Espolón Norte de los Infiernos, estoy convencido de que llegaremos. Subimos un segundo resalte algo más tieso y con nieve más dura.

Ibón, Pico y Collado de Tebarray. 3-7-07.

            La pendiente se suaviza, ganamos el fondo del corredor y alcanzamos el Collado de los Infiernos a 2721 metros de altitud cuando el reloj marca la una.
             A nuestros pies está el inequívoco Ibón de Tebarray con su recordada senda marcada sobre la Gravera Metamórfica de las Marmoleras. Al frente el Collado de Piedrafita y la enhiesta y arrogante pirámide del Pico Tebarray.
            -¡Venga, vamos!
            En diez minutos alcanzamos el Collado de Piedrafita, 60 metros más alto que el de los Infiernos con el cansancio acumulado de toda la mañana.

Cima de Tebarray con Tendeñera y Vignemale. 

            Iniciamos la cresta este del pico que se afila y nos conduce enseguida hacia la pared sur. Diez minutos me digo, pero la nieve blanda y profunda, el cansancio de piernas, el calor y esos casi 150 metros de fuerte pendiente se llevan un cuarto de hora. Enseguida llega Rosa pelín fundida. Es la una y media, estamos a 2916 metros de altitud en la Cima de Tebarray y en medio de un esplendoroso mediodía.
            Nos recuperamos mientras nos comemos un limón con azúcar, hacemos unas fotografías y contemplamos un suntuoso paisaje: Telera, Sallent, Formigal, la cadena fronteriza con el Valle de Soba, el Circo de Arriel, el Macizo de Balaitus con los Circos de Piedrafita y Campo Plano, los próximos Picos de Llena de Cantal y los del Pecho. Se nos van veinte minutos sentados sobre la nieve de un pico que hoy ha sido solo nuestro.

Tebarray desde el Infierno Occidental. 2-7-07.

            Nos vamos para abajo por medio de la pared y a buen ritmo. La nieve blanda le da a mi esposa la tranquilidad suficiente para tirarse descaradamente para abajo cogida a mi  mano.
            Recordamos nuestra primera travesía en el Collado de Piedrafita. ¡Cómo pasa el tiempo!
            Hago una fotografía en el Collado de los Infiernos y me olvido el piolet clavado en la nieve que recuperaré enseguida volviendo sobre mis pasos treinta metros de nieve blanda; el que no tiene cabeza…

Cima de Tebarray. Al fondo Infiernos. 

            En cincuenta minutos nos llegamos al Azul Superior después de habernos cruzado con unos franceses que no creemos vayan más allá del collado.
            Comemos al sol que veinte minutos después se ocultará tras la Cresta de los Infiernos y ya, poco a poco, a la sombra de la temprana tarde, vamos desandando la mañana a la vez que charlamos distendidamente sobre mil temas que convierten la tarde en un agradable descenso por medio de unos paisajes suficientemente conocidos.
            Cuando llegamos a Bachimaña Inferior alcanzamos de nuevo el sol que ha hecho su trabajo: nos ha regalado un espléndido día y ha deshecho el hielo que profuso dominaba el camino a la mañana.

De Frondiellas Sudoeste  a Cristales. 3-6-12.

            Estamos cansados pero bajamos a gusto. ¡Qué pocas cosas hemos hecho durante el pasado año y medio! La casa se lo ha llevado casi todo. ¿Merecerá la pena? A veces, cuando veo solamente los fallos que tan bien conozco y escucho únicamente las protestas, tengo mis dudas, pero me duran poco: esa casa es mi casa, es como es, la compartiré con quien sea necesario  pero siempre será mi casa.
            A las cinco y media estamos en el Balneario de Panticosa. Daniel se ha ido ya. Solamente nos queda tomar el coche y saboreando unas frutas que había dejado preparadas, llegarnos a casa poco antes de las seis y media.

            Por correo devolveremos a Daniel sus medias y le recordaremos agradablemente ya que su detalle nos ha permitido un día de montaña sencillamente delicioso.

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