Desde Maupas hacia el oeste el cresterío del día y mucho más.
Refugio de Maupás, Glaciar de Crabioules, Col
des Crabioules, Tusse de Remuñé, Pico Rabadá, Pico Navarro, Pico Rabadá, Tusse
de Remuñé y Aguja Jean Garnier. Regreso al Refugio de Maupás y vuelta al
Albergue de Lis.
12-08-2007.
Salida 07 h. Llegada 16 h.
Poco difícil.
Ascensión.
Mapa de rabada-Navarro-Tusse- Garnier procedente del IGN. frencés Vía en amarillo.
A
las seis y cuarto la mañana está medianamente bien y amanece. Es el domingo 12
de Agosto de 2007.
No
son todavía las siete cuando ya estamos en marcha. Ascendemos en dirección sur la Arista Norte de Maupás y al
cuarto de hora, alcanzamos el rellano y allí la brecha por la que un empinado
camino permite desmontarse de la arista y bajar al Glaciar de Crabioules.
El ccasi extinto Glaciar de Crabioules.
Hay
algunas citas que se desperdigan en una pedrera granítica de enormes
proporciones y que cuesta atravesar. Luego viene un caos de glaciar pedregoso
completamente inestable que conforma una morrena lateral por cuya cresta
transita el camino.
Del
alto de la morrena que se incorpora a la cara norte del Maupás hay que bajar
para atravesar las prolongaciones inferiores del reducidísimo Glaciar de
Crabioules y transitar en diagonal y en suave ascenso una enorme rampa en la
que, acumulaciones de materiales nuevos bajados de la cresta, tratan de
asentarse manteniendo un pobre equilibrio sobre las placas de granito
extraordinariamente pulidas por el glaciar.
Bajo el Collado de Crabioules por su vertiente norte.
Buscando
minúsculos rellanos y atravesando escorrentías sobre las resbaladizas placas
ganamos altura hacia una potente afloración metamórfica que retiene a la
pedrera granítica superior.
El
glaciar se encumbra al este de la afloración y al oeste aparece un falso
collado al que nos dirigimos como vía más factible, a priori.
Un
paso de IIº sobre materiales oscuramente metamórficos nos lleva al falso
collado. Es una brecha y desde allí no se puede incorporar a las pedreras
superiores sino es bajando a un nevero
residual y superando un resalte bastante pulido y sombrío.
El
camino no es por aquí y desandando los últimos metros faldeamos hacia el este
de la afloración y allí encontramos de nuevo algunas citas que conducen a la
cabecera de la afloración fuera del lecho nevado del glaciar.
Alcanzadas
las pedreras superiores aparece, cuando los materiales lo permiten, un
caminillo en diagonal hacia el Collado de Crabioules. Conduce directamente a
una serie de corredores fáciles que permiten superar la pared de alrededor de 30 metros de altura y que
fácilmente nos depositan en el Collado de Crabioules situado a 3010 metros de altitud
cuando son las nueve menos cinco.
El la Tusse de Remuñé, debajo Literola.
La
vía más pisada toma la decisión por nosotros: nos vamos con ella hacia el este
en suave ascenso y enseguida alcanzamos la adorsada cima de la Tusse de Remuñé a 3041 metros de altitud
revestida de pedrera granítica clara en la que encontramos un trabajadísimo
vivac. Son las nueve de la mañana.
Desde
la cima contemplamos en primer plano el Ibón Blanco de Literota con sus
acólitos helados y la arista circular que nace, por decirlo así, en el desagüe
del Ibón Blanco y que incluye desde el Hito Este del Perdiguero hasta los
Crabioules para volver hasta aquí,
cerrando el círculo con la pequeña arista que baja hasta el Portal de Remuñé.
Al este quedan en la arista el Rabadá, el Navarro y finalmente el Maupás que se
recorta oscuro al contraluz de la mañana, y al sur de ésta, el Valle de Remuñé.
Hacemos
algunas fotos y como hemos venido a hacer la cresta, descendemos fácilmente la
arista hacia el este no perdiendo más allá de 30 metros hasta una pequeña brecha y a partir de allí
los vamos a recuperar, también
fácilmente, por una arista de materiales graníticos cargados de líquenes
oscuros.
En la Cima del Pico Rabadá con el Perdiguero detrás.
Son
las nueve y diez cuando alcanzamos la cima del Pico Rabadá desde el que se
domina el mismo paisaje que desde el anterior. Estamos a 3045 metros de altitud
y son las nueve y cuarto
Pico Navarro y detrás Maupas desde el Rabadá..
Sin
parar proseguimos hacia el este descendiendo con un poco más de cuidado
alrededor de 50 metros
hasta una profunda brecha de la que hay que salir trepando alguna laja lisa y
faldeando algunas placas y pequeños monolitos de material granítico muy firme.
La arista es aérea pero noble y nos deposita en la cima del Pico Navarro a 3043 metros de altitud
cuando son las nueve y media pasadas.
En la Cima del Pico Navarro.
Era
un crío todavía pero jamás olvidaré aquel verano en el que leí la infausta
noticia de la muerte de Rabadá y Navarro en la cara norte del Eiger. Aquel
suceso noticiado me impactó sobremanera a pesar de mi galáctica distancia con la
montaña viviendo en Sabi rodeado de ellas.
De vuelta al Rabadá.
La Este de la Tusse de Remuñé desde el collado de sepación con Rabadá.
Por
razones que desconozco me invadió una tremenda pena que jamás me ha abandonado
en los momentos en que, por alguna circunstancia de la vida en la montaña,
llega el recuerdo a mi memoria
vidriándome los ojos. Me pasó al hacer los Picos de Baudrimont a los que
pretenden llamar Rabada y Navarro, me sucedió en Grindelwald, me pasa siempre y
también hoy.
