6 dic 1991

6-91. ANIE. 6-12-1991.

La Noroeste del Anie. 27-3-16.

Curva Helicoidal, Sur de Arlás, Arres de Anie y Cara Sur.
06-12-1991.
Salida 08:30 h. Llegada 14:30 h.
Sol.
Fácil.
Ascensión.

Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa del Anie procedente de Iberpix. Vía en amarillo.

            Más allá del Bisaurín, ese monstruo dormido que emerge allá por poniente, casi no conocemos nada. Sabes que está Petrechema, la Mesa de los Tres Reyes, Peña Forca… y el Anie, el monte de los vascos que llaman Auñamendi.
            Mentalmente queda fijado cono ese recóndito picacho del fondo del horizonte, allá lejos, al fondo del Valle de Roncal, pariente cercano de los de Hecho y Ansó.
            La verdad es que también está lejos de coche y más de una vez piensas en ir pero no encuentras el momento apropiado. Nosotros lo aparcamos para hacerlo en esa tercera travesía en la que trataríamos de completar el Pirineo Aragonés, hasta que de buenas a primeras, hablando de lo que podríamos hacer en este Puente de la Constitución 91, que tan bien ha caído…

Arlás y Anie.

-          Podríamos ir al Anie.
-          Eso es una idea… una gran idea, ¡por qué no!
-          Pero está muy lejos de coche y es largo de andar, ¿no es eso?
…Con esta nieve deberíamos ir al refugio de Balagua.
-          No mujer, con hora y media de coche, tres y media de andar…
            A  media tarde miro el tiempo en el teletexto, le envío un recado a Juan por si acaso y encargo que le digan a Rosa que marcharemos pues anuncian buen tiempo.
            Dejamos a Biola con mi madre y mi abuela para que duerma en su casa y así menos lío cuando a las seis de la mañana suena el despertador pero estamos despiertos y a las seis y media en carretera con circulación en sentido inverso.
            Puente la Reina, Berdún, Sigüés, me pega el sueño, Isaba Roncal en medio de un sueño infernal y a ritmo caracolero. Total que son las ocho y media cuando, tras dejar atrás el Refugio de Balagua, paramos en la Curva Helicoidal. Una pareja de un coche nos dice que el camino sale de allí mismo.

De camino al Anie.

            Nos ponemos las botas y los anoraks y nos echamos a la nieve en una mañana fresquita del 6 de Diciembre. Está dura a 1770 metros de altitud, eso es estupendo.
            En busca del sol nos vamos por un terreno que esperábamos ondulado y así es: lomas y hondonadas se suceden propias de una zona kárstica y siempre con abundantes huellas de caminantes y esquiadores.
            Pasamos al sur del Pico Arlás y continuamos por un fuerte repecho que conduce al Collado Pescamou: el perfil lejano del pico nos guía.
            En pleno Arres de Anie paramos a almorzar, son las diez menos cuarto. Hemos buscado unas piedras pero el sol calienta tan  poco que diez minutos después estamos andando de nuevo en este rompepiernas que es el camino; suerte que la nieve está muy buena.
            Calculo una hora cuando hemos rebasado el Soum Couy y comenzamos a contornear el pico. El día está espléndido y la nieve se empieza a hacer un pelín profunda.

Arres de Anie. 7-3-16.

            Frente a la cara sur iniciamos una vira al oeste  para alejarnos de los escarpados paredones de la cara este y franquear así en primer resalte rocoso del pico. Nos ponemos las polainas pues la nieve es ya profunda y la pareja que viene detrás nos adelanta: ¡Ya era hora de que otros abrieran huella!
            La vía normal atraviesa en diagonal la cara sur del pico para alcanzar la cresta este y por ella se llega a la cima suavizando así la pendiente. Nosotros tomamos la directísima a la cima. Se trata de una pala de nieve de 45 grados que se puede subir bien. Son más de 150 metros de desnivel para lo que tenemos que poner nuestra marcha de resistencia.

En la Cima de Anie.

            Con ella alcanzamos a los de delante pero reabrir una tímida huella cuesta lo suyo.
            Como las paradas son frecuentes me pongo delante de Rosa y de tirada nos llegamos hasta la cima con toda la ropa puesta y un calor de mil diablos que nos hace sudar la gota gorda. Son las doce. A la vez sube un gendarme desde Lecún  que se vuelve en polvo con otro que casi no hace cima.
            Estamos a 2507 metros de altitud y han sido 750 metros teóricos que en la práctica casi serán 1000.

Otra  Cima de Anie. 27-3-02.

            Intercambiamos comida con la pareja, charlamos, descansamos y admiramos un paisaje desconocido para nosotros. Destaca la Mesa de los tres Reyes y más a lo lejos el inconfundible Bisaurín, los tres Picos de Aspe, Collarada, Pala de Ip, Telera, Lurien, Pallas, Arriel, Balaitus  y más al fondo todavía los Macizos de Ordesa y Vignemale, además de un enorme mar de picos franceses y navarros que desconocemos.
            Hechas algunas fotos de rigor, media hora después nos vamos para abajo. Primero un poco por la cresta este y ya a media ladera la pala somital. El día sigue siendo maravilloso y la conversación placentera sobre nuestras respectivas experiencias en Alpes y Pirineos. Nuestros compañeros son de Mondragón, tienen veinte y pocos años y están todos los fines de semana en la montaña, por algo veía a lo lejos que andaban bien. Se quieren ir a Bolivia.

Anie y Casquete Somital de Soum Couy. 27-3-16.

            Nos cruzamos con gente que sube, les damos de nuestra agua a unos conocidos de éstos; nos encontramos, ya próximos a los coches, con los que hacen esquí de fondo que son bastantes y a las dos y media estamos en el coche. Con dos horas hemos tenido suficiente para el descenso.
            Nos despedimos deseando volver a encontrarnos en el monte, nos deseamos suerte y nos vamos a por agua en la “Surgencia de los Caballos” cerca del refugio de Belagua para pararnos a comer en el Parque de Isaba.

Anie desde Soum Couy. 27-3-16.

            Luego, el sol que se va tornasolando nos invita a levantar el vuelo y de nuevo, con el calorcillo del coche, me volverá pegar el sueño. Antes de Salvatierra paro a echar una ”cabezana.”
            A las cinco continuamos para abajo al encuentro de la riada de circulación que va hacia Pamplona y a las seis recogemos a Biola, no excesivamente cansados y con los pies en excelente estado: la nieve.

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