6 jul 2020

38-20. COTIELLA EN UNA LARGA VUELTA. 4-7-2020.


Cotiella desde la Ereta de las Brujas.

Refugio de Armeña, Collado de Cotiella, Cara Este, Cima de Armeña, Ereta de las Brujas, Movisones Gran y Chico, Cabo es Medians, Pala del Puerto y Valle de Lavasar.
007-2020.
Salida 07:15 h. Llegada 17 h.
Sol.
Bastante fácil.
Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa de Cotiella procedente de Iberpix. Vía en amarillo.

            Tras una larga y estupenda noche en el Refugio de Armeña llega el 4 de Julio de 2020 a una hora prudencial, son las seis y media de la mañana cuando nos levantamos. Tres cuartos de hora después, hemos recogido todo y desayunados, nos ponemos en camino: nos espera una jornada peleona.

La Este de Cotiella desde Armeña. 

            Caminamos al oeste ascendiendo un tramo de pedrera tendida que enseguida busca cobijo en el praderío y lo hará con la máxima frecuencia posible tratando de recorrer lo más incruentamente posible el Lapiaz de Riancés.
            Llevamos a nuestra derecha las Paredes de la Cresta de Armeña y al frente blanquecino y luminoso aparece la Pirámide de Cotiella, justo al oeste de la Brecha de las Brujas que es a dónde parece dirigirse nuestro camino.

Acercándonos al Collado de Cotiella.

            No será así, y resalte a resalte, lleno de hitos, se irá acercando a la base del pico para girar poco a poco y ponerse casi al sur alcanzando las pedrizas bajadas del pico y en las que anidan moribundos neveros que el camino solamente roza.
            Nuestra brújula es ahora el conjunto de paredes que defienden el acceso al Collado de Cotiella previo ascenso medianamente penoso de una inclinada y descompuesta pedriza que nos deposita en la base de las paredes.

Remontando la Pared Bajo el Collado de Cotiella.

            Hay un par de corredores que permiten iniciar el ascenso de la pared, el de nuestra derecha más limpio por menos transitado que el de nuestra izquierda que está lleno de basura y es más amplio. De cualquier forma, se pueden unir por varios puntos para proseguir por una ladera muy inclinada en la que hay que apoyar las manos de vez en cuando y tener cuidado de no apedrear al que pueda andar por debajo y llevamos a tres pero a prudente distancia además de alejados de la línea de tiro.

Casquete Somital Sudeste de  Cotiella.

            Van a ser las nueve de la mañana cuando alcanzamos el Collado de Cotiella situado entre Cotielleta al sur y Cotiella al norte, a 2665 metros de altitud.
            En este punto tenemos la opción cómoda y larga que consiste en faldear bastante horizontalmente en busca de la arista sudoeste  para ascenderla seguidamente de manera muy fácil, o remontar al nordeste en busca del Casquete Somital Este.

Remontando el Casquete Somital de Cotiella. 

            Hay caminos en las pedrizas correspondientes y nos decantamos por la vía más directa a la vez que ascendemos un tramo a la sombra que nos propicia la arista sudeste y que se agradece en una mañana, cálida como esta, en la que no hemos visto ni rastro del patrón de norte anunciado.

Reduno y Cotielleta desde Cotiella.

            El caminillo nos lleva a un pequeño hombro de la arista situado en el arranque de la pared somital ligeramente por debajo de los 2800 metros y desde allí faldeamos unos metros al oeste y nos introducimos en la pared este por un corredor algo erguido en el que hay que emplear las manos.
            El ascenso del tramo final de pared que tendrá alrededor de 125 metros siempre es fácil salvo un pequeño tramo que cuenta con la caliza bastante rota en la que hay que tener un poco más de cuidado.

En la Cima de Cotiella. 

            Son las nueve y media de la mañana cuando alcanzamos la Cima de Cotiella situada a 2912 metros de altitud. Se trata de una cima amplia y alomada, adornada de neveros residuales al este y con un vértice geodésico en el que nos sentamos a echar un bocado mientras se secan nuestras espaldas.

Bajando a la Ereta de las Brujas.

            Cotiella tiene unas espléndidas vistas aunque se encuentra bastante alejado de las mismas: el Moncayó remotísimo, Guara y Oroel todavía distantes lo mismo que Partacua y Tendeñera; Ordesa más próximo, Munia, Perdiguero, Posets, Aneto e incluso Besiberris de oeste a este. Más cerca Montañesa, Solana, Suerio, Fulsa, Suelza, Llerga, Movisones y aquí mismo Ramon de Espouy y la Cresta de Armeña, Reduno, Turbón y Cotielleta también haciendo círculo en sentido de las agujas del reloj.

Pasaremos cerca de la Brecha de las Brujas. 

            Tres cuartos de hora después, cuando llega el personal, levantamos nuestra mesa e nos vamos a la Ereta de las Brujas.
            Para ello hay que descender la cara oeste que es un pedregal uniforme y bastante estable, visible desde Sabi y contenido entre las aristas sudoeste y noroeste. Hay una depresión que parece con algunos neveros residuales  que se adentra en la Ereta en dirección noroeste y una zona de paredes próximas a ésta última.

