Paredones Inferiores del Gallinero, Faja Racón y Tozal del Mallo.
Pradera
de Ordesa, Barranco de Cotatuero, Faja Racón, Barranco Salarons, Fajeta y Casas
de Oliván.
24-05-1993.
Desnivel acumulado1000
m.
Distancia recorrida16000
m.
Tiempo efectivo de marcha 07:00
h.
Sol.
Muy
fácil.
Senderismo.
La Faja Racón es una actividad para realizar
en cualquier época del año y especialmente en invierno sin demasiada presencia
de hielo, en esos días en el que el sol calienta las paredes del Gallinero y
los pinos silvestres nos regalan con su aroma inconfundible
Agua
en la Pradera de Ordesa y en los Barrancos de Cotatuero y Salarons.
María Ainsa, Merche Rodrigo, Rosa Mª. Martínez y Biola y Mariano Javierre.
Mapa de la faja Racón procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Llovió
el día de San Marcos y como parece ser que San Marcos es el Rey de los charcos,
nos esperaban consecutiva y consecuentemente, cuarenta días de agua predichos
en el saber popular. Yo me dije eso de “adagio antiguo, mentira vieja” pero lo
cierto es que, por segundo año consecutivo, gozaríamos de una primavera a la
antigua usanza. Este año 93 llueve hasta en Extremadura aunque no se llenen los
pantanos para el placer del disfrute de restricciones sevillanas y para la
excusa impertinente e impenitente de recrecimientos de Yesa y similares.
Nos
hacemos al domingo 24 de Mayo, no precisamente florido, desafiando predicciones
meteorológicas a base de saber popular aquilatado en copiosos años de experiencia,
la Faja Racón nos espera y ya era hora
de que le tocara y nos tocara.
Merche
Rodrigo, madrugadora como un alba desvelada, se nos presenta en casa cual reloj
suizo de carreras, antes de las ocho.
Entrada al Cañón de Ordesa desde Torla. 18-3-07.
Enseguida
recogemos a María y marchamos para comprobar que la gasolinera de Biescas duerme
el sueño de la abundancia y que, casi con seguridad, tendremos gasolina hasta
la vuelta.
Cotefablo
nos regala el mareo de Biola y el Torla: vista parcial.
La
nieve está alta en las solanas y decidimos entrar por Cotatuero para así poder
tener futuro a la tarde en Salarons.
Desvío de caminos en la Virgen del Pilar de Ordesa.
Con
las mochilas al hombro abandonamos el Aparcamiento de la Pradera de Ordesa. La
mañana, que a las nueve y media es como poco adolescente, nos refresca las
orejas cuando nos adentramos en el Camino de Cotatuero, transitando entre
regachos provenientes de Gallinero en los que mojan sus pies tanto bojes y
servales como pinos silvestres, hayas, abetos y abedules. Un transitado
camino nos saca de los 1300 metros de
altitud del fondo del cañón, para elevarnos a través del semidormido hayedo en
busca de las espumosas aguas que se derrumban celestiales de los Llanos de la
Brecha y de Millaris por Cotauero.
Cascada de Cotatuero. 24-5-93.
Nos
acercamos al barranco para hacerle unos guiños a la cascada y poco después,
junto al abrigo de troncos echamos un bocado pues Biola no ha desayunado nada.
Enseguida
y más arriba, cuando el haya y el abeto van dejando paso al pino negro y a la
genista, y la fresa a la primavera, nos largamos siguiendo la dirección
norte hasta la base de las clavijas. Un
imaginativo camino que rompe los primeros escarpes de la pared a golpes de
calizas ocres, nos saca por los aires requiriéndonos sencillos apoyos de manos.
En las Clavijas de Cotatuero. 13-7-09.
Contemplamos
la tornasolada pulverización de las
aguas en lo alto de la cascada, estamos a 1950 metros de altitud y tras tocar
chufa en la primera clavija nos volvemos sobre nuestros pasos en busca de las
mochilas, no sin antes empaparnos de la belleza vertical y policroma de la
Pared Oeste de la Fraucata, tocada de la
blanca pamela de las nieves de Tobacol.
Cuesta
abajo nos despojamos un poco de los calores en los que algunos han entrado a la
subida, regalo de una mañana estupenda, ahora bajo el delicado sol y de los
últimos 200 metros de desnivel.
Los Paredones del Gallinero desde la Faja Racón. 17-9-11.
La
senda perfectamente delimitada transita oscilando entre los 1700 y 1800 metros
de altitud bajo los paredones de la Cara Sur del Gallinero, justamente bajo los
de la grada inferior, atravesando sucesivos corredores de aludes practicados
entre cada par de proas calizas, secos algunos, húmedos otros y encantadoramente
tocados por inimaginables y multicolores juegos de agua aquellos que hubiéramos
querido secuestrar para nosotros. Ordesa es un milagro hecho de caliza y agua
que algunos contemplamos con inmenso
placer.
