El Saltador de las Lañas.
Rodellar, Cheto, Senda de Pallebla,
Senda de las Zinglas, Saltador de las Lañas, Senda de las Peñas Altas, Otín,
Dolmen de La Losa Mora, Costera de Otín y Barranco de Mascún.
15-06-2016.
Desniel acumulado1100 m
Dustancia recorrida 22000 m.
Tiempo efectivo 06:45 h.
Mixto.
Agua en Otín y en el Barranco de Raisén
y el Mascún según costumbre y época y en las Fuentres de Mascún.
Ruta circular entretenida y larga con
una primera parte, Senda Pallebla, con poco interés y que requiere de buenas referencias para poder seguirla.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y
Mariano Javierre.
Mapa de Mascún procedente de Iberpix. Vía en amarillo.
Hace
ya algunos años, allá por el 2004 hicimos una circular al Mascún Inferior. El
barranco y sus formaciones calizas, no fácilmente igualables, nos agradaron.
Quedaba más Mascún pero nosotros somos de secano y los barrancos pues como que
no. Pero más tarde que pronto terminaríamos por volver para dar “una vuelta más
al puchero.”
Hay
una circular bastante completa que enlaza una serie de sendas facilitando un
recorrido que puede resultar interesante y en ello estamos hoy 15 de Junio de
2016. Como casi siempre, han llenado
el Pirineo de incertidumbre y nos bajamos a Guara, nos equivocamos de carretera
y finalmente aparcamos a la entrada de Rodellar cuando van a ser las diez menos
cuarto de una mañana que teje nubes en el cielo.
Caminamos entre paredes hacia la Pardina Cheto.
Estamos
alrededor de los 750 metros de altitud y comenzamos camino subiendo a la
carretera y llegando a la parte baja del pueblo donde un cartel nos indica
Cheto y Ermita de la Virgen del Castillo.
El
camino, en dirección, norte baja un poco y se incrusta muy limpio y transitado entre muros de piedra
seca. Tenemos algunas dudas en cuanto a su señalización pues hay que saber que
se trata de una ruta compuesta por varios tramos de camino por lo que será
conveniente, además de tener una decente orientación, poseer algunas claves
direccionales. Lo cierto es que lo encontraremos mejor señalizado de lo
esperado.
Localizando el camino en el Barranco de la Viergen del Castillo.
Remontamos
al solecillo de la mañana que se cuela entre nubes y alcanzamos la Pardina Cheto
con su caserío medio derruido para proseguir camino adelante hacia la Ermita de
la Virgen del Castillo para abandonar enseguida en un cruce acartelado y
proseguir hacia los Pozos de Hielo de Bagüeste.
El
camino muy limpio y medianamente transitado no baja al Barranco de la Virgen sino
que prosigue por la ladera izquierda del mismo hasta que, bastante arriba, lo
atraviesa para proseguir en dirección norte y por la ladera opuesta hasta
alcanzar la parte alta de la misma en ascenso claramente significativo.
La Costera de Otín desde uno de los Miradores del Mascún.
Alcanzada
la loma, bastante limpia de vegetación nos desviamos a nuestra izquierda para
asomarnos al Mascún en una especie de mirador sobre las Agujas de Cagatés
y desde el que contemplamos la Costera
de Otín y la zona de la Losa Mora que es pon donde pretendemos volver.
El Puyal de Otín desde el segundo mirador.
Luego
continuamos loma arriba por una zona de genista que comienza la floración para
enseguida alcanzar un par de collados sucesivos y luego una zona pedregosa en
la que un cartel nos envía a nuestra izquierda en suave descenso hacia Letosa.
En el Barranco de la Glera reorientados a Letosa.
Atravesaremos
un encinar no demasiado extenso en un sube y baja más o menos continuo que nos
deposita en un pequeño rellano con restos de muros de una paridera frente a
Otín.
En el Corral de Campo Cebollero.
Aquí
proseguimos al norte para entrar en la cuenca del Barranco Fornazos que
atravesaremos en horizontal para detenernos en el camino y echar un bocado. Son
las doce menos cuarto.
Alternando rellanos con pequeños
ascensos y orientados por las paredes del Corral de las Chocas, muy mimetizadas
con el paisaje, entre los Barrancos de las Chocas y la Cañada recorremos el
ámbito del barranco. Hay que decir que en este final de primavera todos los
barrancos bajan secos.
En los Corrales de Letosa.
