Mirador de los Buitres en el Mallo os Fils.
Riglos, Circo Oeste, Mirador y Collado
Ventuso, Circo Este, Depósitos Agua, Pinar del Soro, Ferrata Cubilillos os
Fils, Mirador de los Buitres, Collado de la Peña de Don Justo y vuelta a
Riglos.
11-10-2016.
Desnivel acumulado 750 m.
Distancia recorrida 11000 m.
Tiempo efectivo 04:30 h.
1 d.
Sol.
Fácil.
Se trata de dos actividades unidas una
de senderismo muy fácil, corta y 400 metros de desnivel y una vía ferrata de
larga aproximación y de muy corto recorrido muy escalonado y equipada con
clavijas abundantes y línea de vida. La vuelta por el Collado de la Peña de Don
Justo es un camino equipado con pasamanos, puente tibetano y escalerillas,
entretenido e interesante. Se puede bajar por el sendero muy fácil desde el
Collado de Santo Román.
Agua en Riglos y en la Fuente de los
Clérigos.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y
Mariano Javierre.
Mapa de Riglos procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
A
Riglos no acostumbramos a ir tan apenas pues no somos escaladores pero Toño de
Riglos nos habla de la Ferrata y allí se queda aparcada para alguna ocasión en
que no tengamos nada mejor que hacer pues tampoco somos ferrateros.
De
manera impensada entra en programa y es 11 de Octubre de 2016 cuando nos vamos
a conocerla.
Sabemos
que es muy corta aunque la aproximación no lo es tanto y que presenta alternativas
para su realización incluyendo una muy corta que consistiría en llegar con el
coche hasta el Mirador de los Buitres y a partir de allí bajar para volver a subir por la Ferrata Cubilillo
os Fils.
Algunos de los Mallos desde Riglos.
Son
las ocho y cuarto de la mañana cuando aparcamos en Riglos, hay varios
aparcamientos amplios junto a la carretera a la entrada del pueblo. También se
puede ir al Centro de Interpretación de las Aves situado en las afueras del pueblo hacia el
sudeste.
Nosotros
queremos caminar un poco más que la ruta que incluye la ferrata y nos iremos a dar
una vuelta por los Mallos: nos espera el Camino del Cielo, una vuelta circular
corta alrededor de los Mallos Grandes de Riglos.
Se
puede hacer en ambos sentidos pero nosotros elegimos el sentido de las Agujas
del Reloj como procedimiento para un ascenso rápido y luego un descenso más
tendido
Cruzamos
el pueblo a 625 metros de altitud en
busca de la parte alta del mismo donde arrancan las paredes de escalada a los
Mallos Grandes. Pasamos por el sur del Mallo Pisón y nos vamos en suave
descenso hacia la entrada del Circo Occidental entre éste y el Mallo Firé.
Iniciando el Circo Oeste hacia el Mirador Ventuso.
Hay
una pista que llega a este punto y se introduce en el circo en dirección norte
para convertirse poco más arriba en camino transitado y balizado con dos bandas
azules que subimos vuelta a vuelta mientras contemplamos como se va iluminando
paulatinamente la Este del Firé y el Circo de Verano que son las paredes
situadas por detrás del Pisón.
Detalle de la este de Peña Rueba.
Alcanzada
la parte alta del circo contemplamos el Gállego a través del prodigioso
ventanal de paredes verticales del mismo y buscamos el este por el que se asoma el sol recortando la
silueta de un espléndido gallo de piedra en las inmediaciones del Collado
Ventuso.
Hacia el Collado Ventuso.
El Gállego desde la Norte de los Mallos.
El
terreno se arrellana, alcanzamos el collado situado a 1020 metros de altitud en
una zona de viejos campos abandonados y avanzando unos metros al sur nos
asomamos al Mirador Ventuso para contemplar desde una nueva perspectiva la
parte trasera de los Mallos y Peña Rueba luciendo al sol de la mañana.
Hacia el Mirador Ventuso.
En el Mirador Ventuso con Firé y Ruaba.
Hemos
subido en una hora y tras recuperar el camino mientras contemplamos el Refugio
Roseta al que no iremos pues tiene aspecto de estar en estado semiruinoso,
iniciamos el descenso en busca del Circo Este.
Acercando con el Zoom el Mirador de los Buitres.
