Embalse de San Antón, Bera de Bidasoa,
Collados de Idoia, Lizarrieta, Esquisaroi e Iñaberri, Elizondo y Ermita de
Santa Engracia.
01-06-2016.
Desnivel ascendido1800 m. Desnivel descendido 1650 m.
Distancia recorrida 44000 m.
Tiempo efectivo 09:30 h.
Mixto.
Bastante fácil.
Agua siempre en la Ermita de San Antón,
Bera de Bidasoa, Plano de Amezti y Elizondo.
La extensión y el desnivel pueden
convertir a una actividad muy fácil en cuanto a su desarrollo en algo, como
poco, bastante fácil como es el caso. No solo la superación de pasos de
dificultad le confieren el calificativo a una actividad.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y
Mariano Javierre.
La
noche en el porche de la Ermita de San Antón resultara incluso mejor de lo
esperado, la temperatura a esta altitud es deliciosamente cálida y casi nos
sobra el saco. Vamos, divina para vivaquear.
Dormimos
a vueltas, como suelo decir y a las seis y media estamos medio despiertos y
dispuestos a afrontar la jornada del 1 de Junio de 2016. ¡Qué placer echarse al
día sin el repelús de la mojadura y el frío de la mañana!
Cada
uno a la suyo, que nos sabemos de memoria, recogemos, desayunamos y a las siete
y cuarto de la mañana abandonamos nuestro campamento situado a 240 metros de
altitud a la orilla del Embalse de San Antón.
Nada más acceder a la carretera la abandonaremos.
La
mañana está espléndida, débilmente nubosa y hacia el este se anuncia una jornada
prometedora.
Nada
más tomar la carretera la abandonamos
por un camino que marcha al este por el praderío que recubre un pequeño valle
en busca del Collado de San Antón. El camino suavemente ascendente y a tramos húmedo nos deposita en el Collado
de Telleria o de San Antón sobre los 420 metros de altitud.
Dejando atrás el Embalse de San Antón.
A
partir de allí continuamos por una serie de pistas y caminos que se entrecruzan
y que nos llevan al Caserío de Tellería con su viejo frontón en desuso.
El Caserío de Tellería.
Nuestro
camino, perfectamente balizado, va conectando pistas con caminos, llaneando fundamentalmente por la cabecera de
una alomada sierra en la que aparece el tendido eléctrico mientras avanzamos
hacia el este hasta encontrarnos con un marcado camino que conduce a Lesaka
mientras continuamos al este y en ligero descenso.
Hayedo en la cabecera de la sierra que estamos recorriendo.
El
recorrido se nos hace largo pues Bera de Bidasoa que se ha asomado a nuestros
ojos allá abajo sigue distante ya que estamos recorriendo la cabecera de la
sierra sin descender como nos apetecería
a nosotros.
Venimos desde el Collado de San Antón allá al fondo.
Echamos
la vista al oeste y comprobamos que el Collado de Tellería se ha quedado allá
lejos cuando el camino se decide a bajar
y enseguida nos conduce a las primeras casas desperdigadas del pueblo en
el que siguiendo alguna calle nos deposita a la orilla del Bidosoa que
cruzaremos por su puente cuando van a ser las nueve y cuarto. Se nos ha hecho
largo pero en realidad nos hemos cepillado alrededor de 11 kilómetros en dos
horas. Estamos a 56 metros de altitud.
Llegando a Bera de Bidasoa.
Recorremos
una calle del pueblo y siguiendo las balizas giramos al este y salimos del mismo
por un paseo arbolado que se convierte en pista asfaltada ascendente en
dirección sur. Son las nueve y media y nos sentamos a echar un bocado y a
telefonear al personal frente al disperso Caserio de Suspela.
Cruzando el Bidasoa en Bera.
Alrededor
de las diez continuamos camino ascendiendo por pista herbosa que nos conduce a
las inmediaciones de Santa Bárbara a través de unas amplias lomas mientras
dejamos atrás Bera.
Remontando hacia Santa Bárbara con Bera detrás.
Flanqueamos
un poco por el norte y seguimos descendiendo suavemente en busca del Collado de
Idoia situado sobre los 250 metros de altitud
y al que llega la carretera que sube de Bera.
Avanzamos
hacia la Loma de Ibantelli en la frontera con Francia pero antes de alcanzar la
parte más alta faldeamos por su cara sudoeste
en busca del Collado de Lizarrieta por el que pasa la carretera que
cruza de Francia a Echalar.
Hacia el Collado de Idoia.
Estamos
a 450 metros de altitud, atravesamos la carretera y proseguimos al sudeste siguiendo
las mugas fronterizas en una zona de puestos de caza, son las Palomeras de
Echalar. ¡Menudo negocio hay montado en torno al asunto! Bueno, palomeras tendremos prácticamente en
casi todo el recorrido posterior.
Camino
mal, me molestan las rodillas y la musculatura próxima desde ayer a media tarde
y de manera intermitente cosa que mitigo parcialmente bajando el ritmo mientras
espero que el rodaje acabe con las molestias. De esta forma nuestro ritmo se ha
ralentizado ya que yo me voy quedando según la intensidad de las molestias.