Pasamos
junto a las paredes del corral y enseguida alcanzamos el punto más alto de
nuestro recorrido sobre los 1180 metros de altitud frente a los Oscuros de
Otín.
Un
cartel nos invita a dejar el camino a Letosa y tomar finalmente el del Saltador
de las Lañas que aparece por primera vez y ya era hora. Se trata del Inicio del
Sendero de las Zinglas.
Buscando el Saltador de las Lañas.
Se
ha terminado nuestra primera inquietud con el Camino Pañebla y nuestra vista ya hace algún rato que otea
las paredes de la vertiente derecha del Mascún sobre los Puyales de Otín y
Letosa y el Barranco Raisén.
Descendemos
por la loma en busca de las paredes que se precipitan hacia el Mascún
sorprendiendo a un trio de cabras asilvestradas y tras pasar un primer tramo rocoso, escalonado y corto, alcanzamos la base de las paredes.
El
camino prosigue para abajo por la faja rellena de vegetación hasta que nos
deposita en las paredes.
La espectacular Faja de las Zinglas.
Las
paredes son recorridas por un hendidura horizontal y suficientemente amplia
para el tránsito, perdida en mitad de las verticales paredes que nos recuerdan
a las del Congosto de Mont Rebei o a las del Chemin de la Mature.
En
el final de la hendidura, próximos al Mascún visualizamos el Saltador mientras
proseguimos por un camino que quiebro tras quiebro nos deposita en el Cauce del
Mascún sobre los 950 metros de altitud.
En el Saltador de las Lañas.
Es
la una y cuarto cuando contemplamos el Saltador de las Lañas que es una doble
cascada de alrededor de 30 metros de los cuales los dos tercios inferiores son
salvados por un reducido chorro de agua que saltando por el vacío alcanza una
poza de unas aguas verde turquesa encantadoras.
La continuación del Sendero de las Zinglas en la ladera derecha del Mascún.
Hacemos
fotos, charlamos con cuatro barranquistas que acaban de bajar el tramo del
saltador y que se marchan a por las Cascadas de Guara mientras nosotros
cruzamos el barranco vestido de ocres clásicos de las aguas calizas como las
del Mascún y tomamos el camino que transitará por la ladera derecha del
barranco.
El Ibicio de la Senda de las Zinglas desde una de las Proas del Mascún.
El
camino se orienta al sur y claro, el río para abajo y el camino para arriba,
enseguida toman distancia entre sí, por una faja amplia de la que salen proas
para poder observar el barranco hacia los Oscuros puesto que el Saltador
enseguida desaparecerá de nuestra vista.
Repetidos parajes hacia el Barranco de Raisén.
Luego
alcanzamos las paredes del Tozal de Letosa y en ellos una hendidura similar a
la recorrida en la otra orilla e igualmente espectacular.
La
hendidura prosigue por una faja con algún punto estrecho que se orienta al
oeste introduciéndonos en el Barranco Raisén. Se trata de un barranco bastante
angosto y corto que se cierra con paredes verticales y del que es difícil ver
el fondo del mismo.
La chopera del inicio del Barranco de Raisén.
Aparece
en la cabecera del mismo unos álamos lombardos, se trata de la Chopera de
Raisén que ocupa un rellano sedimentario del que arranca el barranco, lugar en
el que termina el Sendero de las Zinglas.
Una gigantesca ventana en Mascún.
No
hay que alcanzar la chopera sino cruzar el barranquillo por el que baja un
hilillo de agua e iniciar el ascenso de su ladera derecha para alcanzar una
faja amplia, que enseguida se angostará
y en la que un caminillo la irá recorriendo de proa en proa desde las
que se descuelgan nuestros ojos en busca de agujas y farallones rocosos que
salpican el Barranco de Mascún haciéndolo un enclave especial y quizás único.
El Sendero de las Peñas Altas.
Se
trata del camino de las Fajas Altas y hay que recorrer sucesivamente un par de
fisuras en las paredes del Puyal de Otín en el que iremos ganando altura poco a
poco y disfrutando con las flores abundantes como en todo el camino aunque más
avanzadas en esta zona orientada al sol saliente.
Manojo de lino blanco en el Sendero de las Peñas Altas.
Pasamos
sobre los oscuros de Otín y terminadas las paredes, el camino asciende
suavemente por terreno despejado pero cubierto con el sotobosque clásico de Guara
hasta alcanzar el Collado de Otín desde el que, enseguida contemplamos el
pueblo.
Llegando al Barrio Alto de Otín.