El Gallinero y la Faja Racón desde el Molar. 5-6-06.
Pero
todo se quedará en su lugar: desde la delicada Punta Acuta a la firme Punta
Tobacor, la aérea Faja de Pelay, el remoto fondo del Arazas, los diminutos
coches que duermen el profundo sueño del
aparcamiento, la ingrávida chova piquigualda que descarada destroza la ley de
la gravedad, la abrigada genista que tarde o temprano regalará con sus afiladas
agujas a cualquier inocente mano, el viejo y por ende orgulloso pino negro
todavía superviviente de mil eléctricas y espeluznantes batallas y la erguida y
desafiante proa del Tozal del Mallo.
Venga,
en diez minutos estamos comiendo bajo la Cascada de Salarons.
Cascada del Barranco de Salarons. 30-10-06.
Nos
sentamos abrigándonos con una incipiente neblina y un casi molesto viento
racheado, emisario inequívoco del cambio de tiempo. Nos concedemos un pequeño descanso y reponemos fuerzas a
base de echar a nuestros estómagos parte cumplida del contenido de
nuestras mochilas.
Tenemos
tarde por delante, el picor alérgico en los ojos de María, el voto en blanco de
Merche a la hora de decidir si subimos o bajamos, Biola a regañadientes quizás
solidaria con sentimiento posiblemente fraternales… nos vamos entre añorados
asfódelos al encuentro de confiados rebecos que nos permitirán acercarnos entre
desafiantes y descuidados en manada de docena.
La Fajeta. 18-10-16.
De
las desconfiadas marmotas reconocemos algunas de sus guaridas más recientes y
el escandaloso e inconfundible aviso del vigía.
Ascendemos
y nos incorporamos a la Pared Superior
del Circo de Salarons o Gallinero y otra vez nos servimos de las manos para
poder pasear las dos estrechas y aéreas viras de la Fajeta que nos depositan de
nuevo en el Barranco de Salarons.
En la Fajeta. 24-5-93.
De
allí para arriba una trepada entre bloques nos puede llevar de las calizas
ocres a las grises y más Ordesa para otra ocasión. Nos damos la vuelta
contemplando los verticales tubos del
natural y maravilloso Organo del Gallinero, pues el personal más novato anda
algo tocado como es natural.
Hay
que bajar de la pared caliza a la abrasada pradera alpina y despedir a los
rebecos de camino al bosque cuando el sol nos abandona fugitivo tras crecido y
tupido velo nuboso de considerable desarrollo
hacia el este del Cañón de Ordesa.
En el Circo de Salarons. 24-5-93.
Unas
galletas de chocolate nos ¿recuperan? del cansancio de nuestras piernas y a las
niñas les pone alas para lanzarse al
trote, bosque abajo, al encuentro del calor altitudinal y de la mullida pradera
junto a la Casa Museo del Parque; que, por cierto, está cerrada: ahora que no
hay restricciones no se puede visitar y luego, cuando esté abierta no se podrá
visitar por las restricciones anunciadas, es la vieja historia de la pescadilla
que se muerde la cola y que es el mejor abrigo para los ineptos que rigen los
destinos de este pueblo sumido entre el asco y la desesperanza.
Doña
María de las Mercedes se ha portado como toda una señora, no podía ser menos;
pero como no tiene bula, pagará convenientemente la licencia en su momento que
no estará muy lejano.
Nos
distraemos especulando entre que si serán galgos o podencos, digo, que si los
bojes son árboles o arbustos, con su envergadura de 6 metros que quién lo
diría.
Voy
por el coche mientras el personal se queda retozando en la hierba. Entre tanto
especulo acerca de los cumplidos 1000 metros de desnivel que hemos movido y que
nos han llevado nueve horas “guallardas” entra flautas y pitos.
Los Paredones del Circo de Salarons o Carriata. 30-10-06.
Las nubes de creciente desarrollo sueltan los primeros gotarrones de la tormente a la
vez que sumergen al cañón en una
anticipada penumbra casi nocturna. La lluvia nos acompaña un trecho
considerable, pero en el coche estamos a salvo de esta contingencia que no de
otras.
Pasamos
Cotefablo, llueve sobre la Campa de San Bartolomé de Gavín… luego vendrá una
noche bien dormida por casi todos menos los duendes que esos no paran ni
siquiera en noches como ésta; y luego un día, y otro y otro más cargado de
agujetas para aquellos que se han tirado un atracón excesivo de Pirineo y que purgarán convenientemente y es
especial con pertinaces agujetas en el
culo de esas que requieren casi novena. Completarán la fiesta con pinchas de
genista a granel y espero que con ganas de atracarse de Pirineo nada más que se
deje un poco, que se dejará, porque “ a o millor ya te ha fizato o mal de a
montaña, y ta ixo solamén bi-ha una melezina. En sabes cuala ye?... a lo
mejor ya te ha entrado el mal de montaña
y para eso solamente hay una medicina. ¿Sabes cuál es?
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