La delicadeza del sauco florido.
Cruzamos
un torrente creo que es la Regata Basate e iniciamos un ascenso que nos lleva a
unos caseríos algo abandonado y alrededor de la una y cuarto paramos a comer en
una fuente que no tiene agua, así al paso me descanso un poco.
Media
hora después continuamos ya en suave ascenso pero bastante continuado por
pistas que se van alternando con caminos en dirección sudeste para flanquear
por el este la Loma Centinela y alcanzar en descenso el Collado Irazako.
Vista atrás remontando hacia Esquisaroi.
Una
zona ondulada aunque fundamentalmente llana nos permite hacer camino a ritmo
decente entre pastos y zonas arboladas la mayoría de ellas alambradas recorriendo
los Collados de Ursumiatza y Esquisaroi, acotados sobre los 500 metros de
altitud.
A
partir de aquí transitaremos un camino que se empina ligeramente en una ladera
de sotobosque sin arbolado que se queda debajo y que remonta
persistentemente en busca del Collado de
Iñaberri a 800 metros de altitud mientras adelantamos a un inglés del que hemos
visto sus huellas durante toda la jornada.
Avanzando hacia el Collado de Iñaberri.
El
camino inicia un descenso hacia el sur por la ladera derecha del barranco y se
introduce en el hayedo atajando las revueltas de la pista hasta alcanzar un
caserío.
Más
allá del caserío el camino flanquea el Monte Umboto siempre al sur y ya con el
barranco a nuestra izquierda para remontar una vez más y alcanzar el Rellano de
Amezti al que llega una carretera que debe bajar a Elizondo.
Seguimos caminando praderíos emergentes de hayedos.
El
descenso ha sido penoso de nuevo y agradezco sobre manera la llegada al
merendero que hay junto a la carretera
para quitarme la mochila de los hombros que me ajusticia impíamente y echarme
al sol sobre un banco de piedra mientras picoteamos dulces y frutos secos. Son
las cinco y cuarto.
Llevamos
ya muchos kilómetros a las espaldas y se nota descaradamente pero la jornada no
ha terminado todavía pues al menos bajaremos hasta Elizondo.
El el Collado Iñaberri iniciamos descenso a Elizondo. Umboto por delante.
El
descenso tendrá algo más de 4 kilómetros que se hacen por un camino que va
atajando las lazadas de la carretera. Es un rato de sol agradable que bajamos a
buen ritmo tras el descansillo primero al sur y luego al este. El camino es de
lo peorcillo de la jornada pero bajamos muy bien y en cincuenta minutos estamos
entrando a Elizondo situado sobre los 200 metros de altitud. Son las seis y
media pasadas.
En
el pueblo seguimos las balizas, recorremos un trozo de la calle principal,
cogemos agua en una fuente y tras
preguntar por el estado de la Ermita de Santa Engracia, sin persistencia ni
fortuna, tomamos el camino de salida del pueblo en dirección sudeste: hemos
decidido subir a la ermita en busca de un campamento parecido al de la noche
anterior.
El amarillo de la genista cerca de Elizondo.
Enseguida
abandonamos la pista de tierra y tomamos un camino paralelo a la misma que
asciende lleno de barro, cruza la pista en un par de ocasiones y nos deposita
en un rellano en el que suponemos encontraremos la Ermita.
Nos
dicen que más abajo quedaba la Ermita de San Pedro y que en un bosquete se
encuentra la que buscamos cuando ya estábamos preparados para acampar.
Llegando a Elizondo.
La
ermita está abierta, llena de estiércol del ganado y no ofrece nada que nos
interese por lo que nos bajamos hasta la carretera y en el rellano de la
entrada a una borda de poco uso nos quedamos. Son las siete y cuarto y
estaremos a 350 metros de altitud.
Al
fin hemos terminado la jornada con la que estrenamos el mes de Junio después de
12 horas de meneo en las que nos hemos recorrido los 11 kilómetros que nos
faltaban hasta Bera, los 31 kilómetros de Bera a
Elizondo y los dos largos hasta aquí que hacen 44 kilómetros; pero no solamente
eso, pues habremos ascendido por encima de los 1800 metros de desnivel y
descendido sobre los 1650 metros.
Saliendo de Elizondo hacia la Ermita de Santa Engracia.
Estoy
hecho polvo pues para compensar las molestias de las rodillas he caminado
muchas horas de forma poco natural y me encuentro destrozado. Solamente me ha
faltado la sobrecarga de tres litros y medio de agua que he echado en Elizondo
para terminar de machacar las clavículas.
Pero
todo ha terminado por hoy y mientras montamos la tienda me relajo un poco,
cenamos en una tarde deliciosamente cálida y alrededor de las nueve nos
empiltramos sobre el mullido que bajo la tienda nos proporciona la hierba de
nuestro campamento. Mañana será otro día.
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