Por fin aparecen los Movisones.

            Bolo a bolo nos vamos para abajo soslayando algunos neveros que tienen todavía la nieve dura en esta orientación hasta que tropezamos con un caminillo que posiblemente vaya a la Pala del Puerto para conectar con Lavasar o Ribereta y nos puede interesar.

La este del Movisón Gran.

            El camino, muy prudente,  evoluciona al norte algo alto para cruzar recién nacidos barrancos y atravesar algún crestón en la zona próxima a la Brecha de las Brujas para seguir llaneando bajo la amplia pared de la Pala del Puerto sobre los 2450 metros de altitud.
            Pensaba bajar hasta los 2400 y faldear a esta altitud pero no hay problema, en cualquier caso vamos a cambiar recorrido por desnivel, algo que teníamos calculado desde la primera vez que atravesamos la Ereta de las Brujas que fue en sentido contrario. Hoy el sedero lleno de hitos nos lo pone fácil.

Remontando la Sur de Movisón Gran.

            Por si alguien no lo sabe, la Ereta de las Brujas es un rellano kárstico de colosales dimensiones pues, solamente por curiosidad, he calculado que tendrá alrededor de 1000 hectáreas y eso son palabras mayores además de que ópticamente te engaña continuamente. Hoy tenemos la suerte de contar con algunos neverillos en los que reponemos agua no olvidando la experiencia de la sed del Atlas.

Erísimo en Movisón Gran.

            De cualquier forma nosotros tenemos nuestro objetivo en el noroeste donde nos esperan los Movisones y cuando aparecen de nuevo a nuestra vista ocultos por la Pala del Puerto respiramos pues sabemos que se había cumplido el segundo reto del día. Juan que no conocía Cotiella disfruta de estreno.

Las cabras domiciliadas en Movisón Gran.

            Alrededor de las doce estamos en el collado entre los Movisones. Estamos a 2430 metros de altitud. Dejamos las mochilas y nos vamos para arriba por su arista este para luego derivar un poco a la cara sur. Se trata de una pared muy escalonada y fácil, apropiada para las cabras y donde encontramos a una pareja que baja. Las cabras están hospedadas en la cima.

Hacia Movisón Chico.

            Son alrededor de 150 metros de desnivel que se suben en poco más de un cuarto de hora y que nos depositan en la parte este de la alargada cima  situada a 2601 metros de altitud.
Contemplamos Llerga aquí mismo, Montañesa y la Solana muy cerca y echamos una visual a las puntas de las Peñas de Lavasar: no va a ser nada fácil llegar hasta allí.

Esperando en la Cima de Movisón Chico.

Desandamos camino primero de arista y luego de pared con los ojos puestos en la Doble Cima del Movisón Chico. La punta norte tiene mala pinta.
En el collado se abre un corredor que no nos interesa además de que creemos que está cortado; recuperamos las mochilas y ascendemos al este hacia Movisón Chico. Hay que remontar unos pocos metros para faldearlo por el sur y alcanzar el collado situado al este para ver si mejora la pinta.

Trepando a Movisón Chico.

La Cima Sur del Movisón Chico se eleva una treintena de metros por encima del collado y se puede ascender cómodamente por cualquier parte. Se trata de una antecima de la Punta Norte.
Para alcanzarla hay que perder una veintena de metros por una fina arista que se ahonda al norte en busca de la brecha de separación. Llego delante y me bajo con cuidado para ver cómo está la arista ya que no veo corredor utilizable.

Dejando atrás el Movisón Chico.

En la brecha se aclara el asunto: hay que trepar unos primeros metros a toda cresta fácil y con sobradas presas para luego alcanzar un pequeño nicho del que se sale con un paso largo, también con buenas presas, que te deposita en un prequeño gendarme,  faldeable por el este y se termina con un corrdorcillo tumbado y corto.

En Cabo es Medians ojeando los neverillos de la Pala del Puerto.

Desde la Cima del Movisón Chico a 2535 metros de altitud, es la una y cuarto, contemplaré las evoluciones de mis chicos. Luego, reunidos en la cima, hacemos  la foto de la constancia y de vuelta para abajo desandando camino con cuidado.

Los Movisones se quedan  atrás como perrillos falderos cansados.

El siguiente corredor que nace entre Movisón Chico y la Loma Cabo es Medians creo que se puede bajar pero las agujas quedan muy distantes y separadas por crestones que no sabemos si nos dejarán pasar; así que, no quedará más remedio que proseguir hacia el este sabiendo que la Pala del Puerto tiene una llave para nuestro objetivo y con la esperanza de poder atajar.
Hay unos neverillos en la Noroeste de la Pala del Puerto que nos pueden proporcionar agua y hacia allí, en ligero ascenso, nos dirigimos para comer.

En busca del paso en la Pala del Puerto.