Nuestra vía al Collado de Crabioules desde el Refugio de Maupas.
Fotos y media vuelta con cuidado.
Pasamos de nuevo por la cima del Rabada y también por la cima de la Tusse de Remuñé
en la que localizamos el camino de descenso de la arista por la vertiente sur
para alcanzar el Portal de Remuñé, la Cubeta de Literota o el Collado Inferior
de Literota, del Collado de Crabioules no se puede bajar directamente. Son las
diez.
La Aguja Jean Garnier en la Este de Crabioules.
Hacia Jean Garnier.
La Este de Crabioules desde la Aguja Jean Garnier.
La
parte final de la arista resulta un tanto compleja, rellena de enormes bloques
graníticos de entre los que resulta ciertamente difícil distinguir la aguja y
en algún momento la progresión se complica fundamentalmente por no elegir
pasos.
Tusse de Remuñé desde la Aguja Jean Garnier.
Todavía me iré unos metros adelante para contemplar
las complicaciones de la
Arista Este del Crabioules Oriental y a la vuelta, nos
bajamos de la arista y al abrigo de la pared nos paramos a almorzar contemplando
el Glaciar de Crabioules.
Cerca de la Aguja Jean Garnier, armerías alpinas.
Veinte
minutos después emprendemos el descenso sin llegar al corredor de acceso al
Collado de Crabioules y sin prisa pero sin pausa desandamos el camino ya sin
dudas hasta alcanzar el paso del contrafuerte. Hay un grupo de cinco que vienen
y que hemos localizado mientras almorzábamos que están liados en el nevero sin
crampones.
Navarro, Rabadá y Tusse de vuelta de Jean Garnier.
Les
indicamos el camino y ayudamos a una pareja que está pasando alguna dificultad
a que salga del glaciar y se incorpore a la vía.
Los Pics Quairat desde debajo del Collado de Crabioules.
Tras
asegurarnos de que saben que no se puede bajar directamente desde el collado,
pues marchan al Refugio del Portillón, los dejamos bien encaminados y nos vamos
para abajo.
El
descenso ya sin dudas se hace rápido pasando el caos de bloques por la parte
alta y alcanzando enseguida la rampa de ascenso a la brecha de la Arista Norte de Maupás.
En
el rellano nos apartamos del camino un poco, localizamos un laquette diminuto y
nos pegamos un remojón para quitarnos el sudor y disfrutamos un poco del
momento. El día se está arañando pero sin prisas. Son las doce del mediodía.
Tres
cuartos de hora después reemprendemos el descenso y alcanzamos el refugio
cuando es la una.
Charlamos
con Yvette, la tranquilizamos por los cinco que iban al Portillón pues lo
controla todo, nos sonríe y nos dice que funcionamos bien, le pagamos con
propina incluida y tras despedirnos efusivamente, media hora después, nos vamos
para abajo.
El
largo descenso se lleva lo suyo pero al paso, en dos horas y diez minutos, nos
plantamos en el Albergue de Lis donde tenemos aparcado el coche. Van a ser las
cuatro de la tarde y finalizamos un día en el que hemos subido 1000 metros y bajado 2300 metros . Gotea un
poco pero nos salva el hayedo que retiene lluvia.
Han
sido 4150 metros
movidos en tres días y estamos un poco cansados pero satisfechos pues además de
conocer un precioso valle al que le sobra intervención humana y un maravilloso
refugio, hemos hecho seis nuevos
tresmiles para nuestra colección.
Para
comer buscamos abrigo por si gotea y lo encontramos en el pequeño atrio de una
capilla muy próxima a Bagneres de Luchón.
A
las cinco, comidos como unos príncipes nos vamos hacia el Peyresurde. Nada más
subir las primeras rampas tenemos que detenernos. Ha habido un accidente de un
coche español con otro francés que llevaba remolque cargado de colmenas y el
conductor del coche de matrícula española está atrapado.
Para
entonces ya han llegado los bomberos, los gendarmes y una ambulancia y están
por una parte medicando al accidentado y por otra cortando coche para
desenclaustrar al conductor.
Van
a tardar lo que no está escrito en los libros, lo sacarán y lo tendrán un rato
eterno sobre la camilla en la carretera. Los bomberos terminan marchándose,
evacuan con una grúa, que pasa junto a nosotros, los restos del coche
siniestrado; los helicópteros de tráfico vuelan y revuelan para ver el tamaño
del atasco y, finalmente, quizás al ver que no se muere, deciden evacuarlo con
la ambulancia hacia Bagneres de Luchón pero sin prisas ¡eh!, pues no son nadie
los franceses para una urgencia. Además de que cuando algún francés trabaja, no
importa si se medio país se tiene que parar. Hemos estado detenidos alrededor
de tres horas cuando el accidente ha sucedido en un lugar donde había buenos ensanches a los dos lados de la
carretera nada menos y tres coches de gendarmes para haber organizado, aunque
hubiera sido un paso lento y alternativo, pero es mejor mirar y joder la manta
a todo bicho viviente mientras pasa la jornada de trabajo en día festivo.
¡País!
Luego
que han dispuesto de tiempo hasta para hacer la carretera nueva nos dan paso y
viene la lluvia subiendo y bajando el Peyresurde con la suerte de que enseguida
adelantamos a unos pocos y ya sin circulación vamos haciendo carretera. A las
once nos llegamos a casa poniendo fin y remate a una actividad en la Cara Norte de los
Pirineos en la que hemos disfrutado de un tiempo absolutamente maravilloso como
excepción a la norma.
Para ver más fotos.
También puedes ver el Comienzo.
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