El
descenso al sol de la mañana discurre en busca del Mallo Colorao que sirve de
muga entre los Mallos Grandes y los Menores. Sigue muy transitado y en suave
descenso acercándose a la Norte del Colorao mientras comprobamos que se puede
acceder con relativa facilidad al Mallo de la Visera.
La Norte del Mallo Colorau.
El Gállego ahora entre Colorau y Visera.
Vuela
a vuelta y en suave descenso que nos descubrirá algo distante la Pared de Os
Fils que es a donde nos dirigiremos, bajamos el circo hasta que nuestro camino
confluye con la pista que en dirección este arranca del pueblo por la orilla
derecha del Barranco Mota habiendo dejado el Mallo Colorao al oeste de nuestro
descenso. Son las once de la mañana.
El Mirador de los Buitres desde los depósitos de agua.
Estamos
en la balsa artificial adjunta a los Depósitos de Agua de Riglos a 680 metros
de altitud y tenemos en las inmediaciones
la Ermita de Santa Cruz y el centro de interpretación pero no nos acercaremos
sino que tomaremos la pista hacia el este que luego se ha de convertir en
camino que conducirá al Collado de Santo Román.
Detalle de la Oeste de la Peña Don Justo.
Pasamos
bajo los Mallos Menores que están dispersos en la ladera por encima de la
pista, alcanzamos la Pared de los Buitres pintada al blanco palomín ya añejo y
poco más adelante un cartel nos invita a
abandonar la pista sobre los 700 metros de altitud y tomar un camino que
enseguida atraviesa un barranco con agua que nos llama la atención a estas
alturas y en esta temporada de sequía que llevamos, se introduce en el Pinar
del Soro en dirección sur.
El Tornillo desde el Pinar Soro.
De
nuevo el camino vuelve a subir mientras
rodea por el Oeste la Pared del Mallo os Fils en cuya cara oeste de encuentra
la Peña de Don Justo y la Peña del Tornillo que visualizamos mientras nos vamos
aproximando a las paredes.
Detalle de la Pared de la Ferrata Cubilillo os Fils.
Un
caminillo acartelado nos llevaría a la Fuente de los Clérigos en donde
suponemos el origen de las aguas del barranco que hemos atravesado y enseguida
otro cartel nos indica El Collado de la Peña de Don Justo que será por donde
volveremos.
El Muro Inferior de la Ferrata Cubilillo os Fils.
Luego,
camino adelante, pasmos bajo un torreón vertical característico y cuando las
paredes parecen terminarse y, desde un
difuso collado, ya en fuerte ascenso, nos llegamos a la base de la pared en la
que encontramos el inicio de la Ferrata Cubilillo os Fils.
Nos
equipamos un poco y alrededor de las doce empezamos el ascenso.
Trepando el Segundo Muro de la Ferrata Cubilillo os Fils.
La
ferrata tiene clavijas a las que se le han añadido algunas grapas y cuenta con
línea de vida en sus dos tramos de pared. Se trata de una vía completamente
escalonada dividida en dos partes.
La
parte inferior arranca con un pequeño resalte que se resuelve en un muro tras el que aparece un rellano cómodo. Una
pequeña travesía a nuestra izquierda en ascenso nos sitúa bajo un corredor a
cuya entrada se encuentra una encina adosada a la pared. La vía transita
vertical el lado izquierdo del diedro y con sobrados apoyos permite un fácil
remonte.
Juan Fotografía la sonrisa de mi chica.
Una
faja inclinada y cubierta de verdura espinosa de reducido porte que ascendemos
un poco en diagonal nos conduce a la pared del Resalte Superior.
En la Terraza Intermedia de la Ferrata Cubilillo os Fils.
Se
trata de un tramo de pared vertical de una treintena de metros con una repisa
intermedia en el que hay algún punto que
tira para afuera. Termina en un amplio escalón del que se sale con un paso
corto y un poco más atlético donde termina la ferrata.
Inicio del Muro Superior de la Ferrata Cubilillo os Fils.
En uno de los tramos salientes de la Ferrata Cubilillo os Fils.
Una
rampa de vegetación defendida por una alambrada de espino permite superar una decena de metros que nos
depositan en el Mirador de los Buitres a 1030 metros de altitud Son las doce y
veinte. Hemos subido en escasos veinte minutos que mi chica ha invertido más en
pasar mosquetón que en ascender. Serán alrededor de 100 metros de ascenso que se pueden trepar sin más como
lo hemos hecho Juan y yo, allá cada cual.