El
camino tras unas revueltas descendentes coincide con una pista que viene de
Letosa y se adentra en las ruinas del Barrio Alto de Otín. Estamos sobre los
1030 metros de altitud cuando son las dos y cuarto.
Tenemos
la opción de volver por el Camino del Turmo, por la Costera de Otín o por la
Losa Mora y el Barranco de la Garganta pero elegiremos uno que combine los dos
anteriores y así, al paso, Juanillo conocerá el dolmen: un poste indicador nos lo facilita.
Tomamos
el camino al Dolmen de la Losa Mora que bastante rectilíneo transitará
suavemente en ascenso o llaneando al sudoeste. Queríamos haber comido en el
pueblo pero lo abandonamos en busca de un lugar con piedras para poder
sentarnos ya que la genista lo invade casi todo.
Pasaremos
junto al Refugio Norbert Nieto que está abierto y en decentes condiciones para
poder pernoctar pues hay camas de madera y todavía caminaremos alrededor de
media hora para alcanzar un pequeño collado desde el que vemos el panel
explicativo del dolmen.
Estamos
a 1110 metros de altitud y paramos a comer.
Llegando al Dolmen de la Losa Mora.
A
las tres y cuarto, media hora después, nos alargamos hasta el Dolmen de la Losa
Mora situado a 1080 metros de altitud, hacemos unas fotos y tomamos el Barranco
de la Lupera que en dirección este nos ha de acercar al Mascún y antes a La
Costera de Otín.
El
vallecillo amplio, tiene un camino que obliga a fijarse para poder seguirlo
pues está escasamente transitado. Luego se estrecha y ahonda un poco para alcanzar
un poste indicador en el que continuaremos trayectoria por un camino que
enseguida se pierde en las paredes del Mascún
Hemos
de volver al cruce anterior y tomar el camino que en lugar de bajar
asciende un poco, pasa junto a un par de
robles majestuosos y enseguida llanea un poco y se va para abajo con la
intención de alcanzar el cauce seco del Barranco Mascún más abajo de los
Oscuros de Otín.
La Ciudadela y la Cuca de las Bellostas.
La
costera ofrece un repechón considerable en el que una buena parte incluye una
serie de lazadas continuas en terreno calizo descarnado. Nos cruzamos con un
nutrido grupo de senderistas franceses que suben hasta Bara, no localizamos el
camino de la mañana sepultado en el sotobosque de la ladera izquierda del
barranco y alcanzamos las inmediaciones
de la Ciudadela y la Cuca de las Bellostas que fotografiamos con poca luz y un
tanto distantes.
Poco
después alcanzamos el cauce seco del Mascún Inferior y proseguimos al sur por
el lecho del barranco pasando pozas secas que marcan el nivel del agua con sus
depósitos calizos. Estamos a 770 metros de altitud.
Es
más bonito el barranco con agua pero es lo que hay, cada época tiene sus
encantos y si en esta ya no hay agua a cambio el recorrido ha estado cosido de
flores.
Pasamos junto al delfín de Mascún.
Enseguida
alcanzamos la Pared del Delfín de Mascún y sucesivamente el inicio de la
Ferrata del Espolón de la Virgen ya con agua en el barranco y con personal un
poco por cualquier parte dada la proximidad de Rodellar.
Alcanzamos
a continuación las Fuentes de Mascún en la orilla izquierda del barranco,
echamos unos tragos de agua y proseguimos al sur para tras un pequeño error
volver sobre nuestros pasos y tomar el camino que discurrirá por la orilla
izquierda del barranco para abandonarlo enseguida.
Reflejos cerca de las Fuentes de mascún.
Creo
recordar como así será, que el camino se eleva por las paredes muy transitado y
que enseguida remonta para alcanzar la
parte central del pueblo. Son las cinco y media de la tarde.
Todavía
nos acercaremos a la iglesia y luego nos bajaremos hasta el Camping Mascún:
Anda Alvarito, mira a ver si pones un cartel en la entrada de abajo que tienes
cerrada.
Alvaro
y Adela se han marchado ya a Huesca, tomamos unas cañas y alrededor de las seis
cogemos el coche y nos volvemos, ahora sin errores, para nuestras casas.
En
la ducha soltaremos los 1100 metros de desnivel que hemos acumulado, repechón a
repechón en la circular y los 22000 metros que habremos recorrido, en un día de
vicio para caminar y que por ello lo hemos hecho durante casi ocho horas, lo
que no es un tiempo excesivo.
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