10 feb 2017

9-17. ARAFITA TODA PARA NOSOSTROS. 9-2-2017.

Arafita toda para nosotros.

Corral de las Mulas, Contrafuerte Bocalé, Majada Arrigal y Cara Noroeste.
09-02-2017.
Salida 10 h. Llegada 15:15 h.
Sol.
Fácil.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa de Arafita procedente de Iberpix. Vía en amarillo.

            Llovió el fin de semana y creímos que por arriba sería nieve pero no, debió de llover a cántaros pues la nieve quedo acanalada y dura como el cristal de roca. Luego del domingo en adelante volvió a nevar pero con fuertes ventoleras con frío y por fin el jueves 9 de Febrero de 2017 amanece un día de postal que no sé si será mejor perdonarlo o marcharnos al monte. 

Saliendo desde el Corral de las Mulas.

            Son las diez de la mañana cuando aparcamos en el Corral de las Mulas a 1625 metros de altitud en una mañana soleada y prácticamente sin viento.



El Valle de Anayet tiene una estampa preciosa. 

            Comenzamos a foquear sobre nieve venteada y dura aunque algo rugosa que se alterna con zonas de nieve polvo acumuladas por el viento en lugares protegidos, con lo que nuestro ascenso en dirección nordeste por la Majada de Vetemoza es un ir sorteando las zonas de nieve sobre la que cayó agua y dejó durísima. De cualquier forma, conocemos el camino y nos servimos suficiente de la nieve polvo inesperada.

Suaves resaltes de nieve costra dura alternando con polvo.

            Foqueando suaves resaltes en una agradabilísima mañana alcanzamos el Contrafuerte del Bocalé por su pequeño collado y desde allí avistamos nuestro  distante objetivo y los enormes campos de nieve del Arrigal inmaculados. No hemos tenido huella y tendremos que hacérnosla pues nadie ha subido ni desde el Corral de las Mulas ni desde el Portalet.


Llegando al Contrafuerte Bocalé. 

Venga chica, hay que hacer huella.

            Estamos alrededor de los 1900 metros de altitud y lo que viene además de contemplar un delicioso paisaje con Ourade, Ferraturas, Inclusa, Ministirio, Arafita y Forato y  detrás Arrieles, Balaitus, Frondiellas, Tebaray, Infiernos y Argualas todo de frente; es atravesar la Majada del Arrigal con sus correspondientes lomos y depresiones por las que discurren las diversas ramas de los  barrancos que lo componen.


La Cabaña del Bocalé casi enterrada. Atras Inclusa y Ministirio.

            Lo sabemos y también que abriremos huella sobre nieve polvo profunda casi exclusivamente, lo que no va a ser ningún chollo.


El Barranco de Arrigal prácticamente inexistente.

            Uno tras otro vamos superando barranquillos primero en descenso y luego en suave ascenso mientras vamos girando al norte y nos aproximamos a nuestro objetivo que se escuda tras un promontorio nevado que asemeja a un merengue. Bueno, todo el entorno es un perfecto merengue y Arafita por supuesto.


Inmaculados campos de nieve en el Arrigal. 

            Se producen las primeras purgas de las Paredes Sur de Ferraturas mientras alcanzamos pacientemente la pared somital de nuestro objetivo ya en dirección este.


La Inclusa en el horizonte. 

            Comenzaremos el ascenso y vamos  virando hacia el sur mientras se alternan tramos de hielo con nieve polvo.


Remontando el Casquete Somital de Arafita. 

            Alcanzamos una faja sin nieve polvo a modo de collar cimero y antes de poner cuchillas, dejamos los esquís y nos vamos para arriba tras poner crampones. Son unos pocos metros que subimos buscando el hielo que se eleva hasta la cima en las inmediaciones de la arista norte. Lo cierto es que paralelo a la arista se extiende una faja de nieve polvo que podríamos haber subido con los esquís pero… ahora estamos en la Cima de Arafita situada a 2134 metros de altitud y va a ser la una menos cuarto.


En la Cima de Arafita. 

Foratatas desde Arafita.

Samola Bucuesa y Escarra desde Arafita. Delante el Valle de Izas.

            Disfrutamos de un extraordinario paisaje de 360 grados y además de lo citado anteriormente  no faltan Tendeñera, Sabocos, Peñas Blancas de Tendeñera y Partacua, Telera, Retona, Samola Alta, Bucuesa, Escarra y todas las cimas de Formigal. Hacemos fotos, echamos un bocado y un trago de café con leche caliente como acostumbramos y media hora después nos vamos para abajo.


Arrieles.

Balaitus y Frondiellas.

            Quitando crampones la piel de las manos se pega al acero. No suele suceder muchas veces y me llama la atención.


Barranco de Arrigal desde Arafita. 

            Los primeros giros tras recuperar los esquís son sobre nieve costra pero enseguida desaparece prácticamente y un descenso cortísimo nos mete en la polvera del rellano que sin inclinación nos va a obligar a soltar taloneras y foquear.


Allá se queda Arafita.

            Alcanzado un punto bajo de nuestra trayectoria en el Barranco Arrigal, ponemos pieles y comenzamos a foquear suavemente  cuesta arriba en busca del Collado Bocalé.


Llegando al Collado Bocalé.

            Antes de llegar y confirmando mi apreciación desde Arafita, nos encontramos con un grupo de raquetistas franceses que han venido desde el Portalet pero que se van a dar la vuelta. Serán los únicos seres vivientes que veremos en el día a excepción de un par de rebecos.


Fin del Foqueo del día.

            Alcanzado el Collado de Bocalé nos detenemos para comer un poco en unas piedras del mismo y a comprobar la finísima y delicada brisilla que viene fresca del este.
            Son las dos y cuarto y media hora después nos echamos para abajo como un mero trámite para acabar la jornada pero el sol ha hecho su trabajo ablandando un poco la nieve dura y transformando ligeramente la nieve polvo lo que nos va a proporcionar un descenso agradablemente inesperado, quizás como compensación a los poco rentables esfuerzos del día. Ya es sabido que, para el que quiera esquiar, Arafita no es un objetivo demasiado adecuado; sus compensaciones son otras y en un día con riesgo de aludes muy alto, ofrece sus atractivos.


Nos lo habíamos merecido.

            Alrededor de las tres y cuarto saltamos la trinchera que las quitanieves han hecho en la orilla de la carretera y nos llegamos al coche con 550 metros de desnivel en las piernas y un cansino foqueo en ambos sentidos. Podía haber estado un poco mejor pero qué le vamos a hacer. Eso nos pasa por adelantarnos tras la última nevada en busca del paraíso de los traveseros.

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