El primero de ello colma todas nuestras aspiraciones y bebemos agua como patos a la vez que comemos a gusto, son las dos menos cuarto.
Media hora después, con las cantimploras llenas de nuevo y la esperanza de poder atajar algo nuestro acceso al Valle de Lavasar tratamos de faldear la Pala del Puerto cosa que será imposible al tener su cara nordeste cortada por una imponente barrera caliza vertical, con lo que ya nos tienes remontando suavemente hasta alcanzar la cabecera y alargándonos largamente, valga la redundancia, por la cabecera de la misma.

Puntones Royos y la Una desde la Pala del Puerto.

La parte más alta de la Pala del Puerto, a 2625 metros de altitud, es un crestón estrecho cortado por laderas inclinadísimas cuando no verticales que se alarga hasta su extremo este. Allí una diminuta brecha y unos hitos dan paso a una vira estrecha e inclinada que parece hecha a pico y que permite descender con cuidado una cincuentena de metros hasta alcanzar las pedrizas.

Descenso de la Pala del Puerto hacia el Collado de la Rivereta.

Estamos a la altura del Collado de la Rivereta del que arranca al nordeste el Barranco de la Rivereta que muere en el Ibón de Basa de la Mora y dónde se inicia el Valle de Lavasar orientado al noroeste pero para llegar al mismo hay de por medio un nevero residual inclinado que pasamos con cuidado y sin necesidad de utilizar los piolets que hemos traído exprofesamente para este punto y un caos de depresiones y crestones todo en medio de grandes bloques calizos que no sabemos de dónde habrán venido.

Las Agujas de Lavasar espléndidas.

Son las tres de la tarde cuando nos asomamos a la Rivereta y dándole la espalda nos echamos Valle de Lavasar para abajo. Bueno, echarnos es un decir porque se trata de un valle larguísimo, rectilíneo, completamente pedregoso y de poca pendiente que nos va a poner a prueba a estas horas de la tarde.
Tiene algunos pequeños neveros residuales en el fondo de las depresiones que buscamos como posesos para tratar de refrescar los pies, hemos pasado bajo la Peña de la Una que hemos dejado a nuestra derecha sin ascender, luego los Puntones Royos y ahora frente a Punta Litas se encuentran las espléndidas Agujas de Lavasar, dos torreones gemelos de caliza rojizas que tienen a sus pies el último nevero del valle y un ibonciecho  diminuto que acompaña graciosamente a las agujas y sus gendarmes traseros.

Atrás se quedan Puntones Royos y Lavasar con su cara menos estética.

Hacemos las consabidas e inevitables fotos desde nuestros 2300 metros de altura y continuamos para abajo al encuentro de los primeros pinos y las primeras manchas de pratenses que nos anuncian que el final del valle está próximo.
 No será así ya que el valle es más largo que un año sin pan o al menos así nos lo parece y tras un potente resalte se alargará entre pinos hasta que tenga la venia de propiciarnos un poco de sombra y nos deposite después en la viejísima Pista del Monticiello.
Solamente nos queda atravesar una enorme pedrera para situarnos en la ladera derecha del valle y caminar los últimos cientos de metros que con la agradable blandura del praderío y la sombra de los viejos pinos negros nos depositan en la pista, unos metros debajo del Refugio de Lavasar donde tenemos el coche. Son las cinco pasadas.

En la pista cerca del Refugio de Lavasar.

Subiré sin mochila a buscarlo y a rescatar las cervezas que dejamos a la sombra de un enebro y que tomaremos con sacrosanta devoción ya que a pesar de estar calentorras, he tenido la picardía de vaciar mi cantimplora y llenarla de nieve en el nevero de las Agujas de Lavasar: la gloria tiene que ser algo así.
Solamente nos quedan un par de horas de coche para bajar la pista cómodamente y hacer la carretera hasta nuestra casa. No sé cómo hemos podido meter dentro los alrededor de 1600 metros de desnivel acumulado y mucho menos el enorme recorrido  de la jornada. La Ereta de las Brujas… eso son palabras mayores, pero para eso estamos nosotros.

          Otras actividades en la zona:
Cotiella,  1-5-97, 17-7-06, 28-8-11,
Movisón Gran: 17-7-06,
Cotielleta:  28-8-11,

2 comentarios:

  1. Hola Mariano.

    Y tan larga la vuelta! Buff, mucha piedra y pocas sombras, nada más que en los neveros pudisteis coger agua y remojaros.

    Un saludo.

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  2. ¡Hola Eduardo!
    Para recorrer la Ereta de las Brujas y la Zona de Cotiella es mejor saber de qué va el asunto. Nosotros ya lo conocíamos pero a pesar de ello los neverillos nos fueron muy bien pues en días así acabas con todo lo líquido que llevas.
    En cualquier caso, la sed tiene un componente mental importante y sed, lo que se dice sed, solamentge la hemos experimentado un día en el Atlas y te puede llegar a poner en jaque.
    ¡Que vaya bueno!

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