13 oct 2025

NUESTRA TERCERA A ROMA.

El Coliseo.

            La primera vez que visitamos Roma fue en el año 75 en nuestro viaje de Luna de Miel, pues fuimos a Italia en lugar de ir a Mallorca como hacía casi todo el mundo. Aquel viaje, en autobús pues en aquellos años así eran los viajes por Europa, resultó inolvidable e irrepetible por todos los aspectos, lo que no es algo raro sino bastante frecuente que nuestras experiencias, a pesar de gratas, sean diferentes. Terminamos hechos un zorros tras aquel tute de una docena de días pero todavía tuve tiempo de escribir para mi chica un soneto: “4 de Agosto, tarde romana.”

Preparados para Roma.

            Años después, en el 93, volvimos a Italia para llevar a nuestra hija. Lo hicimos en una Semana Santa con nuestra caravana y volvimos a Roma para recordar en la Capilla Sixtina y en San Pedro del Vaticano, experiencias que nuestra hija se bebió entusiasmada.

Arco de Triunfo de Constantino en el Foro Romano.

Si en nuestro primer viaje no hicimos fotos pues íbamos con la cámara de Super8 que luego quedó obsoleta y con ella se perdieron todas las imágenes que nos ayudaban a recordar, de este segundo sí conservo fotos aunque no muchas.

Cenando Pasta en Roma, no podía ser otra cosa.

            En la Capilla Sixtina y en San Pedro había mucha gente pues era el Domingo de Pascua y asistimos a la Misa que ofició el Papa, que en algún momento pasó a nuestro lado, lo que con el paso del tiempo se convertiría en un imposible.

Ocho añitos solamente se cumplen una vez Princesita.

            Nuestra hija no ha debido de olvidar aquel viaje pues  un buen día nos dice que volveremos a Roma en familia para celebrar Nuestras Bodas de Oro. Será un Fin de Semana Relámpago que cuadrará en su agenda para mediados de octubre y así, de paso, celebramos el Cumple de nuestra Nieta Julia que no ha volado nunca y le hace una ilusión tremenda.

Basílica de San Juan de Letran.

            Será un viaje Ryanair de viernes a domingo para tratar de sacarle jugo a Roma que siempre da juego, como algunas otras grandes Ciudades Monumentales Europeas y nuestra tercera ocasión en la que aprovecharemos también para darnos, quieras o no, un festín de pasta y pizza pues eso es Italia.

Obelisco de la Plaza Venecia.

            Tenemos buen tiempo a nuestro favor, que siempre ayuda para patear, lo que no es raro en Roma a pesar de que en la segunda ocasión tuvimos que disfrutar bajo el agua. 

No es fácil limpiar de gente la Fontana di Trevi.

            ¿Y cómo está Roma…? Para mí a pesar de ser una ciudad monumental con muchas “piedras” y tres millones de romanos, siempre me ha dado la impresión de ser un poco pueblo aunque sea una opinión muy subjetiva y carente de valor; pero nosotros que no somos más que unos simples turistas dispuestos a estirar la nariz y llenarnos el estómago con lo que sea pues esta Roma actual no nos gusta gran cosa.

En Roma hay casi tantes fuentes de agua extraordinaria como iglesias.

            Recuerdo entrar a la Fontana di Trevi por la calle alta y pillarla sola. Podías decir mira, un marco… un chelín…, ahora dos calles antes de llegar tienes que remar contracorriente y la fuente es lo más parecido al zoco de Marrakech o a la Orilla Europea del Bósforo a las siete de la tarde y si no pones el móvil o la cámara de dos metros para arriba no haces una foto.

En la Piazza Nabona, como es tan grande parece que no hay mucha gente.

            En la Piazza Nabona casi se hacía frío de grande y de sola que estaba y la Piazza de España tenía más escalones que visitantes tomadores del sol.

Castello de Sant Angelo.

            De la Bocca della Verita nos dimos dos veces la vuelta pues la cola para entrar llegaba al Trastebere.

Hay Jubileo y mucha gente en el Vaticano.

            En el Panteón no quedaba plaza y por la mañana en la zona monumental empezaba a ser complicado hasta sortear a los guías… los turistas éramos un auténtico enjambre.

Hay que esperar casi una hora para entrar a la Plaza de San pedro y como que no.

            Así está Roma, el turismo que siempre ha sido importante y numeroso ahora es una auténtica maldición y pasear la ciudad es poco agradable en medio de un desastre de aceras rotas, firmes irregulares y jardines descuidados y eso que te soplan 4 euros por noche y persona como tasa turística.

Llegando a Piazza España.

            Algunos renunciamos a hacer colas pero a pesar de ello lo único que ves a nivel de suelo son colas y lo que no faltan son chiringuitos para comer y con un servicio mayoritariamente autóctono, lo que en otros sitios no es frecuente.

Para compensar las que no hicimos hace 50 años.

Roma tiene muchas fuentes con un agua estupenda, sigue siendo una ciudad con aspecto seguro aunque con algo de mendicidad, bastante sucia fuera de la zona monumental y con un tráfico intenso y desafiante con una multitud de coches de tamaño reducido que pueden aparcar en batería junto a otros más grandes que lo hacen en línea.

Jugando al Uno en el avión de vuelta.

            Recomendar o volver a Roma… pues mire usted, hace falta tener muchísimas ganas.

             

 

 

 

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