13 jun 2019

HACE UN AÑO, MAMA.



Mi madre, una bisabuela en ejercicio.

            Mamá,  hace un año de aquella triste tarde del Día de San Antonio, a quien tenías tanta devoción. Sucedió todo tan deprisa…  me ha costado mucho y no por falta de ganas y es que mamá, a pesar de todas las ventajas consoladoras que puedan aducirse me dejaste un poco solo en medio de la gente que me acompañaba, tú eras única para mí.
            Nadie lo creería pero te di todos aquellos besos que quizás debería haberte dado antes. Besos con infinita pena, besos con el desamparo que me embargaba sabedor que nos ibas a dejar, besos  de infinito cariño sabiendo que ibas a dejar de sufrir.
            Lo hiciste discretamente, en una tierra extraña que ya exploraras en tu juventud, en silencio, sin un solo suspiro para no molestar a nadie, como había sido tu ejecutoria vital: lo soportabas como lo soportaste todo durante tu azarosa vida.
            Mi consuelo fue ver tu cara conformada,  relajada, como si dejaras esta vida sin agobios,  sin pena alguna, como si esperaras algo mejor. Y mi pena muy profunda por  tener casi que discutir para llevarte al hospital, ni querías ni tenías ganas.
            Enseguida me lo dejaron claro y no tuve fuerzas ni siquiera para revelarme  a ese destino, finalmente, tan cruel para mí.
            Pero por eso no me voy a excusar, tú tampoco lo querrías, pues sabes que te quería y te quiero por encima de todo como lo más preciado de mi vida, eres mi madre y eso… es para siempre.
            Mario tu bisnieto  te había despedido en aquel hospital extraño como despedía a los coches y tú le regalaste tu última sonrisa beatífica, como si estuvieras de vuelta de todo lo que estaba sucediendo.
            Ni siquiera te molesté con preguntas inútiles, estaba allí a tu lado lleno de miedo a que sufrieras innecesariamente. Tú que lo habías soportado todo también podrías con esto.
            Estás junto a Matina como siempre.
         Y casi todo sigue igual como tú lo dejaste: tu casa, la mayoría de tus cosas, la gente que te apreciaba y que te recuerda… y yo que te echo en falta, ahora con los ojos enrasados.
            Pero algo ha cambiado. Seguimos yendo al monte y no te llamamos para decirte que nos vamos o que ya hemos llegado. Ya no paramos antes de llegar a casa para pasar a verte. También se han debido terminar tus miedos cuando marchábamos al monte y cuando tardábamos en llegar un poco más tarde de lo que habías calculado. Y no subes a comer a casa con el pan que habías comprado. Ni marchas a la carrera después como si no te quedara tiempo para tus lecturas. Ya no te molestan esas dolencias que tan calladamente padecías.
            Rosa te lleva flores de vez en cuando, ya sabes que le gustan esas cosas y Biola está superocupada.
           Tus biznietos nos tienen comido el sentido como te lo tendrían comido a ti. Mario va creciendo poco a poco tan encantador, y  ahora brutote pues es normal, como siempre; Julia es una ratilla genial parecida a su madre a la que, por cierto, le acaban de dar unos  premios muy importantes por su duro trabajo que tú no vas a poder celebrar con todos nosotros pero que te alegrarían infinitamente.
            Y yo que no soy muy de misas, en muchísimas ocasiones cuando estando de monte hay tanto tiempo para pensar subiendo esas cuestas interminables, rezo; te rezo como si fuera la mejor manera de poder pagarte tus desvelos por mí de toda una vida.
              Hoy es un día triste porque tú no estás aquí y porque  ya me he dado cuenta de que podría haber sido mejor hijo a pesar de que  tú estabas muy contenta, yo sé que no he dado la talla para tus merecimientos.
            Mamá, trataré de ser con nuestra descendencia como lo fuiste tú con nosotros, especialmente conmigo.
            Madre, seguiré rezándo a mi manera  agradeciendo a Dios que te haya dado la compensación a las muchas tribulaciones y padecimientos que tuviste que soportar en vida y sabedor de que tú lo seguirás haciendo por todos nosotros como siempre lo hacías.
            Mamá, no me olvides como yo tampoco lo hago.
            Un beso muy fuerte.

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