Dicen que el hombre es el
único animal que tropieza dos veces en la misma piedra y yo añado que no dos
sino algunas más.
El agua es un bien
preciado aunque cada vez más escaso pero eso es otra historia. No concebimos la
vida sin el agua de tal forma que no es posible la vida sin ella.
Lo sabían las sociedades
antiguas que construían sus ciudades junto a los ríos salvo excepciones que se
solventaban con la instalación de acueductos.
Los Romanos secundaron
convenientemente tal premisa y no digamos de la eficacia y exquisitez de los Arabes en
el manejo del agua.
Pero el agua, ese bien
tan indispensable como escaso, puede ser una fuerza incontrolable por el hombre
que pretende controlarlo todo, o así lo cree.
Las ciudades se construyen
junto a los ríos y las mejores huertas en sus orillas cuando no en terrenos
hurtados a los ríos y lo sabemos; pero también sabemos algunos, que más pronto
o más tarde, el río se cobrará lo que es suyo. Los holandeses también saben que
la batalla con el mar, más pronto o más tarde, terminarán perdiéndola y no quiero pensar ahora en los efectos del
paulatino deshielo de los Casquetes Polares.
Las gotas frías son un fenómeno
meteorológico conocido que particularmente en las Costas Mediterráneas han
causado, de cuando en cuando, auténticos quebraderos de cabeza cuando no
desgracias.
Ríos y torrentes de menguado
o prácticamente inexistente caudal, de cuando en cuando, se llevan por delante
todo aquello que no está donde debiera y donde nunca debió de estar.
El Turia es uno de esos
ríos, también podríamos hablar del Ebro salvando mínimas distancias, que sin
remontarse demasiado en el tiempo, en 1957 su desbordamiento causó ingentes daños materiales y la muerte
de alrededor de 90 personas en Valencia.
Pero los valencianos,
cansados de tropezar con la misma piedra descubrieron el Huevo de Colón y a renglón
seguido de la “reconstrucción de los daños” desviaron el cauce del Río Turia
gracias a unas ingentes Obras Hidráulica del Plan Sur.
Estupendo, pero se
olvidaron de que el agua en desmedidas
proporciones buscaría su salida al mar por el punto más débil que ya no sería
Valencia, pero saldría por algún lado y los de Chiva, Paiporta, Algemesí,
Catarroja… lo saben bien hoy.
Se ha movilizado un país
para tratar de ayudar en momentos tan difíciles a los afectados por la
catástrofe. Las Administraciones y los
particulares tratarán de ayudar a los
afectados con sus ingentes pérdidas materiales pero las vidas humanas que se han perdido a causa de la Gota Fría, ahora Dana, no tienen solución ni para ellas
ni para sus familiares y volverá a pasar.
No sabemos cuando ni si
será suficiente con que el río se nos lleve el huerto, el coche, la casa o la vida pero
volverá a pasar, no lo dudemos.
Ahora todos no afanamos
en reconstruir lo que se ha perdido. Daríamos algo porque, pasado no mucho
tiempo, todo estuviera aproximadamente igual a la víspera de la Dana.
¡Grave error! Pues aunque
milagrosamente se pudiera conseguir sería un ¡Grave Error!
Oiga, ¿y usted no estaba acongojado de tener la casa donde la tenía? ¡Y ahora...!
Se quiere reconstruir
pero cómo y dónde: exactamente allí. Es sabido que solamente en España hay
alrededor de 2000 municipios en zonas de grave riesgo por inundaciones y en las
que viven alrededor de 500000 personas y por desgracia seguiremos empeñados en
una batalla que tenemos perdida. ¡Bendita especulación!
Volverá a pasar pues somos capaces de tropezar muchas veces en la misma piedra y parece ser que no aprendemos gran cosa.
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