Echando un bocado en el Mirador de los Buitres.
En
el mirador que ya visitáramos hace unos años en una circular por la Foz de
Escalete y desde el que bajamos a Riglos por el Collado de Santo Román y
el Barranco de la Mota para remontar a
La Peña, almorzamos y contemplamos la pared de los Buitres y las evoluciones de
los mismos en el cielo próximo de los Fils, los Mallos Menores y Grandes, la Peña
Rueba y al fondo oeste los Mallos de Agüero con la Peña Sola. También al
sudeste las Ruinas del castillo de Marcuello que algún día visitaremos dando
algún paseo por allí.
La Canal Norte de descenso hacia el Collado de la Peña de Don Justo.
Pasada
la una iniciamos el descenso buscando las marcas amarillas que no
encontraremos. Hay, en el lado de las mirillas del mirador, una canal a la que
se accede en travesía con una sirga instalada y que se continúa con una inclinadísima
rampa herbosa que se sumerge en la vegetación siempre al norte de la ferrata y que parece
transitable. La miramos pero la dejamos para mejor ocasión pues he marchado al
norte y de llano por un camino transitado que se introduce en un espolón al norte
del rellano del mirador donde comienza una transitada canal balizada con un par
de hitos de postes de madera.
Rodeando el Mirador de los Buitres.
Antes
de entrar a la canal nos asomamos a
contemplar una imagen somital de la Peña de Don Justo al oeste de la
entrada. De allí para abajo y en dirección norte una serie de toboganes
terrosos e inclinados en medio de un espeso sotobosque, se tiran para abajo a
destajo. Suerte que está muy transitado que si no nos lo pensábamos un poco
más.
La Norte de la Peña de Don Justo.
Bajados
una cincuentena de metros la senda se
arrellana e inicia el rodeo hacia el oeste a través de una inclinada terraza de
verdura colgada en medio de la pared. La terraza se estrecha y se convierte en
poco más que un caminillo defendido por una línea casi continua de arbolillos y
arbustos de buen porte y aparecen las sirgas que a modo de pasamanos protegen
el flanqueo de la pared.
Serán
casi un centenar de metros terrosos y
estrechos desde los que no se aprecia con demasiada nitidez la escandalosa
verticalidad en la que se transita, los que nos depositan en el Collado de la
Peña de Don Justo tras contemplar la majestuosidad de la Cara Norte de la peña
del mismo nombre.
Puente Tibetano en el Collado de la Peña de Don Justo.
En
la brecha que hace de collado hay un gran bloque aislado al que hay que llegar
en descenso a través de un corto puente tibetano conformado por una cadena y
una sirga pasamanos y otra cadena más corta que sirve para apoyar los pies en
el descenso.
Enormes bojes ayudan a rodear la Peña de Don Justo.
El
descenso del bloque se hace por la parte opuesta al paso tibetano y hacia el
sur, para alcanzar el inicio de una escalerilla metálica que permite el
descenso de una decena de metros hasta
alcanzar un terroso e inclinado
caminillo que se baja con apoyos continuos en ramas de bojes y encinas solamente
con el riesgo de arrearse algún resbalón con culetazo incluido. Con ello
rodeamos la peña por el sur hasta que finalmente el camino se arrellana un poco, abandona la pared y
metido en el espinoso bosque conecta con el camino que hemos traído a la
subida. El descenso ha sido más entretenido que la ferrata.
Clematis vitalba bajo la Peña de Don Justo.
Luego
hay que desandar el Pinar del Soro cruzar el barranco y volver a la pista para
coger y comer algunos higos de las abundantes higueras abandonadas en las
viejas huertas de la zona y llegarnos a Riglos contemplando a los escaladores
que evolucionan en las distintas vías de la Visera.
Allá se queda la Oeste del Mallo os Fils.
Son
las dos y media de la tarde cuando llegamos al coche. Hoy hemos disfrutado de
una variada y entretenida actividad en la que hemos movido un desnivel de 750
metros y que terminamos no sabiendo muy bien si se trata de una ascensión bien
al Mirador Ventuso, al Mallo os Fils, un paseo senderista o una Vía ferrata. Al
final aquí está y que cada cual elija.
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